de conocer y no dejar de ser extraños

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A la mañana siguiente Harry baja a desayunar y eso parece ser un evento extraordinario.

El semblante de su padre incluso parece iluminarse al reparar en la imagen del chico apareciendo en la mesa tan temprano en el día. Viste una sudadera holgada con las mangas cubriendo sus manos hasta los nudillos y el par de pantalones de pijama con el que habitualmente lo ve. Su aroma a moras le parece tan intenso, pero placentero para su nariz. 

Sus miradas se cruzan por algunos segundos hasta que Louis es el primero en desviarla no con incomodidad pero sí con un ligero nerviosismo. 

Harry por supuesto no habia hecho el menor intento de buscarle la noche anterior luego de toparselo en el pasillo. Había pasado alrededor de una hora encerrado en el baño y sin ninguna intención de ser buscado. De algún modo lo agradece, por otra parte sólo se entristece de haber estado solo como siempre.

Aún así, el omega es bienvenido exhaustivament por su padre como si fuese aquel primer día de su llegada. 

—Buenos días Harry, por favor toma asiento con nosotros anda —Thomas hace una seña con la palma de su mano para que se siente en la silla justo al lado de Louis, quien suelta un suspiro antes de recorrerse unos centímetros y dejarle espacio. —Espero que te gusten los waffles porque es el menú de hoy. 

—Por supuesto señor Tomlinson. 

El chico responde con una pequeñísima sonrisa que le provoca poner los ojos en blanco. No le cabe duda alguna de que aquella simple respuesta ha sido el tono más amable que nunca antes utilizó con él. O aquel tipo es un falso, o tiene un asunto personal con Louis. 

—A Louis le encantan. Son sus favoritos. 

—Pa...

—Sobre todo con crema de maní, que por cierto, se nos acabó. Tendrás que ir por más al supermercado hijo. 

El omega suspira y se esconde en su taza de té. Lo que menos quiere en estos momentos es salir al pueblo luego de lo sucedido la noche anterior, aunque sabe que ocultarse para siempre tampoco sería una opción.

—Iré en cuanto pueda. 

—Harry puede acompañarte. Sirve que conoce un poco más por aquí —su padre dice con una sonrisa mientras se encarga de colocar el desayuno sobre sus platos. Su vista se dirige al otro chico para toparse con que el sonrie de esa forma, tensa. —¿Verdad que si? 

—Yo, uhm, claro. 

—¡Excelente! Ya tienen un plan juntos. 

—Magnifico. 

Louis dice entre dientes pero su padre no parece prestarle mucha atención a su tono, pues luce igual de entusiasmado por lo que acaba de decir. Le echa una mirada a Harry quien se mantiene en silencio y comienza a dar pequeños bocados de su comida. Para ser sincero, ni siquiera tiene tanta hambre en esos momentos. 

Pasan algunos minutos en donde cada quien se dedica a sus asuntos en sus platos, hasta que es su padre el que de nuevo rompe el hielo instalado en la mesa. 

—Así que Harry, dime. 

—¿Si? 

—¿Está todo bien en tu habitación? ¿No te parece demasiado fría? Porque de ser asì Louis puede cambiartela por la suya. 

Entonces el mencionado tose efusivamente cuando el té caliente se atora en su garganta de la pura sorpresa. Las miradas se posan sobre él y su pequeño escándalo de tos hasta que puede normalizar su respiración, pero no disimula su semblante estupefacto. 

Que diablos...

—Oh, no es necesario realmente.

—Con confianza puedes decirme ¿vale? Estoy seguro de que Louis no tiene ningún inconveniente al respecto. 

Moka pot MondayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora