Presente
El Jeep se había estacionado hace varios minutos en el la base del área científica, pero yo seguía paralizada en el medio del asiento trasero. Oía murmullos a mi alrededor, pero nada podía sacarme del trance en el que me encontraba.
Me sentía aislada de todo, muchos se acercaron a mi e intentaron que bajara, pero yo no podía ni levantar la mirada. Había un vacío que recobraba forma en mi interior, ya había sentido este dolor antes, era muy similar.
Ella... No puede haberse ido también, esto debe ser una equivocación. Es imposible, como si quiera pudieron causarle eso? Ella es indestructible, su regeneración debe haberse activado inmediatamente, para estas ocasiones es que estuvo preparándose todos estos años.
Levantó la vista en un movimiento rápido y brusco, bajo del Jeep y salgo corriendo tropezando con todos los que se atravesaron en mi camino. Ya adentro no estaba segura dónde podría encontrarla, no conocía casi nada de esa instalación, exepto... Corro rápido ya con una dirección en mente, seguro allí encontraré respuestas o por lo menos alguien que me guíe a ellas.
En cuanto abro la doble puerta del lugar, me encuentro con el general.
— General Connor — le dedicó un saludo militar. Estaba sentado en el mesón de la sala de conferencias, la luz del proyector era lo único que iluminaba las paredes blancas del gran salón. El miraba una grabación de los primeros experimentos, Cass estaba ahí junto con unos científicos, solo alcanzaba a ver sus espaldas ya que estos estaban observando como ella daba instrucciones sobre la estructura del potenciador. El general no dijo nada por algunos minutos, hasta que decidió levantarse y apagar el proyector.
Inmediatamente las luces se encendieron y el se volteo a mirarme, había algo en su mirada que me lo decía, ella ya no estaba. Y así como yo sentía que el dolor se expandía por todo mi ser, el también lo estaba sintiendo. Solo podía mirarlo, no quería oír la confirmación porque sabía que en el momento en que esas palabras salieran de su boca, no habría marcha atrás. Justo en el momento antes de que hablara, sali corriendo del salón. La puerta se estrelló mientras yo me frenaba de golpe, llamando la atención de los que se encontraban afuera en la sala de espera, habían alrededor de diez personas, incluyendo al personal directivo, científico y militar.
Todos me observaban con sigilo mientras yo me dirigía a la recepción del lugar, en esta esperaba Erick , aquel que veía todas las semanas al entrar en este lugar. Mi entrada al edificio no fue la mejor, por ello no los note cuando llegue. Hoy no estaba la misma sonrisa, había pesar en su mirada. Mientras más me acercaba, estaba más segura de que diría algo.
— Arabella, yo... Lo siento much..
— ¿Dónde está? Erick — lo corte, no quería lastima, sobre todo porque no iba a creer en esto hasta verlo con mis propios ojos.
— Sabes que no puedo darte esa información, no tienes permitido entrar en las otras áreas del edificio.
— Solo necesito verla, Erick. Tengo que confirmarlo. Te juro que no me iré de aquí hasta que me dejen verla — Se me hacía difícil hablar en ese momento, las lágrimas exigían salir, y el nudo en mi garganta incrementaba a medida que iba pasando el tiempo.
Erick me miró unos segundos con sus ojos café, me escaneó y luego asintió. Se levantó, tomo las llaves del escritorio y me guío a través de varios pasillos largos. Luego bajamos por unas escaleras que nos llevaron al sótano, donde caminamos hasta un gran ventanal que se encontraba al final, este dejaba ver una camilla, donde reposaba el cuerpo, estaba cubierto por una manta blanca. Yo lo analice por un tiempo, pero necesitaba más, tenía que confirmarlo.
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Frenesí
General FictionTras la perdida de sus padres, la vida de Arabella da un giro algo complicado. Es llevada a una organización, donde un grupo de chicos es sometido a un estilo de vida preparado para que se active un gen oculto en su interior. Lo que no esperaban, e...