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Asui admiró con concentración el libro en sus manos, pasando hoja tras hoja con delicadeza. Estaba ahí en total tranquilidad y silencio, disfrutando su lectura, hasta que en una de las hojas vió un maltratado destacador. Pasó con suavidad la yema de sus dedos sobre este, creyó que una frase linda se ubicaba en el sitio, sin embargo tras leer, no halló nada que resaltar.
Sobre el pequeño papel logró leer "hoy, aquí", haciendo que su confusión incrementara. Ladeó la cabeza, seguramente la persona que lo adquirió antes no lo terminó antes de devolverlo, y para cuando lo volviese a pedir, reanudaría su lectura donde la dejó.
Ella entendía lo frustrante que es perder la página del libro que estás leyendo, aunque más bien depende de qué tanto te guste.
Mientras pensaba en ello, la puerta se abrió abruptamente asustándola, provocando en ella un respingo, y que mirase de inmediato hacia la puerta. Ahí parada, vió a una chica.
Curiosa y confundida, la observó antes de dejar su libro sobre la mesita junto a su camilla, y un pétalo de las rosas rojas que estaban en agua sobre el mismo sitio se calló ante el acto.
— Oh, lamento haber entrado así. — Se disculpó la linda muchacha de mejillas carmín.
— Descuida. — La chica parecía despistada, pero, tierna y brillante. — ¿Acaso.. Se perdió? —.
— Y-yo.. — Desvío la mirada, sus mejillas se tiñeron de un suave rojizo, mientras hacía un mohín con sus belfos e inflaba sus mofletes.
Tsuyu juró haber escuchado un "1.. 2.. 3.." demasiado bajo. Entonces la chica de cabello corto y castaño se acercó unos pasos, sonriendo relucientemente.
— Soy Ochaco. Ochaco Uraraka. Es un gusto. — Sonrió y Tsuyu repitió el acto.
— Soy Tsuyu Asui. —
— Un gusto Tsuyu-chan. — La chica se acercó un poco más y dejó caer sus manos a cada lado. Parecían estar temblando. — ¿Qué tal tu día? ¿Estabas leyendo? —.
Poco a poco, y con más esfuerzo puesto por la castaña, comenzaron una charla.
Asui jamás imaginó que hablar con una desconocida podía llegar a ser tan fácil. Aunque más bien, fue gracias a la castaña. Era carismática y alegre, aunque parecía algo nerviosa. No sabía cuánto tiempo pasó, pero se quedó un buen rato charlando con ella de varias cosas, muchas para recordar.
La chica de cabello verdoso jamás había tenido una amiga, pero esta vez incluso se hizo peinados con esta muchacha. Le gustó tanto el lazo que hizo en su espalda, que le pidio luego que no lo deshiciera. Quería quedarse con ese estilo.
Incluso Ochaco le dió unas trabas con figuras de flores que le quedaban realmente lindos. Actuaban con la confianza de como si ya se conocieran de un buen tiempo, aunque Tsuyu supiera que no era así.
