Capítulo 5: Latest.

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   — ¿Cuál te gusta? —

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   — ¿Cuál te gusta? —.

— La verde. — Bakugo rió bajo. — ¿Qué sucede? —.

— Ese sabor es nefasto. —

— Claro que no. —

Se quejó Tsuyu mientras Katsuki introducía el billete en aquella máquina expendedora, poco después dos latas de refrescos salieron, una verde y una anaranjada. Asui probó la suya, y pronto una mueca de desagrado se plasmó en su rostro.

— ¿No te dije? —. Tomó la lata que sostenía la chica y la intercambió con la suya. — Prueba esa. —

Tsuyu dió un sorbo, y su rostro lo dijo todo. Sus mejillas se tiñeron de un suave bermellón, estaba fascinada por aquel sabor tan dulce de la naranja mezclada con mango y gas, no como esa limonada que parecía no tener ni pizca de dulzor.

— Esperame un momento. Entraré a mi oficina a buscar algo. —

— ¿Su oficina? —. Sostuvo la lata cerca de sus labios dando pequeños sorbos.

— Es.. Esta, —. Tsuyu vió una puerta a unos pasos de la máquina, y a Bakugo abriéndola. — vinimos ayer, ¿sabes? —. Murmuró bajo con una sonrisa pequeña.

— Está.. Junto a la máquina expendedora de bebidas. —

— ¿Quieres entrar? —. Tsuyu alzó las cejas. — Adelante. —

Bakugo encendió la luz y corrió las cortinas de las ventanas dejando que la luz de la luna llena ayudara a la iluminación, mientras Tsuyu entraba y examinaba todo lo que podía con la mirada. Era un sitio bastante organizado, de hecho, sentía si movía algo medio centímetro, sería bastante notorio. Asique Bakugo era del tipo estricto en demasía.

— Es lindo. —

— Puedes sentarte. — Señaló unos sofás y Asui tomó asiento.

Bakugo comenzó a revisar unos papeles, y Asui continuó observando mientras terminaba su bebida. Vió una mesita junto al sofá, y sobre esta un cuadro. Parecía ser Katsuki junto con algunos compañeros de trabajo, vistiendo su uniforme.

— Realmente.. Te gusta tu trabajo, ¿verdad? —.

— Está bien. — Abrió un cajón y tomó una máquina, justo antes de acercarse a Asui. — Tsuyu. Quiero que me ayudes con algo. —

Asui miró confundida al chico mientras este se quitaba la bata y luego el suéter quedando solamente con una playera, para volver a tomar la máquina de rasurar.

— Este fin de semana será la celebración de un amigo muy importante para mí, y quería una nueva imagen. — Alzó la máquina, entonces Asui comprendió.

— ¿A-ah? ¿Quiere que yo..? —. Se señaló a sí misma levantándose de golpe del sofá.

— ¿Podrías? —. Sacó una de las sillas del escritorio y se sentó en ella alzando la máquina aún.

𝗟𝗢𝗦𝗧. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora