3 - Tom Y La Mercancia

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CF: Es sobre Alexander...
MR: ¿Blackwell? Renunció hace poco, ¿No? – Lo vería extraño.
CF: S-Si... algunas cosas desaparecieron y como recordara, hace unos meses ocurrió lo mismo... y revisando las cámaras de seguridad dimos con Alexander, tomó algunas cosas sin permiso... deberíamos hac... – Marco lo interrumpiría.
MR: Gracias por informarme sobre esto – Voltearía nuevamente con Francis – ¿Te podrías encargar de el? Llegaron unos C4 no hace tanto
FW: Si, señor, yo me encargo – Asentiría y saldría de la sala. Tomaría el elevador que bajaría llevandolo al estacionamiento. Al abrirse las puertas caminaría hasta una camioneta y entraría en ella. En su pecho llevaba una radio que tomaría y oprimiendo un botón hablaría – ¿H, estas? Soy F. Cambio...
HG: Si, ¿Ocurre algo? Cambio – Se escucharía por la misma radio.
FW: Necesito que traigas los nuevos C4, te veo en la entrada del edificio, cambio.
HG: Bien... cambió – Francis aceleraría la camioneta y saldría del estacionamiento.

Ambos sujetos ya estaban en la camioneta que iba avanzando a una velocidad media. Ya era de noche teniendo como luz solamente las luces de los autos, las farolas y la luna.
HG: Entonces... Es explotar la casa de Blackwell, ¿No? – Voltearía a ver a Francis quien asentiría – Y... ¿Sabes donde vive?
FW: Los gafetes que se les entrega a cada empleado tiene un localizador por si llega a ocurrir cualquier cosa... Como la traición... Solo espero que en donde esté ese gafete, sea su casa... – Voltearía a ver el GPS indicando que su punto estaba cada vez más cerca al otro punto. Un gafete colgado en un perchero se vería y de él desprendería una leve luz roja, que se encendía y apagaba diferentes veces. Era la casa de Alexander y como su propietario, se le vería pasar caminando.
AB: Rosie... ¿Compraste pañales hoy? – Se asomaría en la puerta del baño riendo levemente por lo que Rose pararía de cepillar sus dientes.
RL: ¿Pogge? – Hablaría con el cepillo en la boca sonriendo y viendo a Alexander por el espejo.
AB: Bueno, tú pequeñín no huele bien – Vería a su hijo que igual a su padre se asomaría en la puerta del baño, viendo a su madre y sonriendo – ¿O esa es mamá, Kai? – Reiría viendo al pequeño quien respondería asintiendo la cabeza con una sonrisa.
RL: Eyyy! – Sonreiría volteando a ver a ambos.
AB: Corre, corre, corre que se enoja – Reiría apresurando al menor quien con solo escucharlo saldría corriendo hasta su habitación – Es rápido para tener tres años...  – Rose escupiría el agua con la que se habría enjuagado la boca – Oye... estaba pensando en algo... – Diría acercándose a ella.
RL: Te escuchó – Voltearía hacia Alexander a quien se encontraría a centímetros de ella, cosa que haría que sonrojara – Ay...
AB: Bueno, ahora que estoy buscando nuevo trabajo... qué tal si igual buscamos otra casa... una un poco más grande, ¿Que dices? – Sonreiría viendo a Rose.
RL: Pues hace unos días pensaba lo mismo y pensé en comentártelo – Le sonreiría de vuelta.
AB: ¿Que tal si el sábado vemos unas casas por George Town? – Rose asentiría al escuchar la pregunta y Alexander le daría un pequeño beso. El momento sería interrumpido por un pitido, un sonido algo extraño que vendría de fuera – Mmh... ¿oíste eso? – Vería a Rose confuso pero sin perder la actitud alegre. El mismo pitido se volvería a escuchar haciendo que Alexander se pusiera a pensar un segundo de donde vendría – Ve que él niño este bien... – Diría saliendo del baño en dirección a la habitación principal. Estaría viendo a todos lados mientras el pitido se escuchaba más claro, no sabía de donde vendría.
RL: ¿Que pasa? – Diría preocupada cargando al pequeño Kai mientras se dirigía hacia Alexander, el llevaría su dedo índice a sus labios para guardar silencio y poder escuchar mejor el sonido, este empezaría a tener una continuación de veces más apresurada alertando a Alexander.
AB: No es cierto... ¡ROSE, SAL AHO... – Alexander sería interrumpido por la misma explosión ocurrida en su casa. A esto, todo el vecindario saldría a ver lo que ocurría, encontrándose con varios escombros que venían de una ya casa destrozada y en llamas.
FW: Eso sería todo... – Tanto Francis como Harold vieron el espectáculo por los retrovisores de la camioneta.
HG: Ya hay gente fuera de casa... – Francis al escuchar esto, aceleraría el auto marchándose del lugar y dejando la casa devastada.

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