Besos sabor sangre

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Primer acorde: último beso.

393 palabras

Canonverse

Advertencia: hurt/no confort (?(   

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A Kisame le gustaban los besos con sabor a sangre.

La primera vez que tuvo la lengua de otra persona dentro de su boca, no quiso evitar que el filo de sus dientes creara un hilo rojo, sazonando el deseo juvenil.

Desde entonces, había tomado el hábito de ofrecerle un trato rudo a los labios de sus parejas.

Dominaba. Devoraba, tal y como lo haría una fiera sedienta.

Así solía ser, hasta que llegó Itachi.

Antes de que siquiera pensara en lamer la sangre que quería hacer correr por su barbilla, él lo había amenazado con el Mangekyou en los ojos y el kunai en la mano.

Pronto entendió que era mejor contenerse.

Comenzó a besar lento, con cuidado. Y, con el pasar de los años, comenzó a besar con cariño.

Aún así, de vez en vez, aprisionaba su lengua o su labio inferior entre sus dientes y provocaba que un par de gotas rojas emergieran. Cuando sucedía, con los rostros aún juntos, reía la travesura hecha. Hace tiempo que Itachi había dejado de amenazarlo. A veces, incluso, le acompañaba con una breve sonrisa.

Y entonces la vida continúa su curso, sin piedad ni misericordia.

Los ojos de Itachi, poco en poco, se cansaban más rápido. Él había dejado de leer por las noches. De la misma forma, de poco en poco, su ropa comenzaba a quedarle grande. Se apagaba.

Y el sabor de la sangre enferma reclamaba un lugar permanente dentro de su boca.

El dolor en el pecho comenzó a serles una condición natural. Todo se termina. Ambos hacen lo posible por ignorarlo, por esperar con fría indiferencia el final. Sabían que así sería. No hay sorpresas. No hay lamentos, o, al menos, ninguno que se haya expresado en voz alta.

Hoshigaki se siente estúpido por el recuerdo de desear llenarse los labios de la sangre caliente de su compañero. Los besos que antes le llenaban de energía ahora son un recordatorio permanente, amargo.

Entonces, el día llegó.

Le informaron que la pelea había terminado, ahora tenía la orden de recuperar el cuerpo de su compañero. Llovía

Acarició con suavidad el rostro del muerto. Sus dedos tocaron la piel húmeda y, con el cuidado que Itachi le había hecho aprender, cerró sus párpados.

Acercó su rostro, se despidió de él.

Estaba frío, y en sus labios tenía impregnado el asqueroso sabor de la sangre.

KisaIta One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora