Un nuevo comiezo

| Ultima opción |

El suave sonido del agua cayendo relajaba a la mujer, sabía que estaban seguros aquí, por lo que se permitió despejar su mente de lo que paso a algo más. Un plan tal vez.

Miro al pequeño en el otro extremo de la manta que puso a las cercanías de la cascada, jugaba con uno de los juguetes que le compro, como si fuera un simple bebe normal, porque básicamente eso era: un bebe.

Un bebe que no tenía la culpa de nada.

Se veía extremadamente tierno con todas sus risitas que soltaba mientras jugaba. Arlet en cambio no me encontraba tan alegre.

La reacción de los Cullen habían sido iguales que la de cobrizo, a la chica le hubiera gustado saber que hubieran dicho si este no los hubiera influenciado.

Su mente vago desde sus reacciones hasta... hasta Nerea.

Se preguntaba que hubiera hecho, y la respuesta venia de inmediato, ayudarlo. Nerea no hubiera dejado que algo le pasara, ni a alguien que quería ni a un enemigo. Así era su hija, pura y abnegable.

Estaba tan concentrada y perdida pensando en ella, que no se dio cuenta de las inaudibles pisadas, para los humanos peque que para seres como ella era perceptible, del vampiro que se acercaba, hasta que lo tuvo a menos de un metro.

- ¿Que, también vienes a tacharlo de monstruo? Mejor lárgate por donde viniste, no estoy para soportar a un vampiro melancólico.

-No-Declaro, ganándose la atención de ambos- Él tiene los sentimientos más puros que haya sentido, y no creo poder llegar a poder llamarlo monstruo, además, no necesito mucho para darme cuenta de que es un pequeño angelito. - Termino el rubio ganándose una sonrisa de la castaña, y los balbuceos del bebe intentando hablar.

Pero al no lograrlo, se concentra lo suficiente entrando a su mente, sin ser percibido por el rubio.

- "Gracias, pero no me gustan los ángeles"-Hablo una tierna voz de un niño en su cabeza.

-Que fue eso? -Dijo el vampiro buscando a en sus alrededores al responsable.

-Es el- Arlet señalo al bebe, que los miraba atentos todavía jugando con un sonajero- Al parecer es su don, puede acceder a la mente, es su forma de comunicarse

Una idea fugaz cruzo por la mente del rubio 'Los Vulturis'. El en cuanto se enterarán de lo que era harían absolutamente todo para obtenerlo, o destruirlo, y eso le preocupaba.

-No es raro que lo tenga. Edward puede leer los pensamientos y Bella tiene un bloqueo contra los dones mentales. En conclusión, ambos tienen dones que implican a la mente, por herencia obtuvo uno igualmente- Jasper analizo. Era increíble que un bebe pudiera tener ese don.

- "Puedo saber tu nombre?"-Jasper oyó de nuevo la voz en su cabeza, pero ahora sonrío y asintió en dirección al bebe.

-Mi nombre es Jasper Hale, y soy tu tío-Este se acercó a pasos lentos, sentándose en una de las esquinas de la manta quedando frente a ellos.

Por alguna razón la sangre del niño no le atraía al punto de querer saltar a su cuello y dejarla seca, sino que quería estar cerca de él y protegerlo, pero había otra cosa, algo que estaba siendo más un olor que le evitaba acercarse tanto.

-Puedo cargarlo? -Le pregunto a la castaña.

-Estas seguro? ¿No...? -Pregunto un poco preocupada, ¿pero para que engañar? Estaba muy preocupada sin saber la verdadera razón de su preocupación.

-Si-Dijo con completa seguridad, convenciendo a la sirena.

Arlet le tendió al bebe, que desde hacía un rato estaba sobre su regazo, y él lo tomo con cuidado para no lastimarlo.

Lo acerco hasta su pecho en un pequeño intento de abrazarlo, que fue bien recibida por el niño e imito sus intentos.

Arlet se sorprendió por el auto control que llevaba el rubio, pero supuso que era porque era mitad humano, y guardo ese momento en su memoria, asegurándose que por nada del mundo la olvidaría, y arrepintiéndose de no haber traído una cámara.

-"Gracias tíos, por no considerarme un monstruo y por quererme"-agradeció el niño.

Ambos, Jasper y Arlet compartieron una mirada significativa, sabían que tenían que hacer para protegerlo.

Ambos vieron como lo trataron cuando la mujer entro con él a donde estaba todos, ambos vieron sus temores, ambos vieron todo su desprecio... solo tenían una última opción...