El espadachín de ojos dorados

Capítulo 20

Capítulo 20 || ¿No hay bálsamo en Galaad?

POV de Percy

¿Donde esta ella? ¿Dónde la pondrían los dioses? Lo más probable es que los Fields, pero no había ningún Keres allí la última vez que estuve en el Underwo- no importa, ella está en los Fields.

Había cosas a medio camino entre las mujeres y las arpías que volaban por el aire allí. A mitad de camino, pero más feo. Todos tenían alas y algo extraño en la nariz, como si se suponía que debía haber un pico allí, pero no lo era. Todos vestían túnicas blancas sucias, con garras asomadas.

Dos problemas: uno, mis propias alas estaban rotas. Dos, eran más de cincuenta. Solo tenía diez cuchillos arrojadizos sobre mí.

Comencé a correr, luego reconocí un lugar en el que había estado muchas veces antes: el equivalente al inframundo del taller de Dédalo.

"Perseo. Pasa, pasa. ¿Supongo que esto no es solo una visita social?" Preguntó Quinto o Dédalo.

"Ojalá. Las alas que hiciste estaban dañadas. Necesito que las repares". Respondí.

"Hmm. ¿Qué tan dañado?"

"Bueno, los Ketos arrancaron un ala, pero aparte de eso, están bien".

"¿Keto? ¿El dios?" Preguntó Quintus mientras quitaba el ala de mi espalda. Las alas pueden aparecer y desaparecer a voluntad, al igual que los arcos y carcaj de Hunt.

"No, el Ketos Aithiopios." Aclaré.

"¡Ja! La bestia de Poseidón casi mata al hijo de su señor, cuyo homónimo fue el primero en matarlo. Me encanta la ironía en tu vida". Quinto se rió. Escuchar su risa también me levantó el ánimo.

"¿Qué tal esto? ¿Supongo que se enteró de mi puesto como tutor?"

"Sí. También escuché que te torturaron por eso." Quintus dijo: "¿Estás realmente bien con eso?".

"Agua debajo del puente, amigo mío. ¡Pero ahora, tenía que rescatar a los Cazadores de una turba que los odiaba!" Esto hizo reír a Quintus, pero me recordó la razón por la que estaba aquí.

"Tengo que pasar por esos Keres. ¿Alguna idea?" Yo pregunté.

"Ve al techo y encontrarás algo muy útil".

Salto de línea

POV de Percy

Imagina una pistola AA. Ahora, reemplace los barriles con ballestas y los botes con flechas de gran tamaño. Flechas con punta de fuego griego.

Me reí. Esto debería ser muy divertido.

Mantuve apretados los gatillos, apuntando al Ker más cercano. Ambas flechas explotaron una vez que entraron en un cierto rango, y el Ker cayó graznando.

Seguí disparando, tan rápido como la máquina pudo recargar. Los Keres cargaron y cargaron de nuevo, pero las flechas explosivas son excelentes contra las aves densamente agrupadas. Cada disparo enviaba a dos o tres Keres chillando mientras caían.

Muy pronto, la última Ker fue alcanzada por una flecha mía y luego destrozada en una bola de fuego.

"Los fuegos artificiales hacen que todo sea mejor". Comenté.

Salté desde lo alto del taller y comencé a correr. Mi alegría en el taller se había desvanecido, reemplazada por una determinación sombría.

O estaría viva cuando saliera de aquí, o todo este complejo se nivelará y luego se colocará en el Olimpo.