Problemas

95 15 3
                                    

Ambos chicos prácticamente saltaron de sus pieles y en un acto reflejo se aferraron entre ellos en cuanto la cálida atmósfera fue arruinada por aquella repentina melodía.

Mientras que Ichigo se recriminaba levemente por olvidarse completamente del viejo aparato el peliazul solto una risa torpe antes de hablar.

-es el mio- confirmo mientras sacaba el celular prácticamente destrozado de su bolsillo mientras aún sostenía al pelinaranja, este siendo repentinamente conciente de que estaban aún más cerca.

-es Yylfordt- murmuro el peliazul antes de contestar la llamada.

Ya acostumbrado a todo eso aparto el celular un poco de su oído esperando gritos y reproches por haberse escabullido apenas se recupero del accidente, sin embargo pasaron los segundos y nada paso, volvio a mirar la pantalla solo para confirmar que la llamada siguiera en pie y así era.

El azul conecto con el chocolate por unos segundos antes de que con un poco de duda pusiera la llamada en altavoz, ambos se congelaron al escuchar la respiración jadeante al otro lado y los gritos de fondo, tanto de ira como de pánico y dolor, los últimos siendo extremadamente fuertes.

-Grimmjow-san?- Jadeo la persona al otro lado, el peliazul reconociendolo como Di Roy, luego hubieron más gritos de fondo y unas cuantas maldiciones, ambos chicos juraron haber sentido como el se estremecía junto con ellos al otro lado del teléfono.

-qué demonios fue eso, qué está pasando?! Oye!!- el peliazul se levanto de repente cuando algo del otro lado de la línea rodo y el teléfono parecía chocar contra el pavimento, pero la llamada aún seguía conectada.

-maldita sea, suéltame!!- se escucho del otro lado, aún siento la voz de Di Roy, solo que está vez parecía desesperada -Grimmjow-san, este donde este no salga y apague las luc-Ahg!! Que me sueltes!!- la voz sonaba desesperada, aterrada mientras se alejaba y distorsionaba antes de volver, está vez con la respiración más pesado y ronca -la luz los atrae- murmuro antes de que se escuchara un ruido sordo y la llamada se cortara con un incómodo pitido dejándolos en un perturbador silencio.

En la sala solo se escuchaban sus respiraciones, pesadas por lo rápido que latian sus corazones formando una sinfonía de pánico en el ambiente, haciéndolo más tenso, ambos se miraron y vieron sus propias preguntas reflejadas en los iris ajenos, ni siquiera sabían en que momento habían terminado parados los dos.

Aún procesando el giro que había provocado esa llamada y como si sus mentes hubieran llegado a la misma conclusión uno se dirigió a la puerta y el otro a la cocina a un paso rápido pero inusualmente silencioso, encontrándose con el clip de los bombillos y apagandolos simultáneamente, luego cerraron las cortinas y pusieron todos los seguros que encontraron a pesar de estar en un octavo piso antes de ir a la habitación que el pelinaranja compartía con su gemelo malvado.

Después de quitar las múltiples latas y cosas de la cama ambos se sentaron, dejando en silencio la habitación, un poco cerca a pesar de estar en ambos extremos ya que la cama estaba diseñada para una sola persona.

Los dos se miraron en la oscuridad, la realidad golpeandolos como un Tsunami junto con un creciente pánico silencioso y asfixiante, después de todo los dos tenían padres y hermanos extraviados que aún no habían dado señales de vida y dos conocidos probablemente muertos.

El primero en tragar y romper el silencio fue el pelinaranja, si su padre no lo llamaba en ese preciso instante definitivamente no cumpliría con su palabra de quedarse en casa, ¿Y a quien le importaba? También le habían dicho que no abriera la puerta y la presencia a su lado era prueba suficiente de que había desobedecido ya, así que ¿Qué importaba si cruzaba un poco más aquella línea?

vmesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora