Capítulo 23

1.2K 181 18
                                    

GULF

Mi sangre corre enloquecida por mis venas, el trío más sensual del planeta está unido de formas imposibles ante mis ojos y Mew... ¡Dios, Mew, está en todas partes!

Dentro de mi cuerpo, a mi alrededor, en mi pecho, latiendo bajo mi piel e incrustado en mi alma. Un hormigueo constante tensa mi cuerpo entero, la sensación de estar lleno, cubierto y a salvo se une al placer más exquisito que he sentido nunca. Subo y subo por una enloquecida espiral, me cuesta pensar, necesito correrme, es demasiado intenso y voy a morir de gusto, literalmente.

Cuando Mew acelera el ritmo solo necesito un par de estocadas en el punto exacto y me entrego al orgasmo más explosivo que he sentido alguna vez. Caigo en un abismo de lujuria y pasión sin límites. Logro escuchar el gruñido bajo de Mew y su caliente semilla en mi interior, pero después solo me dejo caer, porque sus brazos me rodean y ya nada malo puede pasar.

Una cálida música y un olor delicioso me arranca de la cómoda oscuridad en la que he caído. Abro los ojos con cuidado intentando enfocar donde estoy. Esta no es mi casa ni la de Mew, es una habitación enorme y luminosa. La cama tiene sábanas blancas y es enorme, todo en esta habitación grita masculinidad y sencillez, como Mew. Me levanto para poder mirar por la ventana y me doy cuenta que estoy en casa del abuelo de Mew, pero este dormitorio no lo he visto jamás. Decido se curioso y abrir el enorme armario que hay en la habitación, y en efecto este es su dormitorio. Miles de trajes, corbatas y ropa casual cuelga de las perchas. El perfume de Mew está por todas partes, madera y océano, el mejor olor del mundo.

Salgo al pasillo y paso por la puerta de su despacho, no hay nadie ahí. Sigo por la galería hasta mi sala segura y allí lo veo. Sentado en el piano con solo un pantalón de lino gris, sus ojos miran a lo lejos y puedo ver por primera vez a un Mew relajado. Su sonrisa suave hace feliz a mi corazón, me gustaría tanto verlo siempre de esta manera, y me doy cuenta de que en realidad estoy dispuesto a todo para que este hombre sea feliz.

Mew me ha ayudado a aceptar esa parte de mí que tanto me avergonzaba y a la que había enterrado en lo más profundo. Ha hecho que vuelva a ser sincero conmigo mismo y yo quiero devolverle eso también.

Espero un poco para hacerle ver que estoy aquí, me gusta demasiado ese Mew como para dejarlo marchar tan pronto. Me deleito con la línea suave de su mandíbula y sus labios llenos. Sus hombros anchos y fuertes y esos brazos que en apariencia parecen duros, pero que saben abrazar de la manera más dulce del mundo.

—Buenos días pequeño – me dice sacándome de mis ensoñaciones.

—Buenos días – le digo un poco avergonzado, me ha pillado in fraganti mirándolo como un adolescente enamorado.

—Ven – me pide abriendo sus brazos para mí.

Ni siquiera lo pienso un segundo y me tiro en su regazo, mi sitio favorito del mundo.

—Mew, hemos dormido en tu cama – le expongo, no es una pregunta, es solo la constatación de un hecho, uno muy importante para mí.

—Así es, ya te dije que te quiero en ella mientras estés aquí – me dice besando mi coronilla.

—Lo de anoche fue muy intenso, ni siquiera recuerdo haber llegado hasta aquí – le digo sin mirarle, no sé si hice algo que no debía.

—Fue fantástico, eres mucho más de lo que nunca soñé. Te quedaste dormido y yo te traje hasta aquí. Es normal, la sesión fue muy intensa y tu cuerpo necesitaba recuperarse – me explica.

—¿Te gustó? ¿Lo hice bien? – tengo mil preguntas, es todo tan nuevo que no sé realmente lo que estoy haciendo.

—Lo hiciste genial, sexy, dulce y totalmente arrebatador, soñaré con esa noche mucho tiempo – me dice apretándome un poco más contra él.

Carpe Diem - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora