MEW
Mis pulmones arden por el esfuerzo, las balas caen por todas partes. Intento esquivarlas, pero apenas puedo ver por dónde voy, mucho menos saber dónde está la persona que me dispara.
De repente un dolor agudo me recorre el brazo y siento correr la sangre a través de mi camisa, un proyectil debe haberme rozado. Ahogo el grito que pugna por salir de mi garganta, no quiero ponérselo más fácil al cabrón que me persigue. Aprieto con la mano la herida para detener la hemorragia y sigo corriendo. Estoy tan agotado, pero la adrenalina me impide detenerme, casi debo estar en la carretera que me dijo Lhong.
Cuando empiezo a creer que no tengo escapatoria alguna, el ruido del tráfico llega hasta mis oídos. Tengo que hacerlo, debo llegar hasta alguien que pueda ayudarme. El bosque empieza a estar mucho más claro, no hay tantos árboles que me protejan. Eso es bueno y malo a la vez, tengo menos sitios donde guarecerme de mi perseguidor, pero significa que la carretera está más cerca.
Mis piernas empiezan a fallar y el aire escapa de mis cansados pulmones, pero rendirme no es una opción. Tropiezo con mis propios pies y caigo como un saco golpeándome la sien contra suelo.
Todo se emborrona a mí alrededor y creo escuchar mi nombre a lo lejos. Es la voz de Max, debo estar delirando por la pérdida de sangre. Intento incorporarme, pero mis malditas piernas no me responden. Solo puedo pensar en el dolor que le causaré a Gulf y a mi familia cuando alguien encuentre mi cuerpo en medio de este bosque perdido. Mi pobre pequeño, no quisiera hacerle más daño del que ya le he hecho, pero hasta aquí llegan mis fuerzas.
—Mew, mírame— escucho la voz de Max, y entre la niebla puedo ver su cara de preocupación. Siempre creí que al morir vería a mi madre o mi vida pasar en segundos, pero nunca pensé que sería mi amigo el que viniera a mí.
— ¿Max?— le pregunto con un hilo de voz.
—Aguanta amigo, ya viene la ambulancia— me dice apretándome el brazo allí donde la bala me ha abierto un agujero. El dolor me atraviesa de inmediato y una maldición sale de mi boca.
— ¡Mierda, joder!—le grito.
—Bonita boca— oigo que alguien le dice a Max.
Entonces aparecen en mi campo de visión Zee y un hombre que no conozco de nada. ¿Estoy en un sueño? O a lo mejor estoy muerto. Si lo estoy, esta es la versión del inferno más retorcida que me hubiese podido imaginar.
GULF
Trato de mantenerme sereno, respirar y pensar en positivo, pero nada de esa mierda me funciona. Sigo imaginando a Mew herido, torturado o muerto de mil formas distintas.
Tul ha preparado té para los tres y me dice que todo saldrá bien, pero que se muerda sus preciosas uñas, que tanto ha cuidado para su boda, no es el mejor indicativo. Max prometió llamarnos en cuanto tuviera alguna noticia, y de eso hace horas.
Sinceramente jamás pensé que mi historia con Mew terminaría de esta manera. En realidad soñaba con que nunca terminara, con que lo nuestro fuera un amor de verdad, uno que pudiese con todo. Ojalá no hubiese sido tan impulsivo, ojalá el miedo a perderlo no me hubiese hecho huir antes de oír su respuesta a mi confesión. Fui un cobarde, eso que tanto le he recriminado a él en muchas ocasiones, y por eso ahora pago el precio, y lo que es peor Mew también.
Cuando creo que me volveré loco, el teléfono de Tul suena sobre la encimera de la cocina. Mi amigo se tira sobre él como un vendaval. Sus ojos se abren como platos como reacción a lo que alguien le dice al teléfono. Después de un eterno minuto, cuelga y me mira con una sonrisa en su bonita cara.
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Carpe Diem - MewGulf
FanfictionGulf necesita algo en su vida, algo que lo saque del letargo en el que está sumido después de la muerte de su único amor. Mew siempre ha tenido el control, en todos los aspectos de su ajetreada vida, pero hace mucho que no disfruta de un verdadero r...