Capítulo 26

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GULF

¿Estás de jodida broma? No sé qué me cabrea más, la mentira, la resistencia de Mew a ir más allá en sus relaciones o que haya besado a otro. Supongo que una mezcla de todo ello.

Necesito calmarme. Tul, eso es lo que necesito, un amigo que pueda escucharme sin juzgar. Tengo que pensar, esta relación se me está yendo de las manos y le he dicho que lo amo. Más bien se lo he gritado a la cara. Pude ver el horror ante mis palabras reflejado en sus ojos y no voy a negar que ese gesto hizo tambalear mis propias convicciones.

¿He sido demasiado ingenuo al pensar que Mew se daría cuenta de que lo que sentimos el uno por el otro es mucho más que simples sesiones de sexo? ¿Tengo que cortar esta relación por lo sano, antes de que me destruya por completo?

Ha sido tan fácil dejarme llevar por Mew. Mew en mi corazón. Mew siendo más grande que el mundo. Mew destruyendo todo lo que había sido hasta que lo conocí. Y ahora que las cartas están sobre la mesa, no tengo claro si todo ha sido fruto de mis propios deseos.

Me meto en mi coche y llamo a Tul para decirle que necesito hablar con él. Me dice que me espera en su casa con una botella de buen vino. Ahora mismo no puedo pensar en un plan mejor. Apago el teléfono, no quiero hablar con Mew de momento, y arranco rumbo a casa de mi amigo.

MEW

Cuando salgo de mi estúpido estupor es demasiado tarde. No hay rastro de Gulf y su teléfono está apagado. Seguramente habrá ido a su casa, cogeré el coche y me apostaré en su puerta hasta que quiera hablar conmigo. Me pateo mentalmente por haber dejado que la amenaza de Lhong estropee lo que tenía con mi pequeño.

—Mew—una voz familiar me saca de mis pensamientos.

—No jodas, ¿qué coño quieres Lhong?— le espeto dándome la vuelta para enfrentarlo.

— ¿Un mal día en el paraíso?—me pregunta con una sonrisa de lado.

—Vete a la mierda—le contesto, rodeándolo para llegar hasta mi coche.

—He visto a tu nuevo juguete marcharse muy cabreado, así que supongo que le ha llegado mi regalo— me dice con todo el descaro del mundo.

Me doy la vuelta para enfrentarlo y decirle que Gulf no es un juego para mí, pero de repente todo se vuelve borroso a mí alrededor. Un sonido eléctrico surca el aire y un dolor indescriptible me recorre el brazo derecho. Me desplomo sobre el suelo sin poder moverme, mi cuerpo convulsiona, no tengo control sobre mí mismo. Puedo ver cómo Lhong se inclina sobre mí con una pistola eléctrica en la mano, me ha dado una descarga, y ahora estoy a su merced.

—Te lo advertí amor, si no eres mío, no serás de nadie— me dice acercándome el dichoso aparato al cuello. Después de eso todo es oscuridad a mi alrededor.

GULF

Llego a casa de Tul en un santiamén. Me recibe con un abrazo y nos sentamos en el salón donde nos espera esa botella de vino que me prometió. Me sirve una copa mientras yo rompo mi promesa de cero alcohol y me la bebo casi sin respirar.

— ¡Eh! Que es un Chardonnay Gran Reserva, un respeto, por favor— me reclama desde el otro lado del sofá donde se ha sentado.

—Esta noche no estoy para sutilezas—le respondo, tendiéndole la copa para que la vuelva a llenar.

— ¿Me vas a explicar qué ha pasado?

—Hablé con Mew, como me sugeriste— le explico.

—Supongo que no ha ido bien.

—Eres muy perceptivo socio—le replico con sarcasmo.

Tul me mira de lado, en su cara puedo leer que está al límite. Así que modero mi discurso irónico y le cuento lo que ha pasado en casa de Mew.

Carpe Diem - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora