〔#𝟮〕« 𝐎𝐔𝐑 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 ║ 𝐇𝐎𝐍𝐆𝐒𝐀𝐍 홍산 »

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Abrió la puerta de su estudio, dejando qué el menor entrase antes, cerrando tras su espalda al haber entrado, cogiendo los pote de comida qué había dejado encima con anterioridad, botandolos al bote de basura, ordenando así un poco su propio escritorio, todo bajo la mirada gatuna de San, quién había optado por tomar asiento en el sofá, soltando un suspiro cargado. El castaño al terminar, prefirió sentarse en la silla giratoria, cruzándose de piernas, dedicándose una mirada mutua, sin decir absolutamente nada. Tal cuál cómo sí por ella pudiesen trasmitirse todo aquello qué les estaba afectando, pero sabiendo de sobra qué no sería así. No obstante, la mantuvieron durante unos minutos, o hasta qué Hongjoong tomó la iniciativa de quitarla, ¿Lo había traído sólo para qué lo mirase?.

— Llevo tiempo sin venir, ¿Haz hecho alguna renovación?.— Preguntó, observando el interior.— Se vé diferente...— Quiso saber, en el intento de aliviar el ambiente.

— Mh, creo qué porqué cambié las cosas de lugar. Quizá sea por eso...— Respondió, dándose vuelta hacía el escritorio, abriendo su laptop, en la cuál comenzó a teclear, arreglando uno qué otro archivo. San hizo una mueca, soltando un suspiro, antes de levantarse y cerrar este.— ¡Oye!.— Frunció el ceño.

— Hyung...—

— ¿Qué? ¿Porqué hiciste eso? Era algo importante.—

— ¿Olvidas qué íbamos a hablar de algo?.— Cuestionó. Este miró a otro lado.— Sólo quiero saber qué mierda nos está pasando, antes no éramos así. De hecho nunca habíamos estado distanciados, siquiera habíamos discutido.— Comentó.— Sí hice algo mal, tú so...—

— Tú no hiciste nada malo.— Le interrumpió, levantándose de su asiento.— Fuí yo.— Apretó los dientes.

— No logro entender a qué te refieres con eso...— Murmuró en respuesta.

— Fuí yo.— Reiteró.— Fuí yo el estúpido qué hizo las cosas mal, yo...— Tragó saliva.— Yo fuí quién confundió esto con algo más, por eso, míranos.— Sonrió sin gracia, bajando la mirada.— Tú me brindabas de tú pene para saciarme, así cómo yo te brindaba mí culo y, en ello tuvimos qué haber quedado...— Decía.— Pero, no.— Negó.— Luego se hicieron presentes las palabras, por las cuáles expresabas lo lindo qué era, qué era un buen Hyung y más, al terminar de tener sexo durante horas...— Sus ojos se aguaron, a lo qué paseó la manga de la chaqueta por sus ojos.— No sé cuándo comencé a ver nuestra relación de otra forma...— San mordía su labio, escuchando atento.— Y sí tan sólo mí mente no la hubiese distorsionado, nada de esto estaría pasando.— Puchereó, siendo envuelto por los brazos del mismo.— Siento mucho haber causado todo esto, no quería...—

— ¿Eso era todo el problema?.— Preguntó con un pequeña risa, acariciando su mullet.— ¿Por empezar a quererme de otra forma?.— Este asintió.— Tonto Hyung.— Besó su frente.— ¿Alguna vez pensaste en lo qué sentía yo? ¿Lo qué pensaba cuándo me quedaba viéndote?.— Lo alejó, posando las manos en sus mofletes.— Eres más qué una cara y cuerpo bonito.— Sonrió.

— P-pero tú...— Trató de decir.

— Sé lo qué he dicho.— Apretó los ojos.— Pero, eso fue al pensar qué tú sólo veías lo de nosotros cómo una aventura...— Hongjoong le miró, con lágrimas a punto de caer.— Siento qué sonará cómo un adolecente, pero...realmente me gustas mucho, y no mentí cuándo te dije qué no había día qué no te pensara. Me gusta sentir tus caricias cada que nos quedamos a flojear en el sofá, me gusta oír tú voz, ya sea en la situación qué sea, porqué de todas las formas es preciosa. Me gusta oírte cantar, siento cómo sí los mismísimos ángeles me estuviesen recibiendo en el cielo, me gusta pasar tiempo de calidad contigo, ya qué no sólo eres bueno escuchando, también eres bueno dando consejos. Me gusta el amor inmenso qué le tienes a la naturaleza, me gustas tú. Me gustas por completo, con defectos y virtudes...— Juntó sus frentes. El mayor sintio cómo las primeras lágrimas caían, mojando momentáneamente las manos de San.— Eres mí tentación y perdición. Y sí amarte con la intensidad qué lo hago es un pecado, entonces, me considero la mano derecha de Lucifer.— Murmuró para ambos.— Eres mí musa, quién me aspira a seguir adelante pese a los obstáculos, de quién he aprendido muchas cosas valiosas.— Seguía.— Eres por quién daría todo lo qué tengo sí de eso trata no perderte...— Sus labios se fruncieron con tristeza.