capitulo 10

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Seungmin estaba desesperado

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Seungmin estaba desesperado.

Su móvil se había quedado sin batería durante la noche y no se había podido levantar a las tres para repasar antes del examen que tenía ese mismo día.

Mientras se vestía se acercó al horario que estaba clavado en su corcho. Tenía el examen después de aquella hora libre que tenía todos los jueves.

Se relajó. Sin embargo, había perdido cuatro maravillosas horas de estudio que pasarían factura.

Tras peinarse y quejarse en aquella nota de voz que envió a Jisung porque ya se notaban sus raíces negras, salió de su dormitorio, sin desviar la mirada de su teléfono móvil esperando una respuesta de su amigo. Pero este lo dejó en visto.

Como siempre que le hablaba antes de las doce de la mañana. Incluso lo dejaba en visto en la vida real.

Jisung no estaba oficialmente despierto hasta esa hora.

Suspiró y guardó su móvil en el pantalón de su uniforme. Bajó las escaleras y se quedó en shock.

Justo a los pies de las escaleras se encontraban sus padres. Los brazos de su madre rodeaban el cuello de Minho, y las manos de este sujetaban su cintura. Sus labios se rozaban insistentemente.

Se sintió mareado y de repente se olvidó de que su mejor amigo lo había dejado en visto, que no se había levantado a tiempo para estudiar y hasta que tenía hambre, porque en ese momento lo único que deseaba era irse a su dormitorio y llorar.

Pero no lo hizo, al menos, lo primero.

Bajó completamente las escaleras y pasó junto a ellos con la cabeza gacha mientras susurraba un "buenos días" casi inaudible para que no se notara aquel nudo de su garganta.

Hasta que no llegó a la cocina no secó aquellas lágrimas que habían logrado escapar de sus ojos.

Debería estar feliz porque sus padres estaban unidos.

Pero estaba triste porque sentía algo demasiado fuerte hacia Minho.

Dio un bocado a su tostada mientras se preguntaba cómo podría haberse ilusionado con su propio padre. Estaba casado, ¡y era su padre! Todo aquello había sido una locura.

— Cariño, me voy a trabajar— Jisoo se asomó a la puerta de la cocina con una enorme sonrisa—, ¿quieres que te lleve al instituto?

— No, muchas gracias, voy con Jisung en el bus— contestó sin levantar la mirada de su plato—. Buena suerte en el trabajo.

— Lo mismo te digo— sonrió ella y le lanzó un beso.

Seungmin, como siempre hacía, agarró aquel beso imaginario y lo guardó en su corazón. Luego le lanzó él otro a su madre y ella lo imitó antes de marcharse.

Dio un último sorbo a su zumo de naranja y se levantó de la mesa con la tostada aún sin terminar. No tenía apetito.

Se sentía la peor persona del mundo, ¿cómo podría hacerle aquello a su madre?

— ¿No vas a acabar la tostada?

Se asustó cuando escuchó la voz de su padre.

Negó con la cabeza y echó su mochila sobre sus hombros.

— Tengo que irme a clase— dijo.

— Queda media hora para que empiecen las clases— le recordó Minho mientras señalaba el reloj de pared—. Creo que deberíamos hablar.

— No tenemos nada de que hablar— contestó él, seco.

— Mira, Seung...

— Papá, no me importa lo que tengas que decir, ¿vale?— se cruzó de brazos mientras trataba de hacer que aquel nudo de su garganta desapareciera.— Yo veo genial que ahora mamá y tú os llevéis mejor, espero que ahora por lo menos te dé esa ración de sexo que tanto necesitas. Lo que hemos hecho está mal, muy mal. Y está bien que haya...

No logró terminar. Los labios del mayor se posaron sobre los suyos.

Por segunda vez en el día quedó en shock.

Deseaba corresponder aquel beso, más que nada porque cuando vio a sus padres besarse en el pie de la escalera deseó ser su madre, deseó ser él quien lo besara.

Pero entonces recordó a su madre. La amplia sonrisa que le dedicó antes de marcharse y aquel beso que ahora residía en su corazón.

No podía. No debía romper el matrimonio de sus propios padres.

Muy a su pesar, se separó de Minho.

— ¿Cómo te sentirías si te enteraras de que me acuesto con mamá?— cuestionó el menor.

— ¿Qué?— Minho parecía impactado por la pregunta.

— Eso... ¿qué sentirías?

— Pues no sé. Me sentiría impactado. Enfadado. Tal vez traicionado.

— Pues eso sentiría mamá si nos viera así. ¿Por qué no te pones en sus zapatos?

— Tú tampoco te pones en los de ella.

— No puedes decirme eso, mi situación es diferente.

— ¿Ah, sí?— preguntó Minho, elevando una ceja, con tono sarcástico.— ¿Cuál es la diferencia?

Seungmin tragó saliva y miró sus zapatillas. No podía decirle que aquella persona de la que estaba enamorado, y cuyo amor creía imposible de ser correspondido, era él.

— Mírame a los ojos cuando te hablo— le ordenó.

— Yo no soy su marido, no estoy comprometido con mamá— respondió en lugar de decir la verdad, elevando la cabeza para mirarlo a los ojos—. Le eres infiel, y encima con vuestro propio hijo. Mi pecado es menor al tuyo. Y ahora, si me disculpas, tengo que ir a clase.

Esta vez Minho no lo detuvo.

Mientras Seungmin salía de casa se agradeció el no haberse maquillado mucho aquella mañana, algo le decía que iba a ser un día lleno de lágrimas.

Mientras Seungmin salía de casa se agradeció el no haberse maquillado mucho aquella mañana, algo le decía que iba a ser un día lleno de lágrimas

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¡Gracias por leer ✧ Espero que les guste!

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