CAPÍTULO 3

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EL CHICO QUE NO CONOCÍ, PARTE 2

No recuerda la primera ni la última vez que hablo con Jungkook sin que sus madres guiaran la conversación. No había lugar para algo sincero, en cambio solo había respuestas a preguntas que buscaban dejar en claro quién era el mejor hijo.

Un recuerdo se hace presente al ver a Jungkook un lugar frente a él en la tienda de música con algunos paquetes de cuerdas para el bajo en mano. Él que tenía catorce y Junkook doce; fue la primera vez que entro a su habitación la primera vez que estuvo en su casa.

No sabía que te gustaban los videojuegos— dice sin esperar algo, solo para rellenar el silencio que hubo de camino a ahí.

Jungkook detiene su búsqueda de que disco sacar del mueble bajo su pantalla, voltea a verlo casi como si hubiera olvidado que estaba ahí. —Oh... ¿a ti también?

—No realmente— responde algo avergonzado y es así como el otro solo vuelve a lo que hacía con completo desinterés por él.

Si lo piensa bien nunca supo algo más que su mamá contara, y es porque Jungkook nunca lo dejo. No sabe quién es Jungkook fuera de las clases de dibujo, el club de boxeo y el cuadro de honor. Ahora mismo acaba de descubrir algo tan insignificante como el tener un bajo; una lista de talento sobre talento. Retratado como alguien perfecto porque es muy probable que así lo sea. Hoseok no conoce a Jungkook y aun así Jungkook conoce todo lo que Hoseok ha ocultado de su madre.

Siente que debe dar pasos pequeños; pasos pequeños para pasar desapercibido. Jungkook lo mira de arriba a abajo sobre el hombre cuando termina de pagar. Vuelven a estar en una competencia sin si quiera haberlo pedido.

 Vuelven a estar en una competencia sin si quiera haberlo pedido

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—¿Quién?

—Jungkook, el que entró a mi cuarto la primera vez que intentamos— Seokjin lo interrumpe.

—Ya... ese chico— Hoseok solo asiente—¿Pero no sería muy raro? Que siga estando al pendiente de ti después de tanto.

—No lo sé, su mamá siempre fue muy así, siempre intento demostrar que el era mejor.

Seokjin pellizca su mejilla para dejar en claro que nadie va delante de él. Nadie va delante de nadie. Al contrario de lo que su mamá y la de aquel chico Jungkook le hicieron creer.

—Ya estás grande para preocuparte por cosas como esas, ahora eres tú única prioridad.­— dicho eso, Seokjin soltó su mejilla para dejar un beso ahí mismo.

llorar por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora