Afortunada de encontrarte

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Estaba sola, allí en el comedor de mi casa, sentada a la mesa mientras escuchaba a mi novio colgarme el teléfono después de haberme dicho que no vendría a nuestra cita.

Había preparado una cena romántica para celebrar nuestro segundo aniversario de novios. Toda la mañana y tarde estuve metida en la cocina preparando platillos y postres exóticos para impresionarlo, había limpiado la casa a profundidad, y el muy descarado me llamaba treinta minutos antes de la hora de nuestra cita para cancerlarme sin darme una razón lógica de ello.

El coraje de lo ocurrido me hizo perder el apetito de inmediato. Volví a guardar todo en el refrigerador, quité los arreglos florales de la mesa y me tumbé en el sofá con un gran resoplo como el de toda una chica plantada.

Ni siquiera había nada para tomar hasta perderme en una triste borrachera, pues mi novio era el encargado de llevar el vino de esa noche.

Estaba frente al televisor intentando encontrar algo para entretenerme y despejar mi mente, tal vez alguna película de los años cincuenta en blanco y negro, la que sea, no importaba, sólo quería distraerme

Estaba bien vestida, acorde para ser la anfitriona, pero no sería anfitriona más que de mi propia soledad.

Decidí tomar mi bolso y mi abrigo y salir, ir a cualquier lugar que estuviese abierto, aunque lo lógico era que me encontraría sólo con bares y antros, debido a la hora, serían los únicos negocios que estarían abiertos.

Quería un lugar que no estuviera lleno de tipos pervertidos, un lugar tranquilo y agradable. Caminé varias calles llegando a distintos bares que frecuentaba cada tanto pero como era de esperarse, había hombres que con sólo la mirada me hacían sentir incómoda.

Estaba arrojándome al vacío mentalmente. Sólo necesitaba un lugar dónde refugiarme y poder beber para olvidarme de lo ocurrido, eso era todo.

Llegué a un boulevard entre tanto entretenimiento mental y desesperación por no sentirme sola, levanté la vista y fue como encontrar un oasis en medio del desierto: la gran y exclusiva taberna estaba abierta.

Dudé unos momentos, nunca me había atrevido a entrar ahí, el lugar era tan glamuroso y costoso que la más simple bebida me sacaría varios billetes de mi bolsa, pero ya que era el único lugar abierto decidí ir, en fin, esa noche lucía muy linda como para no obsequiarme a mí misma una refinada bebida.

Aceleré el paso y al llegar a la puerta, escuché buena música, risas, murmullos.

Cuando ingresé, no estaba tan vacío como pensaba encontrarlo, había mucha gente con quién rodearme por más que fuesen desconocidos, además, todos los clientes que se encontraban parecían ser de lo más refinados.

Me abrí paso hacia la barra. Sentí algunas miradas, hombres que me saludaban levantando sus botellas mientras yo sólo podía sonreír. Me senté y pedí una cerveza con algo de snacks.

El ambiente era tan agradable que comenzaba a creer que no sería tan mala idea tener algo de compañía esta noche, había hombres atractivos por todos lados, pero no quería volver a encontrarme a un tipo como mi novio. El destino era tan cruel conmigo que seguramente me enviaría a un hombre igual o más idiota que él, y yo ya estoy cansada de sufrir por tonterías.

Permanecí un largo rato en ese lugar manchando varios vasos de cristal con mi labial esperando embriagarme como si fuera una experta en ello, o al menos hasta que se hicieran las doce y el día de mi maldito aniversario finalmente termine. Pero llevaba muy bien la cuenta de lo que estaba bebiendo, aún tenía que regresar a casa y sola.

Un muchacho demasiado apuesto se puso a mi lado y mientras esperaba su botella de whisky, sentía que me lanzaba algunas miradas, de reojo lo noté y la piel se me erizó. Era Ace Frehley, enseguida lo reconocí cuando escuché su voz.

🥀 Hotter Than Hell | Ace FrehleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora