❝let me be your boy...❞ | OmiHina

➽᮫๋ᤢ֜ㅣc a p. 9

“Primeros cambios.”
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Una semana pasó desde esa charla, no se volvió a tocar el tema y Shoyo recibió el apoyo de su hermana, abuela hasta su tía, quien le prometió llevarle una sorpresa en cuanto regresara a casa. Ya todo había vuelto a la normalidad, el lunes a primera hora Komori les dio la gran noticia de su resultado, "Alfa, ¿pueden creerlo?" fue lo que dijo llenando su pecho de orgullo, tanto el mismo castaño como el pecoso celebraron su resultado,  luego fue el turno de Shoyo anunciar que era un omega, Komori se sorprendió, uno, por el resultado y dos, por la actitud que tenía el chico frente a su género, Shoyo le dijo que, a pesar de que quería ser un alfa, ser omega no era tan malo después de todo y que él podía afrontar el problema, él puede, pudo con su pasado, esto no era nada.

Y ahí estaba nuestro grupito de tres en el último recreo de ese día viernes, comían sus colaciones sentados en la banca más apartada posible del resto de jóvenes, por petición de Kiyoomi. Shoyo devoraba sus galletas como si no hubiera un mañana al igual que Motoya, el azabache por su lado, mordía tranquilamente su manzana, haciendo muecas de asco ante los animales que tenía enfrente, ¿acaso no les enseñaron modales a la hora de comer?

— Entonces... —Komori quitó las migajas con su mano— ¿Iremos, cierto?

— ¡Obvio! —estaba a punto de limpiarse la boca con la manga de su uniforme, pero Sakusa se adelantó, entregándole una de sus servilletas, Sakusa siempre iba preparado— Gracias omi.

— Vayan ustedes, a mi no me apetece recorrer el centro y menos poner un pie en ese sitio —dio un mordisco, sintiendo la constante mirada de los otros dos muchachos— ¿Qué?

— Y encima te haces el tonto —dijo el castaño, Kiyoomi frunció el ceño a punto de lanzarle la manzana en la cara.

— ¡Omi no me puedes salir con esto a última hora! —Komori se escondió tras el pecoso— Habíamos quedado en ir al arcade y celebrar que somos, bueno ustedes son alfa y yo un omega, ¡no puedes cancelar el plan a estas alturas! —Sakusa bufó dando otro mordisco a su manzana, Shoyo se cruzó de brazos— ¿Y desde cuándo te gusta tanto la manzana? Toda esta semana te he visto comiendo una.

— Me recomendaron que mordiera algo por la picazón en mis encías —volvió a morder, terminando la fruta—, es por el tema de los colmillos.

— No le creas Shoyo —susurró Komori detrás—, es porque tiene una infección.

— ¡No me digas! Omi, ¿no te lavas los dientes? Que cochino... —se burló del azabache, Komori reía viendo la cara de horror que tenía su primo.

Poco les duró la risa, recibiendo un golpe en la cabeza por parte de Sakusa.

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Las clases dieron por finalizadas, los jóvenes salieron de su salón con sus bolsos en mano, caminaban hacia la salida y una vez llegaron, los problemas empezaron.

Tanto Motoya como Shoyo querían ir al salón arcade y luego comprar cuanta golosina les permitiera sus billeteras, Sakusa se oponía totalmente a la idea, primero, no le gustaban las golosinas, prefería comer cosas saludables y no porquerías de dudosa procedencia, quedó traumado con ese ramen picante.

Y segundo, ¿recorrer el centro, lleno de gente? ¿Ir al arcade donde los mocosos con suerte se lavan las manos después de ir al baño? ¿Ese lugar en específico donde había cero ventilación y el hedor a cheetos y sudor era insoportable? No gracias.