Capítulo 6

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Sabía que era imposible, él no tenía dudas que cuando presentara su condición, sería un alfa, además jamás actuaría en contra de los sentimientos de su hermana que parecían ser correspondidos por el joven alfa.

— Jóven Styles — dijo como un quejido bajito, el alfa lo miró y Louis pudo notar como el verde de sus ojos iba desapareciendo. — Jóven Styles... es... su celo — afirmó. El alfa abrió los ojos pero no dijo nada. — ¿Cuánto dura su celo? — vio el rostro contrariado de Harry.

— No-no, lo sé —.

Se le secó la boca. — ¿Es..su..prim..mer celo? — Harry no respondió, sólo bajo la cabeza luciendo avergonzado y Louis lo entendió. — Está bien, mire, estará bien, no entiendo mucho de esto pero si es su primer celo debe... hum... debe pasarlo con una omega, sino será muy doloroso, tendrá que solucionarlo usted porque yo no sé nada sobre esto — Louis se detuvo y veía al alfa tan perdido y ansioso, sólo quería que estuviera tranquilo, como durante su abrazo.

Se acercó de nuevo y Harry se tumbó de rodillas adivinando las intenciones del pequeño, el acercamiento fue más corto y de nuevo podía sentir las inhalaciones largas del alfa, no entendía por qué lo hacía, él no tenía olor ya que aún no presentaba su condición, sin embargo, parecía tranquilizarlo, así que lo dejó.

— Vendré mañana, supongo que su celo no debe durar más de un día. Vendré a traerle comida, Charlotte no vendrá su celo dura más... ¿Le parece bien que venga yo... ehmm... yo solo? — le dijo aún en el abrazo.

Harry movió la cabeza con desespero. — Si. Si. Si, ven. Por favor —. Louis asintió, salió del abrazo y se despidió con una pequeña reverencia.

Cuando salió de la casona se sentía enfermo, no quería dejar al alfa solo, no quería que corriera en búsqueda de cualquier omega, qué tal si no se controlaba y la mordía.

No. Dios, Harry, no.

El inminente desconsuelo quebrándolo desde adentro por la consciencia de que Harry necesitaba una omega, tanto como Charlotte necesitaba un alfa.

Se desplomó en el suelo, se retorcía, la piel le ardía, el malestar era indescriptible, le dolía como si le hubiesen dicho que Louis había sido marcado por otro alfa, como ser privado para siempre del aroma del pequeño, se sentía descontrolado e irracional, el desespero aumentaba cada segundo y el deseo le picaba en la punta de los dedos, en la lengua, en cada hebra de pelo, en cada poro de su ardiente piel; anhelaba a Louis junto a él dejándose olfatear, dejándolo embeberse de su perfume sobrecogedor.

Sabía que necesitaba una omega, lo sabía, pero no quería a nadie, él no quería que el olor que Louis había dejado en su ropa y en su piel a causa los abrazos, fuera desplazado por el hedor corriente e insípido de cualquier omega desesperada por una marca en el cuello. No, el soportaría el dolor aunque lo matase.

Se levantó con dificultad y subió las escaleras, se tendió en su cama llevándose con él la camisa que conservaba el olor de Louis, se alegró de no haber bebido la botella de vino y se la tomó en la menor cantidad posible de sorbos, se calmó un poco y pudo quedarse dormido. Durmió casi toda la tarde, pero al llegar la noche una nueva oleada de calor lo despertó, tomó un largo baño en la tina, se retorcía, gemía, gruñía, se aruño los brazos, se lastimó el labio inferior de tanto mordérselo, estaba muriendo de dolor, pero no buscaría un omega, no lo haría.

— Louis. Louis. Louis. Louis. Louis — decía sin darse cuenta, en un hilo de voz incesante. Por momentos recuperaba la consciencia y se revisaba las heridas, estaba cansado, solo quería poder dormir durante todo su celo para no sentir que con cada oleada una avalancha de dagas le cubrían el cuerpo; se planteó salir en busca de más vino, pero no sabía que tanto podía controlarse si veía una omega.

Upper Class L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora