Capítulo 4. ✔

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Tengo mi brazo afianzado con el de James mientras caminamos por el pasillo del insti. Sam anda pegada al teléfono, pero va atenta a nuestra conversación, cual chismosa, cada rato levanta la mirada, para así no perderse ninguna de las caras raras que uno de los dos ponemos mientras nos contamos algún chismecillo. James me estaba contando de la ‟famosa persona” que tocó su puerta los otros días, no nos había querido decir nada ni a mí, ni a Sam, y eso que estuvimos detrás de él varios días para que nos contara. Pero como es imposible resistirse a nuestros encantos, terminó ascendiendo.

― ¡¿Cómoooo?!

―Shhhh, no alces la voz, Emma, carajo. ― me dice James poniendo la palma de su mano en mi boca para cubrirla.

En eso veo que Sam se engancha del otro brazo de James, después de todo, tan pegada al teléfono que digamos… no estaba.

― ¡Es que joder! No nos podemos creer que el capitán del equipo de fútbol, o sea Ryan, sea gay. A ver, no tenemos nada en contra de eso, tú lo eres y ambas te amamos tal cual, pero que fuerte tío. Es que se ve tan macho, que nadie cree que sea gay. ― dice Sam, abriendo tanto los ojos que parece que se le van a salir de órbitas.

―Nadie sabe nada de lo nuestro aún, pues el señorito Ryan no ha querido decir nada, porque según él, le puede arruinar su reputación. ―dice Jame pasando sus manos por su rostro en forma de frustración.

―Li pidi irriinir si ripiticiín…  ― suelta Sam, haciendo que los tres nos carcajeemos tan fuerte, que los que caminan por el pasillo se nos queden mirando raro.

Dejo de escuchar lo que ambos estaban hablando y me sumerjo demasiado en mis pensamientos, los cuales son abarcados totalmente por una sola persona, Jack Miller.

Ya han pasado cuatro días desde que Ryan dio esa fiesta. Cuatro días que lo vi por última vez y a la vez primera, después de tres años. Hace cuatro días me siento tan rara cada vez que pienso en él. No entiendo el por qué de ese sentimiento hacia él, ni porque pienso tanto en él. Mi mente solo dice que debo odiarlo, pero es que verlo de nuevo reaparecer en mi vida hizo que algún sentimiento ―del cual no quiero ni saber― despertase en mi interior.

El timbre de entrada a clases me saca de mis pensamientos. Sam me jala del brazo para entrar al salón, mientras que James se dirige al suyo, ya que a él le toca Mates y a nosotras Lengua.

―Vamos chicos, sentaros, por favor. ―nos dice la Srta. Harper

Me dirijo a mi asiento que es al final del salón, al lado de la ventana. Sam se encuentra a unas mesas más a delante de la mía, por lo tanto, me encuentro sola.

Estoy sacando mi estuche de lápices y mi cuaderno de Lengua, cuando se escucha un fuerte golpe en la puerta y seguido esta se abre.

Oh, no, no y no

Joder, esto no puede estar pasando.

Sam se gira hacia detrás y me mira totalmente desconcertada, su cerebro debe de estar dando demasiadas vueltas al igual que el mío.

―Chicos, les presento a Jack Miller. A partir de ahora, Miller, va a formar parte de nuestra clase. ―nos dice la Srta. Harper llamado la atención de todos.

«Niñas, limpiaros la baba, por favor»

Veo que los ojos de la Srta. Harper pasean por toda el aula, hasta que se posan en mí.

«Ay, Margarita, estás muerta»

Silencio, Juana, que este no es un buen momento.

Bajo la mirada y trato de esconderme detrás de mis libros, pero ya es demasiado tarde.

JACK & EMMA  [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora