Capítulo 5. ✔

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NARRA JACK

Son las nueve de la noche, en estos momentos me encuentro tirado sobre la cama con los brazos detrás de la cabeza. Mañana por fin salgo de este encierro y regreso a Las Vegas, estoy algo nervioso, no sé con qué pueda reencontrarme o con quien. Ya hace cuatro años que no la veo, desde que papá me envió a Rusia perdí totalmente el contacto con ella, y más después de lo que le hice a su cabello.

Espero que ya no me odie.

Ya tengo todas mis maletas preparadas, así que por eso ando tirado en la cama. Estoy ansioso por regresar nuevamente y reencontrarme con todos.

Siento que mi teléfono comienza a sonar y estiro el brazo para alcanzarlo, leo el nombre en la pantalla y veo que es papá.

―Hola, papá.

Hola, campeón. ¿Cómo estás?... Me imagino que ansioso por regresar mañana a Las Vegas. ―me dice papá desde el otro lado de la línea.

―Estoy bien, papá y claramente estoy ansioso por regresar mañana. Los extraño tanto. ― le digo y mi voz amenaza con quebrarse un poco. ― ¿Cómo están todos? ¿Y el pequeño Thomas? ¿Ya ha crecido bastante?

―Todos estamos bien Jack, igual de ansiosos o más que tú. Thomas está enorme, dice que te extraña mucho.

― Dile que hasta yo lo extraño, los extraño a todos... ̶ ̶ me seco una lagrimilla que se me escapa. ̶ ̶ ¿Y la renacuaja, como tiene la pansa ya?... Ayer me llamó, pero no quiere que la vea gorda, dice que me voy a burlar de ella. ― me río.

Nosotros también te extrañamos y ella está en perfectas condiciones, me informó que no te dijera nada sobre el sexo del bebé. ― me dice papá y hago un puchero.

―Papá me gustaría seguir hablando contigo, pero mañana madrugo y este cuerpo tiene que estar preparado para largas horas de vuelo. ― le digo y se escucha una risa del otro lado.

Está bien, hijo, que descanses.

―Hasta mañana papá. ― me despido y cuelgo la llamada.

*****

Escucho la alarma sonar y estiro mi brazo para desactivarla. Son las cinco de la mañana en estos momentos. Decido levantarme e ir directo al baño, me doy una ducha rápida y cepillo mis dientes. Me pongo unos jeans negros, una sudadera del mismo color y mis zapatillas blancas.

Una vez lo he revisado todo, bajo las escaleras y voy camino hacia la puerta de salida, pero mis ojos se enfocan en una fotografía que se encuentra en la mesa de centro, es la de mamá. En seguida la tomo entre mis manos y la observo detalladamente, paso mi dedo suavemente por el cristal remarcando el rostro de esa hermosa mujer. Aún me duele su partida ―y me dolerá― aunque solo hallan pasado unos años, nunca podría superarla.

El claxon de un auto me saca de mis pensamientos.

Al pestañear siento una gota salada caer en mi labio, al parecer sin darme cuenta estaba lagrimeando. Retiro el agua salada de mis ojos y enrollo el marco en una playera, para evitar que el cristal se quiebre. Lo guardo rápidamente en mi valija y me dirijo a la puerta.

Una vez en el auto, este se pone en marcha dejando atrás la que por estos años fue mi casa.

En el trayecto al aeropuerto, mi mirada viaja por todos los edificios, las casas, los autos que vienen y van. Rusia ha sido mi hogar, hasta cierto punto, durante estos cuatro años. Después de la muerte de mamá, mi mundo se vino abajo totalmente. Las cosas para mi cambiaron radicalmente en la familia, mamá se va de mi vida cuando apenas tenía trece años, después me pasé unos meses haciendo lo que me saliera de los huevos, hasta que papá se cansó de mi actitud de mierda y decidió mandarme a uno de los Internados Militares más estrictos que tenía toda Rusia. Hasta el día de hoy, que por fin puede salir de ahí, gracias a que ya había alcanzado mi mayoría de edad hacía unos meses pero hasta hoy no me daban la libertad

JACK & EMMA  [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora