🌿 Capítulo 4: Regalo 🌿

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Tratándose del Helheim, Hécate era la encargada de todas las ninfas que allí viven, se asegura de que no pasen mucho tiempo cerca de los dioses y demonio, que nada más estén tranquilas en sus ríos, por lo que en un primer momento no le hizo mucha gracia el que una de sus ninfas, Mente, se hubiera ganado el cariño del propio Dios de Dioses en el Helheim, y creyendo que aquello era una falta de respeto hacia el Dios Hades quiso separar a Mente de él para que entendiera su lugar en ese inframundo, sin embargo, fue el propio Hades quien impidió esto, y le aclaró que él disfrutaba de la compañía de Mente mientras su esposa no estaba, y pronto vino el argumento que su sobrino también quería estar cerca de esa ninfa, así que Hécate terminó cediendo ante aquella declaración.

Ella pasó por el problema de las estaciones también, buscó junto con Deméter a Perséfone cuando aún no sabían que estaba con Hades, la ayudó a encontrarla llevándola con Helios, personificación del sol, incluso fue testigo de la unión en matrimonio de los reyes del Helheim, razón por la cual estaba preocupada de que Mente pudiera romper esa unión sin saberlo, después de todo pasar por todo para terminar en nada era un dolor de cabeza por el cual nadie quería pasar, y teniendo en cuenta que de esa unión dependía el equilibrio natural, más preocupada estaba entonces porque no quería meterse en problemas con algún dios del Valhalla.

Tuvieron que pasar muchos años viendo ir y venir a Perséfone para por fin caer en cuenta que...Hades enserio la amaba, y solo quería una compañía estable mientras estaba sin ella, y Mente, siendo una ninfa de corazón tan noble e inocente, aceptaba acompañarlo sin ver una pisca de perversión en la relación de amistad que mantenía con aquel soberano, perversión que muchos otros en el reino de los muertos veían, incluso algunos valientes tuvieron la osadía de inventar chismes sobre Hades engañando a su reina con esa ninfa sin algún estatus, chismes que no llegaron ni a la tercera persona porque el rey no permitía que mancharan ni su nombre ni el de aquella peli-verde que solo lo acompañaba.

Otros fueron más lejos, y eso fue lo que preocupó a Hécate, ya que en una ocasión unos demonios intentaron sobrepasarse con Mente en los meses que Perséfone estaba en el Helheim y Hades no podía hacer nada por ella directamente, lo que sí eso fue prometerle y cumplirle mayor protección a la ninfa cuando ya la reina no estaba, además de hacer pagar a esos monstruos que intentaron dañar a una criatura tan pura como ella.

Aún así, y con todos los problemas que Hades sabía que le ocasionaba a Mente, ella seguía firme en no dejarlo solo y siempre acompañarlo, algo que lo conmovía tanto a él como a la diosa de la brujería, quien llegó a entender por fin que aquello no fuera alguna clase de amor muy masoquista, sino una amistad verdaderamente valiosa y sincera, y si así eran ellos felices, entonces ella no tendría que ser infeliz viéndolos, solo debía estar aliviada de pudiera existir tal vínculo tan puro entre ellos dos.

Y así, volvemos al presente, o más bien, a unas pocas semanas después de que Perséfone nuevamente se fuera a tierra firme.

–Mente–Hades llamó la atención tanto de la ninfa como de Hécate, ya que estaban en la cabaña en la que esta última vivía.

–¿Sí, señor Hades?–preguntó Mente dejando el tejido de laureles que estaba haciendo para ver al dios.

–Has pasado muchas décadas acompañándome sin pedir alguna cosa a cambio, y eso...me hace sentir algo egoísta contigo–dijo Hades llevando una mano al hombro de la ninfa–yo...quisiera saber si hay algo que quisieras pedirme, cualquier cosa te prometo que te la puedo conceder

–...hmph, señor Hades, usted no tiene que darme nada, pensaría que le estoy cobrando algo por el tiempo que pasamos juntos–dijo Mente de lo las tranquila a punto de volver a lo que hacía, pero Hades la interrumpió.

–No, no...yo no pensaría nada malo de ti si me pides algo, todo lo contrario, tú me has dado mucho de tu tiempo y yo no te he dado nada–dijo Hades sonriéndole con pena a la peli-verde–tú solo dime algún deseo que tengas, y tómalo como un agradecimiento de mi parte

–No es necesario un agradecimiento, el que pase tiempo con usted y me permita pasar tiempo con su sobrino es más que suficiente, la compañía que ambos es todo lo que necesito–dijo Mente manteniendo su cálida y linda sonrisa.

–Que niña más difícil de convencer...–pensaba Hécate fingiendo ignorar aquella conversación que se daba en su comedor.

–Mente...–Hades enserio quería encontrar una forma de recompensar a la ninfa, pero se le hacía muy difícil si ella no pedía alguna cosa.

–¿Sabe, señor Hades? Mente siempre ha deseado saber cómo son las tierras del exterior–dijo Hécate haciéndose la distraída, al menos ella sabía que si seguían así eso iba para largo.

–¿Enserio? ¿Quieres ver el exterior?–preguntó Hades un tanto ilusionado de que en verdad ese fuera su deseo.

–Eh...bueno, la señora Perséfone siempre habla de qué es un lugar hermoso y verde con mucha vegetación...siempre me he imaginado cómo sería–dijo Mente bajando la cabeza un tanto avergonzada.

–Yo te puedo llevar allí, solo tenías que pedírmelo–dijo Hades sonriente ante la idea de poder cumplir el sueño de su amiga.

–No quisiera que se metiera en problemas con su hermana, señor Hades, además, como dije, no tiene que recompense nada–dijo Mente tratando de evadir el tema.

–Hermes puede ayudarnos para que Deméter no se entere que subimos, puedes estar unos momentos en la tierra, y si no quieres una recompensa, entonces tómalo como un regalo que quise darte nada más–dijo Hades apartando con cuidado su mano de la ninfa.

–Yo...–Mente miró a Hécate buscando su aprobación.

–Ve tranquila, Mente, solo asegúrate de que ni Deméter ni Perséfone los vean juntos, ¿ok?–les dijo Hécate a ambos amigos.

–Le prometo que cuidaré que eso no pase–dijo Hades mirando directamente a la diosa de la brujería, quien sonrió asintiendo ante ello–entonces, ¿qué dices, Mente?

–...–sonrió–si usted me lleva, estaré feliz de ver las tierras verdes del exterior–dijo Mente con una gran emoción reflejada en su rostro.

–Está decidido, te llevaré a conocer fuera del Helheim–dijo Hades justo antes de recibir un fuerte abrazo de frente.

Abrazo de la ninfa, quien escondiendo su rostro en el hombro del dios, empezó a murmurar varias veces "gracias", algo que hizo sonreír al dios del Helheim, que igualmente la abrazó.

Al final Hécate se dijo internamente a sí misma que el miedo que había sentido por la pequeña ninfa fue para nada, y eso le quitaba un peso de encima.

Significado de la Menta 🌿 Hades & Mente 🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora