🌿 Capítulo 5: Tierras Verdes 🌿

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Mente siempre estaba sonriendo, a Hades, a Hermes, a Hécate, o ha la propia vida, pero la sonrisa que mostró a penas Hades la llevó las hermosas tierras verdes del exterior del Helheim, esa sonrisa se intensificó tanto que podríamos decir que ni la propia Afrodita podría compararse con la belleza que la ninfa mostró.

Tuvieron que esperar unas cuantas semanas para que Hermes volviera y así no levantar sospechas mandándolo a llamar, este al principio estuvo un poco en desacuerdo con la idea de exponer a Mente a los celos de Perséfone o la furia de Deméter, pero tan solo viéndola tan ilusionada con la idea de subir a la superficie no pudo negarle aquella ilusión, así que aceptó ayudar. El plan para sacar a la ninfa del Helheim entonces iría así: Hades abriría la tierra en un lugar alejado de donde normalmente rondaban su hermana y su esposa, y para asegurarse de que estuvieran lejos todo el tiempo que pasen allí Hermes les cuidaría la espalda, Hécate inclusive se ofreció para distraer a las ninfas que pudieran estar rondando por allí, y su ayuda fue totalmente bienvenida.

A penas llegó el día, Hermes le avisó a su tío el momento preciso para que abriera la tierra y este sin desperdiciar ni un segundo lo hizo, llevando a la ninfa tomada de la mano hasta el exterior mientras Hécate igualmente salía del inframundo para poder distraer a las ninfas si es que alguna se acercaba, esto era un todo un nada, así que no podían arriesgarse.

Hades le presentó a la lámpade las tierras verdes que tanto quería ver, y eso de inmediato le llenó de ilusión, no tardó mucho en acostarse sobre el césped de la bella primavera, disfrutando de las cosquillas que este le hacía a su cuerpo, tomó flores de colores que jamás se podrían ver en el Helheim, aspiró su aroma quedando enamorada de este de inmediato, y luego las lanzó al aire para quedar cubierta con sus pétalos, jugó con el agua de un pequeño riachuelo cercano, se mojó los pies, las puntas de su cabello, llegó a tratar de atrapar con sus manos a unos pajaritos que reposaban en varias rocas y árboles, solo para que estos se posaran solos sobre su cabeza.

Parecía una niña pequeña a la que se le había concedido su mayor deseo en la vida, y solo eso hizo feliz a Hades, ver a su amiga así de contenta fue suficiente para hacerle entender que todo ese plan haya valido totalmente la pena, y hasta le daba cierta pena el tener que decirle que pronto tendrían que volver a las tierras d ellos muertos, y no podrían volver allí en un muy buen tiempo, pero antes de que pudiera cortar la gran ilusión de Mente, que ahora estaba jugando con unos polluelos, sintió un leve empujón en la espalda que fue dado por Hermes, el cual, parecía algo agitado.

–Deben volver, Deméter—

–¡¿Qué significa esto?!

Una mujer portadora de una vestimenta de agricultora se estaba acercando a donde estaban, ni siquiera estaba cerca si uno se fijaba en el ruido de sus pasos, el grito se escuchó tan cercano por tratarse de una diosa molesta, furiosa, y eso alertó tanto a tío como a sobrino, quienes tuvieron que pensar lo más rápido que pudieron en alguna excusa, porque ya no daba tiempo a esconder a la ninfa sin que Deméter lo notara.

Gracias a todo lo sagrado que Hades pudo pensar en un plan de respaldo muy apresurado: Hécate era la que necesitaba venir a la superficie y esa lámpade solo la acompañaba, cubriría la presencia de Hermes en el lugar diciendo que se había interesado por la belleza de esa ninfa y problema resuelto...o casi, porque no pensó en una excusa lo suficientemente decente como para explicar el por qué estaba él en la superficie, y ya no tuvo tiempo cuando sintió una gran bofetada en su mejilla de parte de su hermana.

–¡Animal! ¡¿Cómo te atreves a pisar mis tierras?!–gritó Deméter con su furia reflejada en el leve temblor de la tierra ahora–¡¿quieres llevarte a mi hija de nuevo?! ¡Tenemos un trato muy claro, Hades!

–No, Deméter, no vengo a llevarme a Perséfone, cálmate–dijo Hades tratando de atenuar el enojo. De su hermana–vine a ayudar a Hécate, ella necesitaba subir aquí

–¿Me estás viendo cara de tonta, secuestrador de diosas vírgenes?–dijo Deméter claramente resentida a pesar de los ya muchos siglos que llevaban con lo mismo–dime ahora mismo, ¡¿qué haces aquí?!

–Puedes preguntarle a ella misma, solo venía por unas cosas aquí y listo–dijo Hades llevando una de sus manos hacia atrás, haciendo una pequeña señal a su sobrino para que se llevará a la ninfa.

Hermes entendió de inmediato, y con su retiro de entre esa discusión opacado por la propia pelea de hermanos, fue hacia donde estaba Mente tratando de levantarse con dificultad del temblor que se estaba dando, y tomándola con cuidado le empezó a explicar las razones por las que debían volver al Helheim lo antes posible, ella obviamente quería saber de Hades y Hécate, pero el mensajero no podía decirle "están ambos peleando con otra diosa", además de no ser amable no quería que la culpa recayera en ella, de todos allí era la menos culpable de lo que estaba pasando, pero sí la que podía salir más perjudicada.

Afortunadamente llegaron muy rápido donde estaba el acceso que Haces había abierto en la tierra, y dedicando una última mirada hacia la discusión entre dioses, Hermes iba a guiarla devuelta a su hogar distrayéndola con preguntas triviales pero que a Mente le hacían reír, hasta que llegó a una que tal vez no debió decir.

–¿Disfrutó de su estancia en la superficie?–fue la pregunta que Hermes le hizo a la ninfa.

Sin notar que preocupada por el temblor, la diosa Perséfone estaba acercándose a donde estaba su madre, escuchando pero sin tomarle importancia a lo que decía su primo.

–El señor Hades hizo realidad mi sueño al igual que tú, no podría tener mayor felicidad ahora, ¡les pagaré todo esto haciéndoles el dulce que ustedes me pidan!–dijo Mente más feliz que nunca, y eso alegraba al mensajero.

Pero enfureció de sobremanera a la Reina del Helheim.

Su marido...¿su marido acaso la reemplazaba los meses que estaba con su madre? ¿Esa mujer quién se creía para hablar con Hermes y referirse a Hades de esa manera tan poco educada? ¡¿Por qué actuaba como si fuera la mujer de su esposo?!

Unos quejidos de dolor fueron lo que los dioses mayores necesitaban para dejar de pelear y voltear la mirada hacia una enfurecida Perséfone que hizo de la tierra brotar grandes tallos con los que golpeó tanto a Mente como a Hermes, separándolos al uno del otro y alarmando a Hades, quien dejó hablando sola a su hermana cuando notó la mirada asesina de su esposa sobre la ninfa...

Eso era justo lo que quería evitar.

Significado de la Menta 🌿 Hades & Mente 🌿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora