Itadori acaba de llegar a la Academia de Hechicería de Tokyo, donde allí tendría como compañeros a Fushiguro Megumi y Kugisaki Nobara. Pero Itadori no se imagina la aventura loca que le ofrecerá su sensei...
🖤Primera Obra
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El viejo les cedió los látigos a los encapuchados y se fue,dejando la vida del joven en manos de aquellos hombres. Comenzaron a azotar a Itadori,sus gritos de dolor llegaban a todos los rincones del lugar. Sus ojos comenzaron a empaparse,pues ya sentía la sangre caer desde su espalda hasta el costado. Los encapuchados al cerciorarse de que el recipiente de Sukuna no se podía mover,procedieron a desatarle y cambiarlo de lugar. Itadori trataba de fijarse en lo que estaba pasando a su alrededor,pero el dolor le adormecía cada vez más. Colocaron en las manos y en el cuello de Itadori collares y pulseras de metal,gruesas,fijadas a las paredes por cadenas.
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Itadori tenía marcas de latigazos por todo el cuerpo. En ese momento sólo pudo pensar en una cosa,en los besos de su sensei. Cómo deseaba que estuviese allí, aunque no le gustaba ser salvado,le prefería antes que no tener una muerte digna. Mientras Itadori observaba su entorno,un encapuchado puso una silla enfrente de él y se sentó.
-Dime todo lo que sepas sobre Satoru Gojo. -ordenó aquel hombre.
-Pueden matarme si van a pensar que diré una sola palabra,además,¿qué narices les importa? -respondió Itadori de mala manera.
-Te lo diré una vez más, dime todo lo que sepas sobre Satoru Gojo. -repitió el encapuchado.
-Te lo diré una vez más, pueden matarme si van a pensar que diré una sola palabra. - contestó Itadori con voz burlona.
-Bien,tú lo has querido. -amenazó el encapuchado mientras se levantaba y alejaba la silla.
"¿Y ahora qué? ¿Piensan hacerme cosquillas hasta morir o cómo?" Pensó Itadori mientras observaba.
El hombre se levantó,y desde una esquina,estiró de una cuerda. Litros y litros de agua comenzaron a llover sobre Itadori.
-¡JODEEER,ÉSTE ESTA ARDIENDO! -exclamó el joven.
-¿Sigues conservando tu postura? -preguntó burlosamente el hombre.
-¡SII! ¡NO TE DIRÉ UNA MIERDA! -gritó Itadori.
El hombre se acercó a Itadori y comenzó a meterle puñetazos en la cara, uno tras otro,no tenia pinta de detenerse. La sangre de Itadori pintaba las paredes como si fuesen cuadros, tras cada puñetazo la sangre de Itadori salpicaba el suelo, formando un pequeño charco debajo suya. Cada puñetazo era peor que el anterior pero no menos que el siguiente. Itadori en el intervalo entre puñetazo y puñetazo ,trataba de respirar.
-¿Nada? -preguntó el hombre mientras limpiaba sus manos con un trapo,transformándolo de blanco a rojo.
Itadori sacó las últimas fuerzas que le quedaban y consiguió pronunciar:
- N-No te vo-oy a decir nad-da sobre Sa-Saturo...-expresó mientras tenía la mirada en el suelo, ya que ni fuerzas tenia para mantener recta la cabeza.
El hombre encapuchado se fue,Itadori recordó que debía estar pendiente de la hora, se fijó en un reloj que había,faltaban 8 horas. Itadori no perdía la esperanza,sólo necesitaba recobrar el aliento y las fuerzas. Lo único que tenía que hacer por el momento era tratar de que no lo durmiesen,debía de estar pendiente de la hora.
