Capítulo 36

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Harry pensaba que el miedo te hacía fuerte, porque una vez que te cansas de tener miedo a algo y lo enfrentas, creces. Te haces valiente. Y a Harry le gustaba sentir que era valiente.

Había sentido miedo desde que era pequeño, cuando encontró a Anne llorando en una esquina de la habitación, con sangre en el cuerpo y golpes en la cara; su corazón se rompió y más aún cuando ella lo abrazó y se desahogó.

Había sentido miedo cuando Gemma enfrentó a Des, gritándole que era un monstruo y recibiendo un golpe como respuesta, para que después Gemma decidiera irse de esa cárcel y ser libre. Y Harry solo pudo estar aterrado pensando que ella lo había dejado solo al lado de un loco.

Había sentido miedo cuando observó los ojos azules de Louis y se perdió en ellos, deseando verlos hasta el último día en el que su corazón dejase de latir, porque él jamás sintió nada igual al ver a una persona. Y Harry sintió temor cuando se enfrentó por primera vez a sus sentimientos.

Y ahora, Harry sinceramente estaba entrando en pánico. Era una de esas veces en las que no podía controlar su miedo, esas veces en donde parecía que todo se venía abajo, se sentía encerrado en un cuarto que poco a poco se estaba llenando de agua y él solo estaba allí para ahogarse.

Volvió a ver aquella imagen, como si no fuese real, como si fuese un producto de su ebria imaginación, pero no lo era. Era muy real.

Y corrió.

Corrió con la única finalidad de llegar a la casa de Louis lo más rápido que pudo. Estaba confundido debido al alcohol, pero sabía lo que hacía. No pensó en avisarle a ninguno de sus amigos, simplemente escapó.

Llegó a la casa de Louis minutos después. Eran alrededor de las dos de la mañana y estaba demasiado ebrio como para escalar hasta la habitación de Louis. Sus manos temblaron mientras sacaba su celular del bolsillo, marcó el numero del ojiazul y solo bastó un "estoy afuera" para que él bajase lo más rápido posible a recibirle.

Cuando Louis abrió la puerta lo primero que vio fue a Harry con los ojos llorando y después sintió como este se tiraba a sus brazos.

"Esto está mal, esto está muy, muy mal Lou. Tengo miedo, mucho miedo, por favor no me sueltes. Esto está mal" Louis frunció el ceño, pasó la manta que traía por los hombros de Harry y lo llevó adentro.

En ese momento agradecía que no hubiese nadie en casa; Jay había ido a visitar a su madre y no regresaría hasta el domingo, y las gemelas fueron una pijamada.

Cuando Louis se acercó más al rizado pudo oler el alcohol que emanaba de la ropa y aliento de Harry, así que solo supuso que él estaba demasiado ebrio y decía cosas sin sentido. Lo guio hasta el baño de su habitación y abrió la llave de la ducha.

"Quizás el agua fría te ayude a bajar el efecto del alcohol" susurró.

"Lou, esto está mal" repitió Harry.

"Lo sé, estás borracho" el rizado negó desesperadamente.

"No, no lo entiendes"

"No lo hago, pero quizás cuando se te baje puedas explicármelo más tranquilo, ¿sí?" tomó el rostro de Harry entre sus manos y le sonrió para intentar tranquilizarlo. Harry no le devolvió la sonrisa, pero asintió. "Ahora por favor, ayúdame con esto, no puedo solo"

Louis quitó primero los zapatos para que Harry se sintiera más cómodo, siguió con el pantalón y al último la playera de manga larga que tenia encima. El rizado alzó los brazos para que Louis pudiese quitársela, y cuando lo hizo, puede que el corazón del ojiazul se haya roto un poco.

Farfalla  |L.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora