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«Querida D:
Sé que dejaste claro que ya no querías hablar conmigo, pero enserio necesito decirte todo esto.
Me he sentido muy mal desde que ya no hablamos. Me siento... vacio
Y...»

Arranco la hoja y la hago un bollito.

Esto es un asco. Pienso, mientras me tiro sobre las suaves almohadas de mi cama, rendido.

Después de charlar de con mi mamá, de contarle como me sentía y pedirle (por no decir rogarle) que me diera alguna solución a ella me había dicho que quizás escribirle una carta diciéndole como me sentía sería bueno. Al fin y al cabo, aunque no la leyera me serviría para desahogarme un poco.

La idea me agradó y luego de abrazarla y decirle que era la mejor mamá del mundo, subí corriendo las escaleras y me encerré en mi habitación para escribir la dichosa carta.

Pero de ello hacía ya una hora y mi habitación estaba llena de papeles hechos bollos.

—¡Por el amor de Dios, Gale! ¡No puedes ser tan inútil! —me reprendo a mi mismo en voz alta—. Sólo es una carta y debes decir lo que sientes, no es tan difícil.

Recorro la habitación en busca de algo que me inspire, ya qur mi gran aliada la música me ha fallado en esta misión.

Al final termino centrando mi atención en mi escritorio, donde la última nota de D reposa tranquilamente. Me levanto de la cama, camino hasta ella y la tomo en mis manos para empezar a leerla otra vez.

Me hace reir, como siempre.

—Ama hasta mi forma de bailar, eso es mucho —le digo a la nada, sonriendo como idiota.

Y entonces algo en mi mente hace click  y me doy cuenta de que las únicas personas que me han visto bailar son mamá, papá, Jonh y...

Mierda.

QUERIDO GALE◞ terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora