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Lalisa esperaba sentada en la ribera del río

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Lalisa esperaba sentada en la ribera del río.

El sonido del agua corriendo le daba calma siempre; pero no negaría que había otro sonido que prefería mucho más.

- ¿Quién soooy? ~ - Sus ojos fueron cubiertos por esas cálidas manos.

- Jhm, es difícil confundir tu voz, ¿Sabes? Sobre todo, cuando me gusta tanto.

- ¡Wa! ¡Lalisa, no me digas esas cosas! Sabes que me da vergüenza - La joven se sentó a su lado, e infló sus mejillas.

- Nini, no viniste ayer...

- ¿Me esperaste? Quería que me extrañaras más.

- Dices esas cosas y después me reclamas a mí - Marcó, girando su rostro hacía el lado contrario para que no se notara su sonrojo.

- Lalisa...

- ¿Mh?

- Ya te dije que no me gusta que te ocultes de mí.

- Y tú sabes que no me gusta que vean mi rostro por mucho tiempo.

- ¡Oh, vamos, Lalisa, nos conocemos hace cinco años ya! Deberías dejar de ocultarte de mí. Mírame - Lalisa negó - Tu princesa te lo ordena.

- No soy nacida en el reino Busan, así que no cuenta.

- Pero resides en las tierras del reino, así que te rige mi autoridad.

Lalisa tomó su kasa del suelo y se la colocó para después mirar a Jennie. Obviamente, el sombrero sólo dejaba ver la parte inferior de su rostro.

- ¿Te crees muy chistosita? Dame eso - Se arrodilló, acercándose a ella. Tomó el sombrero y se lo retiró, dejándolo a un lado.

- Qué linda eres, Lalisa.

Manobal bajó la cabeza, avergonzada. Suficiente era tener a Jennie Kim, la princesa menor de Busan, frente a ella, y mirar esas lindas facciones suyas; que ahora tenía que escucharla decir esas cosas.

Pero a Jennie le encantaba jugar con ella y provocar esas reacciones, Lalisa se veía pequeña así. Sujetó con delicadeza de su mentón y alzó su cabeza.

La pelinegra se crispó - Vine específicamente a decirte esto, y necesito que me mires para poder hacerlo.

La mirada de Manobal se iba extendiendo cada vez más, sin poder despegar los ojos de Jennie.

- ¿Qué pasa?

- Hace mucho que yo-

- ¡Jennie!

Ambas se separaron con velocidad, mirando hacia atrás. Kim Jisoo, la sirvienta personal de la princesa, llegaba galopando junto con otro caballo hermosamente revestido a lado.

- Sin vergüenza - Sí bueno, que sea la sirvienta, no significaba que la joven fuera respetuosa - Me dejaste con tu caballo y escapaste cuando fui al baño - Puchereó, bajándose.

Daechwita 리니 - 𝐉𝐧𝐤 - 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora