╰≽| f i v e 🍁

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Se miro al espejo, observando su figura reflejada en el objeto. Su vestimenta estaba sin arrugas y bien acomodada, su cabello prolijamente peinado y su rostro no tenía ojeras o señal de cansancio. Sin dudas estaba impecable, pero de alguna forma se sentía incómodo.

Pensar en eso le causaba escalofríos.

Finalmente había llegado la fecha para marcharse a Obelia, por lo cual debía estar en perfectas condiciones para presentarse. Igualmente solo hacía falta su hermano y su fiel escolta, los cuales se habían ido a arreglar hace ya tres horas.

Desvió su vista para posarla en la funda de una reluciente katana, era el único 'accesorio' que hacía falta en su conjunto de ropa. Por lo cual sin dilación empezó a acomodar el cinturón onix donde se colgaba la funda en su cintura y agarró la katana para colgarsela como debía en el cinturón.

Suspiro mudamente y miro la puerta de su habitación, como si esperara que alguien entrara. Claro está que nadie abriría la puerta y entraría así sin más, pero aún sabiendo eso, se quedó pasmado mirándola por varios segundos, o quizas minutos, como si fuera la cosa más interesante del mundo.

De repente la perilla giro y la puerta fue abriéndose lentamente, lo primero que sus ojos captaron fue un largo cabello onix seguido de unos curiosos ojos grisáceos rasgados. Todo su cuerpo se tenso en cuanto la persona se había adentrado con tanta libertad a su alcoba.

Una sonrisa tímida y sus cejas fruncidas suavemente en una expresión entre apenada y feliz, su estatura era aproximadamente de un metro sesenta o tal vez menos. Jugaba con sus manos en un gesto nervioso y miraba el piso, como si tuviera timidez en expresarse.

Theo... que..que sorpresa verte.─

La sonrisa de la chica pareció ensancharse mientras alzaba su mirada y veía con admiración a Dylan, notando su expresión sonriente e incomoda. Su cuerpo estaba tenso y tenía una mano posada discretamente en la funda de su katana.

Ladeo su cara, confundida por su comportamiento.

─ ¿Estás bien?.─ su voz era baja y algo aguda, pero calmada y con toques de curiosidad ─ No te noto cómodo... ¿Quizás te estoy molestando en mal momento?.─

Nuevamente bajo su mirada y la clavo en el suelo, con decepción y tristeza. Su flequillo, el cual ocultaba uno de sus ojos, ahora ocultaba ambos.

El aquamarino apretó sus labios y rechinaba sus dientes, su mandíbula ejercía una presión increíble y sentía todo su cuerpo en guardia. Cerro sus ojos con frustración y decidió suspirar mudamente, intentando relajar todo de si mismo.

No, perdóname... T..Theo.─ pareció alegrar a la ajena, pues sus ánimos se repusieron con gran facilidad ─ Solo... estoy nervioso por este día.─

Ella solo asintio y se acercó con pequeños saltitos, se colgó del cuello del príncipe y pegó su complexión completamente a la del joven Campbell.

Dylan puso ambas manos en la cintura de la onix, queriendo alejarla. Podía jurar que su respiración empezaba a irregularse poco a poco.

He..hermana, alejate por favor.─ sus pupilas temblaban y su vista parecía nublarse, una pequeña risa inocente por parte de la joven lo logro confundir ─ ¿Theo?.

Su cuerpo pareció relajarse repentinamente, sus manos dejaron de empujar como si se rindieran y sintió su mente dar vueltas suavemente. El aroma a rosas invadia su olfato y solo con eso, supo que estaba bajo el control nuevamente de su hermana.

─ Baal, lindo. ¿Cómo te encuentras?.─ su tono pareció cambiar, volviéndose más seductor y elegante ─ Te extrañe mucho.─

Entre sus manos tomo las mejillas de Dylan, alejándose solo un poco y mirándolo a los ojos, siendo correspondida por una mirada vacía e inexpresiva.

|LP| ⌈🎭Kaimós⌉Where stories live. Discover now