ESAS ESTRELLAS

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°º¤ø,¸¸,ø¤º°'°º¤ø,¸( ESAS ESTRELLAS )°º¤ø,¸¸,ø¤º°'°º¤ø,¸

"En cada niño nace la humanidad".

Jacinto Benavente

A veces deseas con todas tus fuerzas acabar con el pasado, el cual siempre estará presente en tus recuerdos y no habrá nadie ni nada que pueda detener que eso vuelva, un pasado doloroso suele recordarse porque te hizo aprender, te hizo pensar, te hizo batallar internamente para poder encontrar un objetivo y salir de ese pasado. Pero la mayoría huímos de aquellos recuerdos que no nos convienen, como hienas cuando los leones defienden su alimento, como los pájaros al ser asustados; solo huímos y no hay nadie que no lo haya hecho. La justificación es que es tan difícil cuando los recuerdos marcan tu vida... Como la muerte de alguien a quien amas, como discusiones y golpes que te llevan a un débil estado emocional. No sabes como orientarte para dejar de olvidar, ni tampoco para enfrentar aquello que te dañó. Solo esperas que como dice la frase: el tiempo lo cure todo.

Pero a pesar de que llegue a curar algo, cada recuerdo, cada imagen de el pasado que haya quedado sangrará como si estuviera sucediendo repetidas veces. Nunca se curará, ni cicatrizará. Solo será una herida permanente en ti, en tus acciones, en tus recuerdos, en todo...

El despertador sonó y tuvo que levantarse para retomar de nuevo el inicio de la jornada. Habían pasado dos semanas desde que Ray se había hecho un hueco entre los amigos de Brisa con su carisma, amabilidad y comentarios ácidos. Era uno más y jamás esperó que aquel chico al cual salvó la vida se convertiría en alguien importante.

Sonrió enseguida que llegó a las puertas de la universidad. Hacía un extraño calor veraniego y las heridas que los otros días se había hecho aún escocían, nunca llegó a pensar en que eran más grabes de lo que aparentaban y que le iban a dar tanto dolor, pero debía soportarlo, tenía mucho que hacer y no podía permitirse más descuidos y retrasos.

Con rapidez entró en el baño y revisó sus heridas, las cuales estaban con una infección bastante alarmante y se encontraban hinchadas.

«Mierda...»

No había tiempo hacía unos minutos que había sonado el timbre de inicio y aunque le escociera de forma infernal no podría hacer nada tan rápido. Rendida ante la dolorosa situación, se giró para ir a su respectiva clase, pero se cruzó con sus ojos verdes mirándola desde la puerta.

-Hace dos putas semanas que te veo estas heridas,- la regañó sacando unas vendas de su mochila- se supone que estudias medicina y trabajas en una clínica en donde podrían haberte curado, ¿por qué eso no ha ocurrido?

-No había tiempo -se excusó.

-Eres tonta.-Comenzó a curar cada rastro de herida abierta, aplicándole dedicación y aprecio a lo que hacía.

No era doctor, pero sabía como curar a alguien, atenderlo, identificar si lo que parecía pequeño era grave. Podía ser simple pero, en algunos casos aquella simpleza podía ser crucial para cualquier herido.

-No entiendo cómo estudias Arquitectura si sabes curar las heridas mejor que yo....

Ray sonrió y luego de guardar las cosas que usó para curarla salió del servicio de mujeres. Brisa se sorprendió de que no le preguntara lo que a todos les carcomía saber; el porqué de aquellas heridas de sus manos, pero prefirió dejarlo de aquel modo. Todo era más sencillo así.

Caminaron juntos hacia las clases, ya que las aulas estaban contiguas y mientras podían hablar de tonterías, reír y entretenerse antes de entrar aquellos lugares que los llenaban de trabajo.

Para la sorpresa de ambos, se encontraron a sus compañeros en medio del pasillo y a los profesores de ambas carreras hablando animadamente. En cuanto llegaron el resto de alumnos comenzaron a hablar de aquella locura en el pasillo.

BE HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora