Prólogo.

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ARIANNA

Abro los ojos en cuanto descubro que alguien me sacude suavemente. La mirada de papá coincide con la mía y me sonríe un poco tenso.

—Primer día de colegio, Ari. Es hora de levantarse. —dice mientras saca la ropa que me tengo que poner de mi armario. Sus manos tiemblan de nerviosismo y no entiendo el porqué.

—Quiero que sea Navidad todo el año. —me quejo, pero aún así me visto.

—Se acabó lo bueno, pequeña.

—Quiero disfrutar más de mis juguetes. —pongo pucheros, triste. Mi padre suspira en el marco de la puerta.

—Tu madre vendrá a recogerte en el coche para llevarte al colegio, así que date prisa. —dicho eso, sale de mi habitación y baja las escaleras.

Cojo mi mochila que está al lado de mi mesita de noche y voy a la primera planta. Papá recorre el salón de arriba a abajo con su respiración agitada por la frustración. Veo mi desayuno en el comedor y como, atenta a cada uno de sus movimientos precipitados.

Minutos después, camino hacia la cocina para dejar la taza de leche sobre el fregadero, mas no llego a conseguirlo. Los ojos inyectados en sangre de papá me asustan por completo y hacen que pegue un ligero brinco, causando la caída del vaso. El sonido de los cristales al romperse se adueña de la estancia. Trago saliva, asustada.

—¿Qué te ha pasado, papi? —pregunto con voz temblorosa.

Permanece quieto sobre su sitio, observándome intensamente. Su mirada se suaviza cuando mi labio inferior tiembla. Me amilana verlo así, parece una persona totalmente diferente. Yo solo quiero que parezca mi papá.

Restriega los dedos en sus ojos, suspirando. Se va acercando a mí con parsimonia, pero el sonido de la llamada entrante de su teléfono lo detiene. Ve el nombre que aparece en la pantalla y por un segundo puedo notar cómo sus piernas flaquean levemente. Viene hacia mí y se agacha, poniéndose a mi altura e ignorando la llamada. Posa sus manos sobre mis hombros y me contempla con una mirada cristalizada. Un nudo en mi garganta crece por momentos.

—¿Papi? —susurro confundida y asustada.

Una lágrima cae por su rostro cuando escucha mi voz infantil. Se mete la mano en el bolsillo y extrae de él un objeto. Cierra la palma fuertemente y coge mi pequeña mano. Con mucha delicadeza, posa en ella el objeto. Lo miro. Es un collar de plata precioso. Tiene pequeños puntitos por todas partes y la fina cadena resplandece a la luz del sol.

Papá me echa el pelo rubio a un hombro, dándome la vuelta para abrocharlo. Cuando lo hace, me vuelvo para encararlo y nuestros ojos se cruzan. Me acaricia la mejilla con la mano y con la mirada quebrada por dentro.

—Lleva el collar siempre contigo, Ari. Mi alma estará contigo y con ese collar en cualquier lugar donde vayas. Te quiero muchísimo, no lo olvides. Pero sobre todo...no te acerques a Blue.

Antes de que pueda responder siquiera, el claxon del coche de mamá suena al otro lado de la entrada de la casa de mi padre. Lo abrazo fuertemente, no comprendiendo por qué me dice esto ahora. Ha estado toda mi vida avisándome de que bajo ninguna circunstancia me acerque a Blue y le había jurado numerosas veces que no lo haría. Lo que no entiendo es el tono de su voz al decir esas palabras. Sonaba como una despedida, como si nunca más nos volviéramos a ver. El caso es que lo volvería a ver la semana que viene, cuando me tocara estar con él.

—Gracias por el collar, papi. —le agradezco—. Ah, y...No llores. Nos volveremos a ver dentro de una semana. —le muestro mi más sincera e inocente sonrisa.

Me sonríe débilmente y se despide torpemente con la mano. Salgo por la puerta y entro en el coche de mamá.

Ese día supe que algo iba mal con mi padre. Algo le ocurría. Así que le dije a mi madre que al terminar del colegio me volviera a llevar a la casa de papá para ver cómo estaba. Lo que no sabía es que, al finalizar mi jornada escolar, recibiría la noticia de que mi padre había muerto de un infarto en su trabajo. Se había ido. No lo vería de nuevo jamás.

Lo único que me consolaba es que su alma permanecería encerrada en mi corazón y en mi collar. Fuera adonde fuese. Él estaría conmigo, y yo estaría con él.

Dark grey » Niall Horan {Deep colours #2} CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora