Traición

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Cuando abrieron los ojos eran más de medio día, Leonardo se incorporó de la cama.

- ¿A dónde vas?

- A bañarme- Dijo mientras se introducía al baño y le dirigía una mirada pícara a la chica- ¿vienes?

- Claro que sí.

Abril dudó durante algunos segundos, finalmente se incorporó y se dirigió a la ducha donde ya se encontraba Leonardo completamente empapado, ella se acercó tímidamente, tratando de cubrir su cuerpo aún desnudo, lo abrazó por la espalda, ambos se quedaron inmóviles, sentían sus respiraciones entrecortadas, sus corazones latían a la par, el agua tibia recorría todo sus cuerpos, Leonardo se dió la vuelta y tomó por la cintura a Abril mientras le plantaba un besos en sus labios entreabiertos, introdujo lentamente su lengua haciendo pequeños círculos y atrayéndola aún más hacia él, sus manos comenzaron a descender por su cadera y se posaron en su trasero, la guío hasta una pared donde la acorraló.
- No juegues con fuego- Dijo con voz baja y agitada mientras bajaba por el delicado cuello de ella dándole pequeños mordiscos- o podrías quemarte.
- Correré el riesgo.
- ¿Volvemos a la cama?- preguntó mientras cerraba la llave de la regadera
- Enséñame que puedes hacer aquí.
Abril rodeó sus hombros con ambos brazos y levantó una de sus piernas tratando de encontrar una posición favorable pero él la cargó y la recargó contra la pared y la penetró lentamente, sentía leves arañazos en su espalda, cuando la había introducido toda ella se aferró de su cabello y dejó escapar un gemido, él sonrió satisfecho del resultado por lo que incrementó la velocidad con la que la penetraba, recorrió su cuello y su pecho con sus labios aprisionando uno de sus pezones en su boca, dando pequeños círculos con la lengua y leves mordiscos, Abril gemía su nombre con voz entrecortada, sus piernas temblaban y se abrían cada vez más, el calor subía por su sangre, sentía las mejillas calientes, aunque tenía poca experiencia. Sabías que estaba cerca del orgasmo, apretó las piernas a los costados de él y se dejó llevar por la pasión moviendo sus caderas suavemente en círculos lo que incrementó su placer al máximo llegando al éxtasis, percantandose de esto aceleró aún más el ritmo, sentía como si miembro entraba cada vez con más apretado por lo que pronto culminó dentro de ella, ambos ajitados se miraron directo a los ojos, sonrieron y fundieron sus labios de nuevo, abrieron la regadera y terminaron de bañarse, de vez en cuando intercambiando caricias provocativas, cuando ambos teinaron de ducharse, Leonardo tomó una toalla que estaba a un lado del cancel y se la tendió a Abril con una sonrisa encantadora, ella cerró las llaves de la regadera y se envolvió en ella, él se dirigió a un mueble de metal que se encontraba a un lado del lavabo  de dónde sacó otra toalla para enrollarsela en su cintura, ambos salieron del baño, se secaron el cuerpo y se vistieron.

- Bueno, ya debo irme, mañana tengo que trabajar y…

- Sí lo sé, yo debo de ir a mi trabajo, pero aún tengo algo de tiempo, si gustas puedo llevarte a tu casa.

- Sí, me gustaría.

- Pediré un taxi de sitio, no debe tardar, mientras puedes terminar de arreglarte con calma.

- Claro, en cinco minutos estoy lista.

Al cabo de unos minutos ambos salieron de la casa, en la puerta se encontraba un carro, Leonardo le abrió la puerta y le hizo la seña a la joven para que se introdujera en él, durante todo el recorrido ninguno de los dos se dirigió la palabra, cuando llegaron a su destino Abril sacó unos billetes de su bolso para pagar pero Leonardo ya se había adelantado, ambos descendieron del auto.

- ¿Podrías esperarme unos minutos?

- Por supuesto- respondió el conductor mientras reiniciaba el taxímetro.

- ¿Cuándo volveremos a vernos?

- No lo sé, debo aclarar lo que siento, lo que quiero, debo pensar.

- Creí que estaba claro

- Debo hablar con Axel primero, no quiero seguir lastimando a ninguno de ustedes. Además esto fue algo de una sola vez.

- Entiendo- exclamó Leonardo desairado- entonces...

- Yo te busco cuando esté lista, cuando tome una decisión. Adiós.

Abril se dirigía a la entrada del edificio cuando Leonardo tiró de su mano y la volteó para darle una beso lento y prolongado, finalmente ambos se despidieron con evidente pesar sin saber si realmente se volverían a ver, él se introdujo en el taxi el cual desapareció en las cuadras y ella se introdujo al edificio, subió hasta su departamento y se tumbó sobre su cama, aún podía sentir las caricias del chico ardiendo sobre su piel, aún podía sentir el sabor de sus besos y la opresión de su cuerpo contra el suyo, cerró los ojos pensando en que debía hacer, todo era tan confuso, su mente era como un mar agitado, había mezcla de culpa, amor, tristeza, melancolía, deseo y cansancio, suspiró hondo y sonrió, pues dentro de ella admitió que pasara lo que pasara su mañana con Leonardo había sido única y lo que realmente deseaba, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el teléfono, Abril contestó y pudo identificar la voz preocupada al otro lado de la línea, era Axel.

- Hola cariño ¿donde te habías metido? Estuve tratando de localizarte todo el día, me tenías preocupado, te marqué toda la mañana a tu celular y no respondiste, marqué a tu oficina y me dijeron que te habías reportado enferma, eso me alarmó aún más.

- Lo siento no quería preocuparte, me sentí mal camino al trabajo, pasé al médico y aproveché a arreglar algunos asuntos pendientes.

- Pero ¿cómo te sientes, ya estás mejor?

- Si, mucho mejor-dijo calmadamente mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en la comisura de sus labios.

- Me alegra escuchar eso cariño

- Aunque aún me siento algo agotada, cansada

- En ese caso te dejo descansar

- Oye Axel ¿podríamos vernos mañana?

- Por supuesto, ¿dónde y a qué hora?

- Salgo a las 2 de la tarde de trabajar.

- Perfecto paso por ti y después podemos ir a algún sitio a comer.

- Me parece perfecto, hasta mañana

- Hasta mañana amor.

La llamada se terminó y la chica decidió dormir, pues al amanecer le esperaba un día muy pesado y agobiante, para el que debía estar preparada.

Passion d'une nuitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora