Punto Sin Retorno

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A la mañana siguiente Abril se levantó temprano para tomar un baño, se puso un lindo vestido color guinda de corte asimétrico en la falda, hombros descubiertos y mangas cortas, unos zapatos negros que hacían juego con su bolso y su chaqueta, salió de su casa rumbo al trabajo, durante todo el transcurso de la mañana solo veía la hora en la pantalla de la computadora, los minutos le parecían horas, cuando finalmente dieron las dos de la tarde, recogió sus cosas y salió a toda prisa de la oficina topandose de frente con Axel, quien le parecía más atractivo que nunca, su traje verde azulado resaltaba su piel y hacían armonía con su camisa y zapatos negros, Abril sintió un agudo dolor en el corazón, era tan difícil decidir, tenía temor a equivocarse. 

Y bien, ¿a dónde quieres ir? 

Hay un lugar cerca de aquí, dicen que la comida es muy rica, podríamos probarla. 

Por supuesto- contestó el chico regalandole una sonrisa galante y teniéndolo su brazo para guiarla al carro -su carrosa mademoiselle- Axel abrió la puerta de un lujoso carro negro.

Gracias monsieur.

Después de algunos minutos recorriendo las calles, llegaron a un pequeño restaurante de fachada gris, la puerta de vidrio en el centro de la construcción, dentro el techo era de madera adornado con una serie de luces de cuerda en forma de esfera, todas las sillas y mesas de color blancas daban armonía al lugar y el piso de madera lo resaltaba, al fondo del establecimiento una cortina de luces tras la cual había un pequeño patio, en el centro un frondoso sauce llorón adornado desde el tronco hasta las ramas luces blancas que alumbraba las mesas, ambos se dirigieron a una de las mesas y se sentaron, de inmediato llegó un mesero para entregarles la carta. 

Bienvenidos al jardín secreto, mi nombre es Andrés, ¿qué les gustaría ordenar? 

¿Qué nos recomiendas? 

La especialidad del lugar es la sopa de tortilla y la parrilla de carnes asadas. 

Nos podrías traer una parrilla y la sopa de tortilla 

Por supuesto 

Y unos chilaquiles verdes con suadero - interrumpió Abril

Sí señorita, ¿de beber ? 

Una cerveza - exclamó la joven

Que sean dos 

Muy bien, de inmediato les traigo su orden. 

El mesero recogió las cartas y se dirigió hacia la cocina, tras un par de minutos volvió con las dos cervezas y dos tarros, destapó los envases y los sirvió en los recipientes de vidrio para después desaparecer de nuevo. 

¿Qué fue lo que te dijo el médico ayer? 

Qué… vivo bajo mucho estrés-- dijo mientras le daba un sorbo al tarro de cerveza- debo relajarme. 

Bien, entonces tu y yo deberíamos escaparnos a Tequila, hay cabañas en forma de barricas, ¿te imaginas? Un fin de semana entero nosotros solos. 

Sí, sería lindo. 

El mesero llegó con una charola en la cual traía las órdenes, las dejó en la mesa y se volvió a retirar. 

Tu tienes algo, ¿me dirás qué sucede? 

Abril agachó la vista viendo su anillo de compromiso, dirigió su mano hacia su pecho y suspiró melancólicamente mientra trataba de encontrar las fuerzas suficientes para hablar, un par de lágrimas escaparon de sus ojos, su voz no salía de su garganta. 

Cariño me estás asustando, ¿qué pasa? 

Deberíamos comer, se va a enfriar. 

Está bien. 

Ambos empezaron a comer, intercambiaron un poco de sus respectivas comidas,  de vez en cuando bromeaba o se contaban sus respectivas mañanas pero la mayoría transcurría en completo silencio, cuando terminaron el mesero se acercó y retiró los platos, después se acercó con dos platos de flan. 

El postre va por cuenta de nosotros.

Gracias- exclamaron los dos chicos sorprendidos mientras el mesero se alejaba. 

Bien, ¿qué querías decirme? 

Axel, sé que tu y yo hemos pasado mucho tiempo juntos y nos hemos apoyado siempre. 

Sí - dijo el chico mientras sostenía las manos de Abril entre las suyas- por eso estoy seguro de querer pasar el resto de mi vida a tu lado. 

El problema es que yo ya no estoy tan segura. 

¿De qué hablas? 

Creo… lo mejor es cancelar la boda. 

Amor, lo único que pasa es que estas nerviosa, eso te está haciendo dudar, pero vas a ver que en un par de semanas te entusiasmarás más, cuando estemos planeando la, cuando elijas el vestido, el salón, las invitaciones...

Creo… - interrumpió la chica nerviosamente- Mejor dicho, estoy enamorada de alguien más. 

¿Qué? 

No puedo decir que no te amo, pero al fijarme en alguien más y empezar a sentir lo que siento por él, tampoco puedo decir que te amo, mi corazón se divide en dos, la verdad es que ya no sé que es lo que debo hacer- la joven cubrió su rostro con sus manos- lo que menos quiero es lastimarte. 

¿Quién es? ¿Lo conozco? 

No, claro que… Sí

Es Leonardo, ¿no es así? 

¿Cómo lo supiste? 

Por la forma en la que lo mirabas la vez que fue a tu departamento, desde el día que fuiste al bar con tus amigas has cambiado, te habías vuelto distraída, distante, fría. 

¿Por qué nunca mencionaste nada?

Porque creí que era normal, que eran los nervios de la boda. 

Axel, yo te tengo mucho cariño, te quiero y precisamente por ese amor no quiero seguir lastimando te con mis dudas- dijo la chica con la voz entrecortada mientras se  quitaba el anillo de su dedo anular y lo colocó en las manos del chico- espero que puedas perdonarme por todo el daño que te estoy ocasionando, pero no puedo continuar con esto. 

Abril se puso en pie, dejó unos billetes para pagar la cuenta y salió del lugar a toda prisa, dejando a Axel con los ojos llenos de lágrimas y el anillo entre sus dedos, completamente atónito e inmóvil, ella caminó un par de cuadras y pidió un taxi de aplicación para ir a su casa, cuando por fin llegó se tumbó en la cama a llorar hasta que sus ojos quedaron completamente secos, durante toda la noche trato de conciliar el sueño pero no pudo, por lo que pasó toda la noche en vela, cuando los primero rayos de sol entraron por la ventana Abril se incorporó de la cama, se duchó, preparó el desayuno y salió rumbo a su trabajo.

Passion d'une nuitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora