──Capítulo cuatro; Alguien más

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──¿Qué rayos pasó entre Adrien y tú ayer?

Luka, ante la mirada y el tono inquisitivo en el que su hermana le hizo esa pregunta apenas llegó de la escuela y lo vió, buscó rápidamente dentro de sus recuerdos cualquier cosa que pudiese haber hecho mal con Adrien el día anterior.

No encontró nada, pues después de vestirse con el primer conjunto de ropa limpia que encontró posterior a su ducha, Adrien volvió a entrar a su habitación para nada más que perder el tiempo ojeando su colección de viniles; Adrien tomaba uno que llamaba su atención, y Luka procedía a decirle cual era su canción favorita de él, o la fecha exacta en la que salió a la venta.

Quizá Luka inventó un par de fechas que no logró recordar tan solo para obtener ese precioso brillo de asombro en las miradas que Adrien le daba. Quizá Adrien no estaba tan interesado en los viniles, si no en el dueño de éstos y en su voz gruesa pero serena que llenaba sus oídos.

──... Nada── respondió haciéndose el desentendido.

No fue de ayuda, pues al recordar que antes de salir a cubierta para unirse al ensayo, Adrien le quitó un par de mechones de cabello húmedo que cayeron por su frente, acomodándolos detrás de su oreja, deslizando sus dedos por su mejilla hacía su barbilla y su manzana de Adán en el proceso, tan rápido qué Luka no sintió cuando aquellos dedos perdieron todo el contacto con su piel, pues de cualquier forma había sentido su toque como si hubiese durado horas y no un par de segundos.

──Me encanta como se te ve el cabello mojado── le había dicho Adrien al realizar aquella acción con una sonrisa traviesa, de esas que solo había visto en Chat Noir y sus intentos fallidos de llamar la atención de Ladybug.

Su corazón dió un vuelco en su pecho, no tan fuerte como el que sintió en aquel momento, e intentó disimular la sonrisa que irremediablemente se dibujaba en su rostro como cada vez que aquel recuerdo volvió una y otra vez a su mente en las últimas 24 horas. Fue cuando Luka sintió que pensaba tan alto que su hermana supo que "nada" no fue precisamente lo que pasó entre Adrien y él que ella le miró con ese gesto que siempre hacía cada vez que sabía que le ocultaba algo.

A Luka no le gustaba mucho el póker, pero desde pequeño Anarka se había encargado de que él y Juleka lo jugasen tan bien como para apostar hasta sus órganos con total seguridad en cualquier partida. Y como fue justo en una en qué ella y Jagged Stone se enamoraron tantos años atrás, ahí estaba Luka, jugando con su madre y con su padre que estaba de visita antes de irse de gira por toda Europa, sin apostar ni un centavo, porque sabía que sus progenitores ya estaban de camino a saquearse 300€ el uno del otro sin piedad alguna. Y aún así, Luka debía asegurarse de que la victoria quedase entre su madre y él, pues Jagged se gastaba esa cantidad en una noche de fiesta cualquiera, y él no quería quedarse sin comer un mes.

Juleka dejó su mochila colgada en la silla en la que tomó asiento frente a él y como él, en modo de sus padres y las miradas de odio y tensión sexual no resuelta que se dedicaban de vez en vez.

──¿Ya están saliendo?── Anarka no despegó la mirada de Jagged, pero igual preguntó con genuino interés.

──No, mamá── respondió Luka, ocultando su rostro que empezaba a sonrojarse detrás del par de seises de su mano.

──Pues creo que deberías avisarle a Adrien, porque hoy en química se la pasó hablándole a Nino y a Marc de lo atractivo, interesante y divertido que es el chico con el que está saliendo. De verdad, me tenía harta, solo habló de eso en toda la clase. Y al menos que conozca a otro guitarrista de pelo azul que sea hermano mío; o tienes un gemelo perdido, o en efecto, estás saliendo con él y no me lo quieres decir.

Entre acordes y amores [Lukadrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora