---¿𝑄𝑢𝑒́ 𝑒𝑟𝑒𝑠?---

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Lunes, 5:00 am

-Tom, hay que ir a la escuela, tienes que levantarte- mencionó Ana, mientras trata de hacer que su hijo se levante.

-No me siento bien, no creo poder asistir el día de hoy- dijo el rubio, mientras finge encontrarse con dificultades.

-Espera, tu frente está ardiendo, le diré a tu padre- mencionó la mujer con preocupación tras tocar la frente de su hijo y comprobar la temperatura, para averiguar si tiene fiebre.

-¿Tom está enfermo?- preguntó la hermana menor del rubio con un tono que refleja preocupación, mientras ingresa a la habitación-

-Me temo que sí, Martina ve a decirle a tu padre- respondió la madre, mientras espera a que su esposo le diga qué deben hacer, ya que no pueden faltar a sus trabajos repentinamente para cuidar de su hijo, además de que su hija también debe asistir a la escuela-

La hermana del rubio asintió y se retiró del cuarto rápidamente, para poder decirle a su padre de que Tom no se encuentra bien, Tom se limitó a mirar el techo mientras ve de reojo el rostro un poco preocupado de su madre, debido a que es la primera vez que el joven se encuentra en un estado tan delicado. Luego de que pasaron unos pocos minutos, Ezequiel ingreso al cuarto de su hijo, dejando ver que ya estaba preparado para dirigirse a su trabajo, el hombre se acercó a su hijo, y a colocar un termómetro en la axila izquierda a su hijo, para luego esperar unos segundos – 39,8° estas con una temperatura muy alta, rozando los 40°, tendremos que llevarte a que te vean- dijo el hombre, tras comprobar el termómetro.

-No te preocupes, tanto mamá como tú, tienen que trabajar, pero lamento no poder llevar a Martina a la escuela- mencionó el rubio, mientras ve a su familia.

-Escucha Tom, yo llevare a tu hermana a la escuela, luego tu madre llevare a tu madre a su trabajo, y por último iré al mío, pero cuando vuelva a casa, iremos a hospital y me contaras todo lo que pasa, sé que aún te afecta lo del viernes, y es lo normal luego de vivir algo como eso- explicó el doctor Swiketsky, luego acarició el cabello de su hijo.

-Está bien papá, espero que tengan un excelente día los tres, y no se preocupen por mí, yo estaré bien, me mantendré aquí en la cama- dijo Tom con un tono tranquilo, intentando hacer que su familia deje de estar tan preocupada.

-Cuídate Tom, espero que te mejores rápidos- mencionó con un tono alegre la hermana menor del rubio, para luego retirarse de la habitación.

-Cualquier cosa utiliza el teléfono fijo, luego veremos qué haremos con lo de tu celular, ahora solo descansa- se expresó la madre con un tono tranquilo, mientras se retira lentamente de la habitación dejando solos a padre e hijo.

-Sé que sigues asustado por lo ocurrido el viernes, pero gracias a Dios, estas bien y todos lo que se encontraban en ese boliche, incluso tus amigos, deberías de hablar con ellos, tal vez estén preocupados, o incluso tú puedas ayudarlos a ellos- explicó Ezequiel con un tono cálido, luego de unos segundo se retiró del cuarto de su hijo.

Tom se mantuvo acostado en su cama escuchando con atención todos los sonidos que realiza su familia, hasta que estos finalmente estos salieron de la casa, pero el rubio se mantuvo en su cama por unos minutos para asegurarse de que nadie regrese repentinamente para que descubran su secreto, no volverá a cometer el error de esa noche. El joven tomó el termómetro que su padre dejó sobre su escritorio, colocándolo en la misma zona que antes, pero esta vez se lo puede ver con un estado bastante favorable, tras unos segundos el termómetro sonó, dando a entender que ya tomó la temperatura corporal. Al quitar el termómetro de la axila, el hijo del doctor Swiketsky comprobó que su temperatura disminuyó a 36,6°, luego se puso de pie y se retiró de su cuarto dirigiéndose al salón, para acto seguido sentarse en el sillón –Lo siento, pero para evitar problemas y poder vivir en paz, tal vez tenga que encargarme de varias cosas- dijo para sí mismo el rubio con un tono que refleja aburrimiento, mientras toma el control del televisor, el cual se encuentra en la pequeña mesa frente a él.

Demon God: The ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora