Un contrato obligado

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—¡¿Cómo te atreves a hacer un contrato sin mi consentimiento?! No sabes con lo que te estás metiendo. ¡No entiendes las reglas que me atan a esta maldición!
—Sé que cuando un ser te invoca para cumplirle un contrato debes obedecer sin argumentar nada, te lo ordena tu propia maldición.
—¡¡¡No entiendes nada, angel estúpido!!!
—Eh dicho, ¡que haría lo que fuera por este niño!
—¡Pero no pensé que llegarías a tal extremo de arriesgar tu propia vida! ¡Me parece una vil tontería!, Arriesgas mucho por nada, puedo matarlo y no sentirá dolor alguno.
¡Contratista cumple mis caprichos!
(La condena de Dubadir se activa y está a merced de Ángela)
—Usted ordena Ama mía. (Maldito contrato no importa cuántas veces me oponga a sus órdenes, las palabras de invocación son como reglas para mí)
—El contrato que quiero que firmes conmigo es para que cuides al niño hasta los 20 años, serás su maestro, su guía hasta que chico este listo.
—Ya lo anoté en el contrato, ¿Hay alguna otra petición?
—Dejame lo pienso un poco.
—Esta bien mi señora.
—Solo llámame Ángela.
—Si así lo desea, por mi está bien.
—¡Ya se! Pondrás una mansión en el bosque para criar a este jovencito, estarás encargado de todos los servicios, además de todo eso esta mansión tendrá un hechizo que el cuál constará que solo las personas honestas y buenas tendrán la maravilla de verla.
—Me parece una idea algo infantil pero si eso es lo que quiere. Tengo una sola pregunta.
—Dila con toda la confianza
—este contrato ¿no afectará la amistad que tengo contigo? ¿verdad?
—Claro que no, siempre y cuando no te pases de la raya.
—Y ¿Cuál sería esa raya? Por que no creas que por ser amigos no se cumplirá el contrato.
—Ojala fuera así de fácil no cumplir con el contrato que usted a invocado, es como una prisión para mí no tengo otra alternativa más que culminar lo que se empezó.
—Bueno eso me hace estar más segura por lo que acabo de hacer.
(suspira) Bueno el contrato está listo, si me permite tiene que firmarlo para que se esté empieze su vigencia.
—¿Tiene vigencia?
—Pues, en si el contrato acaba hasta que la persona logre su objetivo por el que fui llamado.
—Pero que sofisticado, ¿Quien te hizo cargar con esta maldición?
—En el contrato se me obliga a no revelar ciertas cosas, como su pregunta.
—¡Ash!, Quien te impuso está maldición debió ser muy minuciosamente cuidadoso con los detalles; pero para que alguien haga eso debió de ser alguien superior a tí o al menos que asemeje tu poder, ¡Entonces tú mismo te pusiste la condena!
—No digas estupideces, está bien que en el pasado me haya hecho daño yo mismo pero no soy tan ¡imbécil! para cometer un error tan pendejo.
—Bueno eso sí es cierto.
—Mejor solo firma el contrato.
—Ah, si claro.
—Ya con esto el contrato queda sellado y ningún poder tanto como angelical y demoniaco podrá romper mi honor y lealtad que están plasmadas en dicho contrato.
—Bien nos vamos.

—Es un gran placer niño yo que antes quería matarte te cuidare ¡Pero que hironico! ¿No lo crees?
—No se quién es usted señor, pero no me interesa que me mate si por eso Alysa está a salvó.
—Pero que niño tan valiente (con voz burlona) típico de un Rey dar la vida por su gente; dime ¿Quien es esa tal Alysa?
—Es mi amiga nunca la dejaría sola.
—¡Oh! Ya veo es la niñita que está detrás tuyo, te juro que nunca me percate de tu presencia, te ofresco una disculpa por mi descortesía contigo niña, eres muy hermosa para estar un niño tan inepto como esté.
—¡Oiga! No soy ningún inepto.
—Si no lo fueras tú amiga no hubiera corrido peligro por culpa.
—Tiene razón, fue mi culpa que Alysa estuviera aquí, si no fuera por qué solo soy un niño ¡La hubiera podido proteger!
—No te confundas entre inepto y ser un niño, no tiene que ver la edad para demostrar el poder que se lleva dentro.
(Alysa)(Lo toma de la gabardina)
Disculpe señor le doy las gracias por salvar a mi mejor amigo, y por no matarlo.
—Pero...
Este...
No sé que decir, nadie me había dicho una palabra con tanta sinceridad y gratitud, bueno supongo que tengo que darte las gracias por dejarme defenderte a tí a tu amigo inepto.
—¡Que no soy ningún inepto!
—Sí, sí, sí, sí como tú digas mejor ya vámonos de aquí que está pronto a amanecer.
—¿Puede venir Alysa?
—No, lo siento eso no está en mi contrato aun que esté bajo merced de aquella angel no puede hacer nada por qué ya lo firmamos.
—Señorita, ¿Es cierto lo que dice ese señor?
—Lo lamento mi señor me parece que tiene razón, mis sinceras disculpas.
—Si no puede venir conmigo quiero que se quede con una familia que la quiera y la cuidé.
—(Dubadir) Bueno creo que puedo hacer algo al respecto con su petición.

(Llama a Alysa para llevarla con una familia)

—Ven, mmm ¿te puedo decir princesa?, Es que me pareces muy hermosa niña.
—Claro señor, le debo la vida, dígame como guste.
—Mira te llevaré a la casa que esta en a frente de tí, hay una pareja que no puede tener hijos, los llenarás de alegría tenlo por seguro.
—¿Habla en verdad?, Es que siempre me dicen que solo causo problemas.
(se agacha y mira fijamente a los ojos) te prometo que como ser espiritual que soy te voy a proteger de todo.
»Para llamarme solo tienes que decir en voz baja “Alexander protégeme” y yo estaré contigo en un abrir y cerrar de ojos. Te prometo que nadie te volverá a lastimar me escuchaste bien princesa.
—Muchas gracias Alexander con tus palabras me siento más segura.
—Esta bien, te voy a dejar enfrente de la puerta lo demás depende de tí.
—Si, lo haré gracias a usted.
—No me lo agradezcas a mi; nunca más sufrirás de nada más.
—Cuide mucho se Constantine por favor.
—No te preocupes por el niño inepto tengo que cuidar de él, de no ser así tú también que darías sin mi protección y eso es lo que no quiero.
»entre nosotros si cuido del niño, lo haré por tí.
(sonríe y abraza a Dubadir) Muchas gracias señor Alexander se que apenas lo conozco pero me dió la necesidad de abrazarlo.
—No hay problema, estaré para ti cuando me necesites, ahora ve y toca esa puerta.
—Si.

Toca la puerta y con temor espera a que le habrán.

—Si, ¿Quién llama?
—Am... Bue... Buenas noches disculpe necesito dónde pasar la noche no tengo familia y estoy sola.
—¡Amor! Dios nos escucho ¡Nos mandó una niña!
—Pero que cosas dices mujer...

Se suelta en lágrimas el hombre y grita

»Gracias Dios! ¡Gracias!
—Pero no te quedes afuera niña entra hace frío no te vayas a enfermar.
—Ire a preparar chocolate caliente.
—Si, amor le caerá bien a la niña.

—Bueno... Ama mía está servido, cumplí con la petición del Rey hay algo que quería mi Rey.
—No debes de ser tan sarcástico Dubadir disfruta lo feliz que hiciste a esa pareja con llevarle a Alysa.
»Hablando de eso ¿Porqué se tardaron mucho?
—(sonrojado) Bueno no era nada de lo que te pudiera importar, ¡En serio! ¡No hablamos de nada importante!
—(suspira) Si, como sea.
—Mejor hay que irnos ¿No lo creen?
—Si como dice el niño inepto hay que irnos.
—Se podría abstener a decirme inepto mi nombre si no lo sabe es Constantine.
—Da igual tu nombre.
—Dubadir.
—Dime Ángela.
—No le digas inepto a mi Rey.
—(molesto) Como usted lo ordene.
—Jaja, El demonio tiene que obedecer a un ángel que triste.
—¡Ay! Mejor cállate maldito niño, te aseguro que te mataré cuando cumplas los 20 años.
—Y por ahora que piensas hacer, ¡Nada! No es haci.
—¡Ay pero que niño tan irritante, creo que este contrato será muy pero muy difícil.
—Vamos Dubadir, solo es un niño ya verás que con tu entrenamiento y enseñanzas se llevarán bien poco a poco.
—Oye si mi entrenamiento, ten por seguro que sufrirás con mi entrenamiento maldito niño del demonio.
—Ángela protégeme de este maniático ¡Ahhh! ¡Ayuda!

El Contratista CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora