Capítulo 1.

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¿Quién no odia los lunes? Yo no es que los odie, es que como siga pasando más lunes así me tiro por una ventana, lo juro. ¿Qué puede haber peor que un lunes antes de las nueve de la mañana? Ya os lo digo yo: La gritona de historia.
Nada peor que joderte el dia entero oyendo sus gritos cuando no estás desperezada del todo. No la aguanto. ¿Y qué peor que eso todavia? Que a mi lado tengo al típico pijo moreno de ojos verdes que se cree guay, el que tiene loco a todo el instituto, menos a mi. Sí, el nuevo. Llegó hace como dos semanas a mi instituto y ya tenia dos partes, le habían echado cinco veces de clase y le habían expulsado una vez. Iba de malote, lo iba a tener claro como siguiese así.
Y yo, bueno.. Yo soy de las típicas buenecitas en clase, era super callada y a veces ponía cara de no haber roto un plato. También me dicen de ser la típica a la que llaman "empollona", pero no lo soy, yo apruebo sin estudiar, no me hace falta. Luego, quien me conoce bien, sabe que no soy asi, pero.. Es que no me gusta que me llamen la atención.
En historia, como vereis, nadie hace caso a esa gritona. Lo único que consigues escuchandola es que al dia siguiente te levantes con dolor de cabeza. Asi que mejor no hacerlo.

-Y bien, llevo más de dos semanas aqui y no me has dicho ni tu nombre, ¿como te llamas, rubia?.-me dijo el desconocido chico nuevo.

-Cristian, yo a ti no tengo porqué decirte mi nombre, no te importa mi vida.-dije girando la mirada hacia el chico.

-O tal vez sí, quién sabe.-me dijo con mirada seductora.

-¿Te crees que con esa indirecta y esa mirada me vas a conquistar? Lo llevas crudo, muy crudo.

-No, no pretendía eso exactamente, pero si quieres tomarlo como tal...

-Mira Cristian, tengo cosas más importantes que hacer.-dije llevando la mirada y señalando a mi cuaderno con el boli bic negro que tenia en la mano.

-Tú te sabes mi nombre, ¿por qué yo no puedo saber el tuyo?

-A ti ya te tienen fichado por todos lados.-le contesté volviendo a mirarle.

-¿Me lo vas a decir? Necesito al menos llamarte con un mote.

-Da por seguro que será la última vez que hablarás conmigo, si solo me ves en clase.

-¿Y si te tengo que pedir algo?.

-Cristian, no compliques más la situación.

Miré a la profesora para poder fingir que estaba escuchando, pero ví que venía hacia nosotros bastante cabreada.

-Valeria, Cristian.. ¿Me podéis explicar que es tan interesante?.-dijo tan de repente que casi me asusté.

-Verás profe, yo.. -intentó decir Cristian.

-LOS DOS FUERA DE CLASE.-gritó la profesora muy cabreada.

Lo que me faltaba, más gritos.

-Pero no hemos hecho nada..-dijo el moreno.

-He dicho que fuera de clase los dos, sin quejas.-soltó la gritona de historia.

Cristian no volvió a hablarle, se levantó y fue directo a la puerta. Yo fui tras él sin decir nada. Cerré la puerta.

-Bien, la primera vez en toda mi vida que me echan de clase y por tu culpa, ¿te aplaudo o algo?.-le dije un poco cabreada, tampoco era el fin del mundo.

-Con que Valeria, ¿no? Es un nombre muy poco visto... Me gusta.

-Cristian no me cambies de tema.-dije bastante seria.

-¿De donde es ese nombre? Es interesante.

-¡CRISTIAN!.

-Vale vale, doña mandona.

Le miré con los ojos entrecerrados, con cara de querer matarle.

-No me mires así mujer, tampoco es para tanto. Mira el lado bueno: no tienes que aburrirte más mientras explica, te pierdes la clase, no escuchas sus gritos, aquí puedes hacer lo que te dé la gana.

No le contesté, tan solo me quedé pensativa en lo que acababa de decir.

-Mira Valeria, yo ahora me voy a ir a dar una vuelta hasta que suene el timbre, total la profe no se enterará si estamos por detrás de la puerta o si estamos dando vueltecitas por los pasillos.

-Si te pilla algún día yo no quiero saber nada. Ah, y llámame Vale mejor, es que no me gusta mi nombre.

-Es muy bonito, pero no te haré sufrir, Vale. Bueno, ¿te vienes?.

-¿Y si nos pilla cualquier profesor?.

-No nos pillarán, hazme caso.

Suspiré.

-Está bien.-dije al fin.

Se le dibujo una sonrisa de oreja a oreja, luego se puso a mi lado y comenzamos a caminar por los pasillos.

Se remangó la sudadera, ya que era de manga larga. Le vi un tatuaje desde los nudillos hasta el codo, en el brazo derecho, y seguía más para arriba, pero ya no conseguía verlo. No me fijé muy bien en los símbolos que tenia, no me paré a preguntar para no parecer cotilla, ya que no lo era. Unos segundos más tarde me miró con la misma sonrisa que llevaba desde que acepté andar por los pasillos junto a él. La verdad es que enamoraba, pero no, ni de coña me iba a enamorar yo de un flipado que se cree malote y guay como él. Podría conquistar a todas las pibas del instituto, pero a mi no. Nunca lo conseguiría si lo intentase. Luego se paró en frente mía e hizo que mi cuerpo no pudiese avanzar más. Mi mirada fue directa a sus ojos verdes que me miraban a mí, eran preciosos, se podría decir que me enamoraron, pero sus ojos, él jamás. Me pasó la mano izquierda por el lado derecho de mi cara, me atrajo más cerca de él.

-¿Te han dicho alguna vez que eres preciosa?.-me dijo seguidamente.

-Cristian, conmigo no funciona.-dije quitándote la mano de mi moflete derecho.

-No funciona.. ¿El qué?.-me dijo dudoso.

-Pues lo que me acabas de decir. A mí no me vas a enamorar. Ni lo intentes, solo perderás el tiempo.

Esos ojazos verdes volvieron a mirarme fijamente.

-Cariño, como se nota que no me conoces. Aunque tranquila, tampoco pretendía eso, solo te digo lo que me pareces.-me dijo intentando calmarme.

Le sonreí y seguí caminando al final del pasillo. Él después de unos segundos me alcanzó y me sacó otro tema.

-Háblame de ti, me gustaría conocerte más a fondo.

-¿Qué quieres saber de mí?.-dije mirándole.

Él me devolvió la mirada.

-No sé, dime, ¿que te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿con quién sueles salir? ¿tienes novio?.. Lo que sea.

-Espera, ¿cómo que si tengo novio?.

-¿No lo puedo preguntar?.-dijo parándose de nuevo.

-¿Intentas ligar conmigo? Esto ya va serio Cristian.-dije parándome en frente de él.

-Tal vez.. Eres mejor de lo que pensaba.

-No lo conseguirás nunca, tenlo por seguro.

No me dijo nada. Bajó la cabeza unos segundos y luego me abrazó.

-Lo.. lo siento.-dijo mientras yo estaba sorprendida.

Luego recapacité y le dije:

-No.. No pasa nada.-Sonreí- Ven aquí.

Le acerqué a mi y le devolví el abrazo. Ahí empezaba a cambiar mi opinión sobre su actitud.


¿Para siempre?; XRIZ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora