Bam fue feliz, viendo de vez en cuando a madre y a sus hermanos. Las reuniones con su padre no podían ser frecuentes debido al trabajo que tenía, pero se esforzaba en llegar a casa para saludar a su esposa, dar una pequeña sonrisa a sus tres hijos y pasar el máximo tiempo que lograra tener con ellos.Su padre siempre los quiso, madre los mimaba cada vez que podían verse en la gran mansión de dónde ella jamás salía a causa de su enfermedad, y porque no deseaba alejarse de su amado jardín, su mesa de té y el inseparable ambiente cálido que había casi siempre, no dejando más opciones que solo visitarla cada vez que Bam, Wangnan o Karaka tuvieran tiempo libre de las actividades que les exigían según su edad.
Bam aprendió en casa hasta tener que ausentarse por la universidad, y de eso, ya tenía dos años, Wangnan se había ausentado hacía tres por la misma razón que Bam, y Karaka seis, que incluso trabajaba para su padre, por lo que sus visitas para reunirse los cinco, eran cada vez menos frecuentes, pero madre siempre recibiría a todos según la oportunidad que se presentara y estaría ansiosa por tenerlos a todos reunidos con su esposo incluído.
......
Su hermano le sacó la lengua desde la distancia, sosteniendo un pollito de felpa mientras emprendía la carrera de nuevo. Para tener veinte, Wangnan seguía comportándose como un niño de seis años.
Karaka entró y Wangnan chocó contra él al punto de caer sentado y mandando a volar su botín.
— ¡Oye! —reclamó a gran voz a su hermano, que indiferente, pateó el objeto lejos de su camino.
— ¿Dónde está madre? —preguntó Karaka, y Wangnan supo que las cosas terminarían mal ese día.
Si Karaka preguntaba por su madre, ella lloraría con solo verlo acercarse, él intentaría consolarla solo para recibir una mirada asustada que lo haría huir de ella.
Madre solo lo recibía a él, a su hermano más pequeño, Bam. Con él, toda la situación cambiaba, era abrazado, mimado y sobre todo, amado por madre.
Lo abrazaba y sonreía cada vez que él pequeño Bam lograba estar presente. Su siempre lúgubre espíritu, revivía al escuchar su voz a la distancia.
Con él, jamás se mostraría decaída, siempre estaría llena de vida como nunca nadie la veía. Sus abundantes cabellos sedosos, largos y castaños, estarían sujetos en una hermosa trenza de espiga a un lado de su cabeza, apenas por encima de su oreja, atado con un listón rojo, sus labios tendrían una ligera capa rosácea de labial con la que Bam se quejaría cuando fuera besado por ella entre risas. Su vestimenta de un vestido blanco hasta los pies, cambiaría a uno color perla con las mangas azules y rosas, además de una falda del mismo rosa que una franja de sus mangas, sus ojos esconderían con maestría el dolor al que estaba expuesta cada día y sería la madre perfecta para su hijo, el único al que amaba de verdad. Y jamás faltaría aquel pendiente que padre le había obsequiado balanceándose en el lóbulo de su oreja, a veces, quitándoselo para darlo a su hijo, y que éste lo observara de cerca con semblante de admiración.
— Madre está en el jardín, junto a la fuente —respondió mientras recogía al pollito y aplastaba su cabeza con demasiada fuerza.
— Bam llegará, padre no pudo traerlo, pero hoy planea sorprender a madre —anunció Karaka con gestos que nada daban a entender.
Madre amaba a su padre, siempre y cuando Bam estuviera presente, de lo contrario, ella ni siquiera se molestaría en dirigirle la mirada, discutiría cosas que ellos jamás alcanzarían a escuchar y gritaría hasta que se cansara, porque padre jamás diría nada para defenderse o calmarla.
Wangnan entró en pánico, madre seguía en su aspecto demacrado, nadie la había puesto en sobre aviso.
El arete que ella debía portar estaba en un rincón alejado de su propia habitación, su cabello caía sobre sus hombros ocultando todo su rostro, su vestimenta era un largo vestido blanco, lo suficientemente holgado para hacerle parecer un fantasma y no la hermosa mujer que se presentaba ante su hijo.
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KhunBam (proyectos fallidos).
FanfictionUna colección de historias que empezaron bien, pero que no tuve tiempo, ganas, ni más ideas para terminarlos.