Epílogo

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Pov Callie
Los días pasaban y nada mejoraba... Yo no mejoraba para nada.

Ya no quería comer y me costaba dormir por las noches.

Era un día horrible, llovía a montones, hasta que llegó una carta que yo sinceramente no me esperaba, era de ¿Arizona?

16 de agosto de 2021

Son las nueve de la noche de un sábado gris y frío, hoy me desvelé con la mente bastante inquieta lo que me trajo a sentarme a escribir mis pensamientos y las sensaciones que me invaden.

Probablemente sea complejo intentar explicar o duro de describir pero creo que es importante hacerlo y poder plasmarlo.

El 21 de enero de este año, me dieron la noticia que tengo cáncer.

Infinitas ideas, emociones, sentimientos, pasaron por mi cabeza. La más predominante obviamente fue encontrarme con la posibilidad cercana de morir.

Comencé desde entonces a vivir con la idea diaria de la vida y la muerte. Lo fugaz, la vulnerabilidad, la incertidumbre, la desesperación, la tristeza, esta posibilidad comenzó a acompañarme cada día...

Me siento afortunada porque en todos estos años de experiencia y por lo aprendido tomo la muerte como un paso a algo mejor, están unidas la vida y la muerte porque es parte de la misma y todos sabemos que en algún momento u otro va a llegar, no sabemos cómo ni cuándo de qué forma pero sabemos que está. Y me he aferrado a que morir es solo desaparecer del plano físico y dejar mi cuerpo.

No tengo la certeza de donde iré si me esparciré entre la naturaleza, si me iré al cielo con Dios a charlar de la vida, si pasaré a convertirme en un pájaro o simplemente reposaré en una nube con felicidad plena. Pero la idea la tengo y la fe me sobra para tener claro que si dejo este plano terrenal estaré feliz y en paz.

Esto lo pensaré sea ahora o dentro de 40 años que llegue mi hora... la cuestión es que no tengo miedo, ni quisiera que cuando me vaya, las personas que me rodean se entristezcan.

La vida es casi un suspiro y no quisiera que ese suspiro cause tristeza sino alegría por haberlo transitado.

Desearía que la gente me despida recordando momentos conllevados, que cuenten anécdotas, historias y situaciones que pudimos pasar.

Cuando me vaya de aquí quisiera que cada una de esas personas que asistan y lamente mi partida física sepa que yo desde lo más profundo de mi alma estaré agradecida por cada gesto, cada palabra, cada abrazo.

Les diría fue un placer, un gusto, un regalo compartir mi vida con cada uno de ellos.

Hoy, enfrentarme con la muerte me ha dado la posibilidad de fortalecerme, de darme cuenta lo bello y lo profundo que es existir, los aprendizajes se afianzan cada día la salud, el moverse, cuidarse, el trabajo, los afectos, el aire, la montaña, una risa, un almuerzo, una café con una amiga, una cena familiar, sentarme a planificar las cosas del viaje de fin de curso, todo lo que está a mi alrededor está cambiando, se convierte cada minuto en un tesoro, en una alegría, esta situación ha hecho de mí una persona diferente. Pase lo que pase, hoy, mañana o dentro de 40 años.

La idea de muerte ha enaltecido mi vida, la ha convertido dándole mucho más valor y conciencia que el que nunca tuve.

Hoy la idea de muerte y fin han hecho que disfrute más intensamente el momento presente, que aproveche el minuto a minuto y que viva de una forma más profunda y alegre.

Hoy soy feliz.

Y espero ustedes, todos lo sean también.

Los amo y amo la vida por siempre y para siempre enteramente yo.

Gracias...

Y para Calliope, es ésto... son recuerdos enmarcados que espero que nunca olvides mi amor, te amo

- Arizona

Rápidamente tomé el paquete y lo desenvolví, encontrándome con el álbum que Arizona tango cuidaba.

Ese que contenía todas nuestras fotos.

Ese que Arizona había llenado con fotos de las dos, habían desde besos hasta risas, fotos de ella sola sonriendo...

— Te amo mi amor— contuve mis lágrimas mientras sostenía entre mis brazos el álbum.

[...]

Los años pasaron, por que la vida sigue, aunque duela.

Jamás encontré un amor como el de Arizona, tampoco lo busqué.

Aunque ya con cuarenta y cinco años comprendí, que ella lo sabia.

Arizona sabía que se iría, e hizo todo esto para liberarme de aquella tristeza que perduró por años.

Mi madre me hizo comprender que la vida seguía, aunque no tuviera a quién amar.

Trabajé duro, convirtiéndome en una de las mejores doctoras del país.

Para luego de unos años, abrir la asociación "Arizona Robbins", en esta ayudamos a niños y niñas con cáncer que no tienen la condiciones para pagar un tratamiento.

Estoy segura de que la amaría.

Luego de unos años de soledad, decidí adoptar a Sofia, mi pequeña hija.

Y así, llené el vacío que Arizona había dejado, sin olvidar; que ella es mi único amor.

Y su tumba, sigue llena de flores todos los años.

En cuanto a Daniel, él conoce a Sofia y lo presenté como su abuelo, es parte de la familia.

Como ambos prometimos.

No será la vida que soñé a mis dieciocho años, pero está bien así.

Fin.

Solo un adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora