Alexandra decencia rápidamente por las escaleras, pensando en aquel árbol que le hizo recordar algunos fragmentos de su vida pasada en el santuario, en su mente pasaban escenas en donde se encontraba ella bajo la sombra de aquel árbol platicando con virgo, recordó que el caballero de Virgo era su fiel confidente y buen amigo, el sabia casi todo lo que ocurría entre el Caballero de Géminis y ella. A pesar de que Shaka era un tipo frio y de pocas palabras, Alexandra pudo cambiar un poco al caballero de Virgo, siendo más sociable y un poco más conversador. Por su mente también llegó un flashazo donde se encontraba ella sentada bajo el árbol leyendo; al poco rato llega Kanon, haciendo el libro aun lado de su vista, sonriéndole, la ve sorprendida por que no se había dado cuenta de su llegada, él se acerca para plantarle un suave y tierno beso, que ella acepta sin ninguna queja. En otra ocasión se encontraba ella sentada en el mismo árbol, la brisa fresca del verano hacía volar su largo y suave cabellos rojizo, en sus piernas se encontraba apoyada la cabeza del joven griego, acostado boca arriba cerrando los ojos, mientras ella acariciaba su azulada cabellera, de repente ella pasaba la parte posterior de su mano con un movimiento suave sobre las mejillas de Kanon.
A su mente pasaron más recuerdo de todos esos días en donde Alexandra y Shaka meditaban bajo aquel árbol. Uno de aquellos días donde ella se encontraba en el mismo lugar jugando con Kiki, recordó que en ocasiones ella se hacía cargo de él, cuando Mu estaba a fue en alguna misión. Todo eso y más recordó. El jardín de la casa de Virgo era uno de su lugares favoritos, donde a ella le gustaba pasar el tiempo dentro del santuario. pero sobre todo le encantaba estar sentada bajo aquel árbol lleno de pétalos rosas.
Ella pasó por casa de Leo y de Cáncer sin darse cuenta, estaba a punto de llegar a la casa de Géminis. No podía creer que enserio todo lo que le decían de Kanon y ella era cierto. De alguna manera al recordar todo eso sintió algo dentro del pecho, no sabía con certeza qué era ese sentimiento. Quería llegar de inmediato a su pequeña casita, recostarse olvidar todo lo que había pasa.
Al encontrarse pasando por la tercera casa se detuvo un momento y decidió pasar a ver a Kanon, a comentarle que había recordado algo de su pasado, Alexandra pensaba que eso quizás le daría gusto.Tocó la puerta una, dos veces, espero, nadie le abrió , pero en cambio oía la voz de Kanon —con quien estará hablando— se preguntó ella, pegó su oído a la puerta para poder escuchar bien, pero no podría entender nada de lo que decía, así que se recargo un poco más a la puerta, pero el seguro de la puerta no estaba bien puesta y se botó, Alexandra sintió como todo el peso de su cuerpo se iba para un solo lado, trato de recuperar el equilibrio pero la puerta se abrió y ella cayó al suelo.
Justo en frente de su vista estaba Kanon sorprendido, viendo a aquella chica tirada en el suelo
—¿estás bien?Preguntó él, tendiendole una mano. —¡auh!— sobándose la mejilla; ella levantó la vista sonrojada aceptó la mano del Griego. Kanon aún no comprendía que hacía Alexandra aquí, y menos porque había llegado de esa manera. —¿te encuentras bien? —Pregunto de nuevo.
—aamm… sí, creo que sí—contestó ella apenada.
—Te has puesto roja— sonrió él, alegremente. Él había recordado que ella era así, le encantaba como sus mejillas se tornaron rojizas cuando se ponía nerviosa, se apenaba o se avergonzaba, su piel clara como las perlas la delataba. Al ver que Kanon aún agarraba su mano ella de inmediato se soltó.
—aaamm…. —aclarándose la garganta— este ammm… yo vine a decirte….
—Oye guapo ya acabe, muchas gracias—interrumpió una voz femenina que salía del baño, ambos voltearon de dónde provenía dicha voz. Alexandra se mordió el labio inferior al ver la dueña de aquella voz que había interrumpido, era la chica que había besado a Kanon, en el bar —aaa…. Veo que estas ocupado…. Creo que mejor te dejo.
— ¡que! No, no, no, espera. Ella dio media vuelta y se retiró sin voltear atrás. Pero algo la detuvo la mano de Kanon la había agarrado por la muñeca — ¡suéltame!— tirando de su propio brazo —espera Alexa que es lo que me querías decir— cerrando la puerta detrás de él. Ella lo miraba detenidamente a los ojos y él impaciente la miraba, el corazón se le aceleraba por la situación tan inconveniente en la que se encontraba.
—oye mi amor, deja a esa chiquilla y ven conmigo necesito decirte algo— gritó la chica dentro de la casa de Géminis. Al caballero de Géminis se le vino el mundo encima al escuchar lo que la chica había dicho, pero por otro lado a, Alexandra no le cayó nada en gracia aquel comentario, tiró de su brazo una vez lográndose zafar. — Quieres saber lo que te quería decir— el Geminiano tragó saliva— sí— respondió sin saber que le esperaba— perfecto—en tono firme y serio — ¡¡¡cómo te atreves a golpear a Aioros!!!—dándole una cachetada. La cabeza de Kanon quedó mirando hacia otro lado por la bofetada— y para que te quede claro, entre Aioros y yo no hay nada solo me ayudo, porque anoche tuve un accidente y él…. —supero—no, olvídalo, no tengo porqué darte explicaciones. Se retiró a pasos rápidos.
el joven Griego suspiro, al ver como su chica se marchaba, —¿un accidente?— se preguntó él, frunciendo el ceño. —¿pero que le abra pasado?
—oye Kanon, mi amor — dijo la chica que se encontraba dentro de la casa esperando, ahora abriendo la puerta tras de él. Kanon volteo los ojos al escucharla. —¿que quieres?—contestó de malas.
—Ven conmigo, quiero estar contigo— agarrándolo por detrás de la espalda, Kanon volteo a verla bruscamente—mira, ya te dije que lo que pasó fue un error, lo lamento pero no tengo intenciones de tener una relacion contigo, perdona, por favor no me busques mas. La chica agacho la mirada, empujando a Kanon a un lado, antes de marcharse le dijo que él sería de ella.
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Saint Seiya ¿y tu quien eres?
FanficEsta es una pequeña historia, retomando a los personajes de saint seiya. Hay una mucha que llego al santuario, que se enamora de uno de los caballeros dorados, y ese amor es bien correspondido pero un fatal accidente hace que la muchacha pierda la m...