❃ C I N C O ❃

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—Esto es un adiós definitivo, Alemania 

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—Esto es un adiós definitivo, Alemania 

No creí que las cosas terminaran de esta forma, pero está bien, acepto completamente mi error— habló el contrario abriendo la carpeta que se encontraba sobre la mesa.

—Déjate de tonterías y firma de una vez — soltó la menor con amargura.

Ambos se habían casado por bienes separados por lo que se ahorraron mucho tiempo evitando papeleos de más, y aunque el alemán en un principio se negó a firmar el divorcio al final terminó cediendo, ____ le dejó las cosas en claro en la discusión que tuvieron al encararlo una semana después de descubrir su engaño, esta no quería continuar con su rota relación.

Agregando que ya tenía a otra persona en sus pensamientos y corazón...

Quizás las cosas sucedieron muy rápido, pero ella no podía ignorar el sentimiento que crecía cuando veía al mexicano, sus halagos y caricias le hacían sentirse como una joven colegiala, solo tuvo que pasar una semana para implantarse en lo más profundo de su ser.

Ahora que ya era una mujer divorciada y libre podía empezar a hacer lo correcto junto a México, iba a ser como una pequeña niña de cinco años, egoísta y caprichosa por el amor del ojiverde.

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—¡México!

—Dime cariño, estoy a tu lado

—Perdón, si bueno, yo... ¿puedo abrazarte?— susurró la castaña tímidamente.

—____, ya te he dicho que no tienes que pedírmelo— le respondió el mayor mientras sentaba a la contraria sobre sus piernas y la acurrucaba entre sus brazos.

La respiración tranquila del mexicano la hacía sentirse mucho más relajada, sumando a eso las caricias que le proporcionaba sobre su cabeza y espalda, se sentía como en las nubes.

Llevaban ya siete meses de relación, ambos vivían en la casa de la menor, ese era su nido de amor, el lugar donde pasaban las noches juntos tomados de la mano y otorgándose tiernos besos, esa casa fue testigo de su unión en carne y espíritu.

____ se separó ligeramente de su pareja para poder apreciar su rostro, posó ambas manos sobre los cachetes del contrario apretándolos ligeramente mientras soltaba una pequeña risa, delineó cada facción del morocho terminando por besar cada una de sus pecas, todo en él era perfecto, desde su aroma varonil hasta sus ojos verde esmeralda.

Ella cada vez que lo miraba a los ojos podía percibir un ligero sentimiento de familiaridad, aquello se le hacía raro pero siempre lo dejaba pasar.

—Una foto te duraría más tiempo — comentó México mientras rodeaba su cintura.

—Mejor cierra la boca antes de que considere tomarte fotos desnudo — musitó la joven apoyando su cabeza en el hombro del otro.

Las mejillas del varón se tiñeron en un rojo intenso debido a las palabras de la chica, sin embargo estas mismas le hicieron tener pensamientos impuros. Miró el destapado cuello de la fémina y una sonrisa ladina hizo acto de presencia en su rostro.

T A X I 【 México y Tú】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora