Reinicio n.°40

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N/a: Tw, contiene las advertencias de la descripción. Lean con cuidado, criaturas del inframundo.

. . .

—Ey, despierta, ¡despierta Yoosung Kim!

Ella intenta aproximarse, extendiendo la mano hacia su hombro, pero Luciel se sacude el roce y levanta la mirada. El ruego de sus ojos ambarinos acentúa esa expresión vehemente que no le había visto usar hasta hoy. La chica se muerde los labios y vuelve a retroceder un paso, sin quitarle la vista de encima a Luciel. Mechones de cabello rojo se le pegan al rostro, húmedos de sudor. Yoosung descansa en su regazo. Tiene una expresión serena, casi podría pensar que está tomando una siesta, de no ser por todo lo demás.

—Llama a una ambulancia, ¡hazlo! Todavía hay tiempo.

Sabe que, en efecto, habría que llamar a una ambulancia o, mejor incluso, a la policía, pero del tiempo que él habla, no queda más. El cuarto oscuro y húmedo en el sótano de ese edificio le resulta familiar. Se le revuelve el estómago. Ya ha estado aquí antes. Es curioso que ella sea quien, en teoría, no deba olvidar nada, pero que de todas formas el traslape del tiempo, de la continua repetición dentro de su mente, haga cada vez más difícil el distinguir claramente las memorias.

—Saeyoung...

—¡Llámala y ya!

—Lo haré, lo haré —procura calmarlo. Luciel, más afectado por todo, no está en condiciones de escucharla parlotear sobre lógica justo ahora; ha de hallar otra manera de hacerlo avanzar—, pero tenemos que salir corriendo de aquí. No es seguro, ellos podrían volver.

—Entonces ayúdame a cargarlo —le pide al mismo tiempo que se restriega la nariz con la manga de su camisa—. Solo ponlo sobre mi espalda, ¿okay? Yo lo llevaré.

—Luciel...

—Vamos, todavía hay tiempo. No podemos dejarlo solo aquí. No a él también.

No a él también.

La chica respira profundo y cierra los ojos con fuerza un segundo, procurando contener las lágrimas y mantener la calma. No pueden ser dos las personas atrapadas en la vorágine, no puede hundirse junto a Luciel en mares de alienación. La angustia es mucha y tiene sentido que, a veces, al recuperar recuerdos o enfrentarse a la verdad, Saeyoung se rompa. No tiene que esforzarse para escuchar de nuevo en su mente el leve gimoteo que salió del pecho del muchacho cuando vio a su hermano apuntarle con un arma, ojos teñidos de veneno aguamarina y cabello del cual el vibrante rojo natural ha sido desterrado porque trae recuerdos repugnantes.

Se acuclilla para ayudar a Seven con el cuerpo de Yoosung; una tarea que debería ser fácil para él, pero que, dadas las circunstancias y su estado, se ha vuelto más bien imposible. Cuando las manos de la mujer procuran cerrarse en torno al torso de Yoosung, nota que le falta calor. La sensación es más de lo que puede soportar. Solloza e involuntariamente suelta al chico rubio al retroceder un paso. Cae de sentón contra la pared y sacude la cabeza.

—¡No puedo hacerlo solo!

—Saeyoung, por favor detente... Él ya no está. —Cierra los ojos para contener el mareo que acude a ella. El reinicio está a punto de suceder—. Fallé otra vez.

—No, no, no. Él estará bien, esta vez estará bien. Vamos a lograrlo, solo ayúdame a llevarlo... —Luciel se aferra a los brazos de Yoosung, todavía apoyados en sus hombros y tira de él para terminar de acomodarlo en su espalda. Gira la cabeza para hablarle sobre el hombro mientras le da palmaditas en la mano—. Estás aquí todavía, yo lo sé. No nos puedes dejar así, vamos, Yoosung, nosotros hemos venido por ti hasta aquí, no nos digas ahora que vas a rendirte. No podemos perderte ésta vez, sabes que sin ti nada habrá valido la pena. Estarás bien, todo estará bien. —No puede verle el rostro, pero su voz ha bajado de volumen y hace pausas cada vez más largas para tomar aire: Luciel está llorando—. Vamos a creerte. Tenías razón, amigo, tenías toda la jodida razón. V es un pedazo de mierda. V es un jodido enfermo y yo... tuve que haberte creído desde el principio.

—Está por pasar, solo... Detente por favor.

—Para ti es muy fácil decirlo. Todo esto no es más que una pesadilla de la que despertarás en algún momento —Saeyoung está mirando hacia la puerta, sosteniendo precariamente a Yoosung. No se ha movido porque sabe que sus temblorosas piernas no podrán llegar hasta las escaleras, mucho menos podrán subirlas—. Dejas las cosas a medias y te vas. Deberíamos cambiar lugares, apuesto a que habría encontrado el final hace mucho. 

Depurador: bucle infinito | Mystic Messenger |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora