Amor correspondido

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Estaban en la oscura habitación, intentando tomar desesperadamente el control del momento, ambos, siendo alfas, sinceramente no era algo muy fácil de ver. El orgullo que tenían como el primero de la casta y más poderoso sobre los demás no les permitía doblegarse a nadie ni nada. Aún así, Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, estaban allí, queriendo sobre todo este rollo, tener sexo y obtener algo de placer.

— Dejate quitar la camisa, maldición!.— hablaba el rubio en susurros con notable enojo.

— ¡No, n-no quiero Kacchan!.

Izuku era más bajo que el rubio, pero eso no quería decir que no era más fuerte y ágil que el contrario. Por parte de Katsuki, era aún más inteligente y perspicaz. No dejaría que "un brócoli con patas" le dominara. Aún así, querían tener sexo.

Pero, ¿cómo fue que llegaron a todo esto?

...      ...      ....          ....         ...        ...        ...

Izuku estaba en el baño, intentando limpiar el desastre que hizo su antiguo amigo de infancia y actual bully, con su verdoso cabello. Pasaba muchísima agua por las hebras onduladas, intentando inútilmente sacar cada parte del yogurt derramado. No sabía muy bien en donde estaban los restos de aquel líquido viscoso pero sabía que aún quedaba.

Mientras el pecoso, tomaba un balde para llenarlo de agua y lavar todo su parte trasera de la cabeza y nuca, sintió como la puerta se abrió bruscamente, algo que alarmó en demasía su agitado pecho. Escuchó pasos que se acercaban lentamente hasta su lugar, y no era para menos, se trataba de "Kacchan", el alfa más ególatra e insensible que jamás conoció, ni conocería.

Se tensó mucho, pero mantuvo la calma. Respiraba lo más tranquilo que podía, y tomó unas toallas de papel para secarse. Katsuki durante todo el rato lo miraba atento a sus movimientos, parado aún tras la puerta cerrada. El peliverde sabía que eso significaba una paliza por parte de aquel chico, su amigo de infancia y destinado.

Sí, aunque ambos fuesen alfas el destino se encaprichó queriendo tenerlos juntos. Y la marca con símbolo de delta en el brazo de Izuku, y el de alfa intacto en el de Katsuki, lo confirmaba.

Izuku tembló levemente, cuando sintió los pasos de aquel rubio acercarse a él. Quiso gritar y correr de allí pero su orgullo como alfa y su simple hecho de nacer como el primero de la casta no le permitía eso, igual nadie le ayudaría porque todos deben ser fuertes. Todos los alfas son fuertes e independientes.

Katsuki podía oler el miedo de su compañero debido a su esencia amarga y sofocante. Tomó al más bajo por los hombros y le susurró unas palabras en el oído, haciendo efecto inmediato para que se tranquilizara. El menor sólo podía temblar y respirar errático, no entendía porque aún el rubio no lo golpeaba e insultaba, ya quería irse a casa y estaba perdiendo demasiado tiempo.

Katsuki sabía que Izuku estaba desesperado por salir. Así que le pidió fríamente que se verían a la hora de salida y que si no llegaba a tiempo, las consecuencias serían graves. El pecoso chilló de miedo pero asintió, no perdería la oportunidad que tuvo hoy de no ser golpeado ni maltratado.

Así ambos se dirigieron de nuevo a su salón, ya el receso había terminado.

...

Llegó la temible hora de salida para el joven pecoso, sabía que Katsuki no se iba a contener esta vez y que iba a ser muchísimo peor por haberse saltado el "banquete" de temprano. Suspiró desganado y tomando valor de donde no tenía para llegar a donde estaba aquel chico alto y fornido con cara de mil demonios.

- H-Hola Kacchan...- sonó un pequeño murmullo de la garganta de Izuku, nada nuevo cuando estaba tan asustado.

- Sígueme y rápido, pedazo de mierda.- exigió mientras caminaba con su espalda encorvada hacia adelante, parecía un anciano con problemas muy serios de ira.

[ONE SHOTS | BAKUDEKU/DEKUBAKU.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora