Caperucita... ¿Azúl?

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Había una vez un joven caminando por el bosque rumbo a casa de su abuela, quien estaba enferma.

Dicho joven era conocido por usar casi siempre su distintiva caperuza azul marino, combinaba perfectamente con sus bellos ojos azules y su hermoso cabello azabache.
Llevaba una canasta con una botella de vino, medicina y algunos aperitivos más que su madre había preparado para que le llevara a su abuela.

En su camino se detuvo un momento al escuchar un ruido entre los arbustos, ¿Sería algún pájaro?, ¿Un conejito escondiéndose?, No le prestó mucha atención y siguió con su camino hasta que volvió a escuchar ese ruido.

"Crack"

Se escuchaba entre los arbustos nuevamente, salió corriendo al ver unos ojos rojos brillantes desde la oscuridad.

Se escuchaban pasos detrás de él, ¿Uno?, No, eran dos, dos cosas lo estaban siguiendo; bajó un poco la velocidad al ver qué al frente suyo estaba su amiga.

- ¡96Neko! - Gritó y se acercó lo más rápido que pudo a la chica de caperuza roja.

- Soraru, ¿Que sucede? - Preguntó un poco preocupada.

- C-Creo que algo me sigue, escuché ruidos y luego varios pasos seguirme, t-tengo miedo - Decía asustado el azabache al borde del llanto.

- Bueno... Últimamente hay avistamientos de hombres lobo o similares... Pero no creo que sean verdad - Le sonrió y le dió dos palmaditas en la cabeza - Listo, el "pat pat" de la buena suerte, ya no te pasará nada.

Por alguna razón se sintió más seguro y sonrió levemente - Gracias, ya estoy un poco mejor... A todo esto, ¿A dónde ibas?- .

- No lo sé, solo salí a caminar un rato, tal vez haga un picnic con algunos animalitos, ya veré, ¿Y tu a dónde ibas? -.

- Mí mami me mandó a dejarle unas cosas a mí abuelita, está muy enferma -.

- Uy, entonces te dejo seguir, nos vemos Soraru - Se despidieron y ambos siguieron con su camino.

No quedaba mucho para llegar,aquellas palmaditas de su amiga lo calmaron bastante así que, de no ser porque sentía que lo vigilaban, ya no sentía tanto miedo.

De pronto algo le cortó el paso, un chico albino, un poco más alto que él, tenía orejas y cola de lobo además de unos preciosos ojos rubíes, le temblaba levemente el labio y se acercó algo temeroso.

- Ah... ¿Q-Quien eres? - Preguntó un poco asustado retrocediendo unos pasos.

- Yo... Te voy a comer - Dijo lo más tranquilo  que pudo y se abalanzó sobre el chico mostrando levemente sus colmillos.

Estaba asustado, realmente asustado, iba a morir siendo comido, ¿Tendría buen sabor? ¿Le iba a doler mucho?, Preguntas tontas que nunca obtendrían respuesta. En un torpe intento de sobrevivir le acarició suavemente la cabeza.

El albino se quedó quieto, ¿Que le estaba haciendo?, Se sentía muy bien y lo calmaba, nunca nadie le había hecho eso. Se sentó en el suelo para que el chico siguiera haciéndole eso pero apenas tuvo la oportunidad tomó la canasta y salió corriendo dejándolo ahí sentado con un ligero sentimiento de abandono, bajó la mirada pensando que se había hecho falsas iluciones. Pero claro, era una criatura horrible, las personas le tenían miedo y salían corriendo de tan solo ver sus colmillos o sus aterradores ojos rojos, pero no era su culpa lucir así, tampoco el que lo obliguen a cazar a otros seres vivos, él quería ser amigo de otros animales y de los humanos, no quería dañarlos, pero nadie pensaría eso de algo tan terrorífico como él, fué muy tonto de su parte pensar que esta situación sería diferente, nunca lo es. Eso era lo que pensaba mientras seguía sentado.

Por otro lado, el joven notó que aquella criatura no lo seguía y en como la había dejado, se sintió mal así que casi de inmediato volvió, se sentó al frente suyo y, cómo disculpa, sacó un pequeño trozo de pan de su canasta para ofrecerle.

- L-Lo siento... Toma - Susurró ofreciéndole aquel trozo, el albino un poco más contento lo tomó y se lo comió, tenía muy buen sabor - Me llamo Soraru... ¿Y tú?

- Soy Mafumafu... Pero puedes decirme Mafu - Dijo tranquilo y moviendo levemente su cola -.

- Tú... No vas a comerme, ¿Verdad? - .

- Ah... Debería pero no... Yo no quiero comer a las personas, yo quiero ser amigo de ellas... Pero nunca lo logro porque todos piensan que soy peligroso y que los mataré - Mencionó algo triste bajando sus orejas y escondiendo su cola.

- Yo puedo ser tu amigo - Apenas escuchó esto el albino levantó sus orejas y empezó a mover la cola.

- ¿De verdad? - Preguntó emocionado mientras sonreía.

- Claro - Le respondió y se levantó ofreciendole su mano para ayudarlo a levantarse - Debo ir a casa de mí abuela, ¿Me acompañas?

- ¿Puedo? - Preguntó no muy convencido, tal vez le diga cosas malas al verlo y lo aleje de su nuevo amigo .

- Por supuesto, puedes solo no entrar en la habitación por si acaso o si te hace sentir más seguro puedes quedarte esperando afuera, no voy a tardar mucho - .

Tan rápido como el azabache terminó de hablar, el albino tomó su mano y se levantó mientras movía su cola contento - ¡Vamos!

Y así, ambos chicos caminaron mientras hablaban y se hacían más amigos.

Al llegar al destino del azabache, el albino prefirió quedarse afuera esperando y como había dicho, el joven no demoró mucho ahí. El sol seguía alto así que prefirieron seguir caminando y hablando para conocerse más. Reían, jugaban, hacían bromas, entraban más en confianza pero ninguno se daba cuenta de aquellas manos entrelazadas.

Al cabo de unos minutos un grito los alertó, era un grito femenino y muy familiar para el azabache, se subió a la espalda del albino por petición de este y empezó a correr rápidamente al lugar de dónde provino aquel grito.

- ¿Q-Que crees que sea? - Preguntó como pudo el albino mientras corría a toda velocidad.

- No lo sé, pero ese grito sonó como el de una amiga mía - Dijo algo serio. Cuando llegaron ninguno de los dos se creía lo que veían.

~~~ 🤍💙 ~~~
Solo diré dos cosas.

El cover de "kaibutsu" de Mafu y una canción de After the rain.
Me basé en eso para escribir esta historia.
Esto tendrá otra parte, porfavor esperenla.
No recuerdo bien el cuento de "Caperucita Roja" así que hice lo que pude.
Esto lleva siendo escrito desde finales de 2021.
Sin nada más que decir me despido.

Sa-yo-na-ra.

Cosas de UtaitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora