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Doy un pequeño salto en el asiento, aun un poco somnolienta pestañeo lentamente, para acostumbrarme a la luz que sale por aquel pequeño huequito de la ventanilla, volteo la cabeza para encontrarme la mirada burlona de Roger. Mi querido hermano menor; cuantas ganas de estrangularte tengo.

—¡¿Quieres que te mate, mocoso?!—Ladre, mirándolo con furia, ¿Cómo se atreve a despertarme de mi siesta?

—No, gracias—Respondió con simpleza—Solo te desperté para decirte, que hemos llegado.

Iba a decir algo, pero el muy idiota salió del coche, dejándome las palabras en la boca. Sali del coche en busca de mama, y la localice hablando con un hombre, alto, fornido, cabello negro e abundante por el cual estaban repartidas algunas canas, y no pasa desapercibido el color de sus ojos, negro. siempre me ha atraído el color negro. Me acerco a mama, y sonrió amablemente al hombre que me mira con curiosidad, mama me presenta de inmediato.

—¡Ay, Emily!—Chilla—El es Kyle, el hombre del que te he hablado—Sonrió, hacia mucho tiempo de que mama no sonreía, y eso me alegro, amaba a mi madre, como nada en el mundo, y después que papa murió, se cerro mucho; conmigo y con Roger. pero hace semanas hablaba con un tal hombre y se veía muy bien. 

—Un gusto, Emily—sonrió—Tu madre me hablo mucho de ti.

Joder, era muy guapo. Pero de esa belleza peligrosa, que sabes que atraerá problemas, ¿Cuántos años tendrá? les pondré unos 37. 

—Espero que cosas buenas.—mire a mama, cual mira embobada al adonis que tengo enfrente —Mama, ¿me permites hablar a solas con Kyle?

Hacia esto con todos los hombres que mama conocía, fue la promesa de papa. Mama como siempre lo entendió, y se marcho dejándonos y Kyle y a mi.

  —Bueno, veras esto raro.—Comencé—Pero...Iré al punto, como hagas daño a mi madre, o alguien de mi familia, te mato. ¿Entendiste?, no se si lo sabes pero mi madre ha pasado por mucho, al igual que yo e Roger.

Lo miro esperando que diga algo, pero solo me mira, escudriñándome como si fuera un libro, frunzo el ceño, estoy apunto de hablar, pero me interrumpe.

 —Prometo por mi vida, no hacer daño a tu madre, —Había un deje de diversión en sus palabras—, Asentí conforme, y comencé  a caminar hacia la enorme casa victoriana, sentí los pasos de Kyle detrás  de mi, no lo se pero ese hombre no me da buena espina. Deje de caminar al ver la enorme puerta roja sangre, arriba en el centro estaban unas argollas de hierro unidas a una cabeza de bronce, la cabeza era en forma cabra y unos cuernos salían de ella, sentí un escalofrió; y entonces abrí la puerta...

Nunca debí haber entrado...

Debí  alejarme cuando pude...

Nunca debimos entrar a ese pueblo...

Nunca debí conocerlos  


La cabañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora