#1 en el campo y en la cama de las fanáticas.
Ken Mason es el Mariscal de campo de los Bills de Cincinnati, jugador estrella de la NFL y el mejor pagado. Pero está a punto de perderlo todo lo que tiene por culpa de su vida de libertinaje.
Aventuras...
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Emilia
Sin dudar a dudas lo que hizo estaba fuera de estar bien, golpear a un paparazzi y además romper su cámara no era lo que debía hacer, estoy segura que eso es lo que yo debía evitar. Pero una parte de mí está feliz que que lo haya hecho.
Primer error.
Kenneth estaba molesto. Más que enfadado, muy furioso.
Apretaba de manera furiosa el volante del auto, las venas de sus manos se marcaban y su respiración era pesada, si, sin duda debe estar muy molesto.
Si Ken hubiera querido lastimar a ese periodista, podría haber reducido a ese bastardo a una pila de huesos rotos, he visto antiguos reportes de pelas con otras personas y jugadores, y siempre el que quedaba peor era su contrincante.
Y justamente ahora agradezco que no lo haya hecho, porque probablemente con esto el sería vetado de la liga por siempre.
Aunque no es como si estuviéramos a salvo, en cualquier momento el periodista iría a una estación de policía y va a imponer una demanda contra Ken y me llevaría entre los pies a mí, voy a ser despedida junto con el.
Su forma de manejar era furiosa también, evadiendo autos y pasándose altos. Al parecer, las leyes de tránsito no aplicaban para Kennet Mason.
No tenía idea de qué decir, así que decidí romper el silencio —¿Kennet?
—Lo que él dijo no estuvo bien— Murmuro molesto con el ceño fruncido
—Estoy acostumbrada a ese tipo de comentarios racistas, Ken— Suelto despreocupada— Ya no me afecta. Además, rompiste su cámara
—Tiene suerte que eso sea todo lo que rompí— Bufa molesto— Que me mande la factura y se la pagaré
—Bueno, mientras sea la factura y no una maldita demanda
—Me da igual
Apresuró el auto a más velocidad y se dirigió por la carretera. Pensé que se calmaría, pero a cada aceleraba más. Sabía que tenía un temperamento difícil, pero apretó sus nudillos en el volante hasta dejarlos blancos. ¿Estaba de verdad tan molesto en mi nombre?
¿Kenneth Mason preocupado por alguien más que él?
Sí claro, déjame me río.
No le pregunté a dónde íbamos, porque viendo que no sabía en donde me estaba quedando era obvio que me llevaba a su casa.
Conforme nos adentrábamos más a esa zona, podía darme cuenta que las casas valían millones, y los hombres dentro valían diez veces más que eso. Todas las casas eran enormes, probablemente aquí viven políticos, personas famosas y por supuesto jugadores.
La casa no era lo que esperaba sin dudas, estaba enrejada, era enorme y estaba envuelta por una piscina y un jardín enorme con árboles capaces de darle la privacidad que necesitaba. Entró al garaje con gran capacidad, sin problemas podrían entrar 6 autos, pero el solo tenía 4 espacios ocupados. Una enorme Toyota Tundra en color negro, una motocicleta BMW, un auto Mercedez Benz color plata, y un enorme Todoterreno color rojo.
