Capítulo 1

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La alarma sonó, ya eran las ocho. A las nueve entraba a trabajar. Tal vez no era mi trabajo soñado pero al menos me permitía pagar la renta de mi casa. Vivía en Brooklyn ya que no podía costearme algún departamento en Manhattan. Me levanté de la cama y busqué mis lentes que estaban dentro de su estuche para que no se rayen; los tomé y me los coloqué, esperé unos momentos antes que mi vista se aclare. Recogí mi cabello en un moño y caminé hacia el baño, a veces odiaba mi cabello... y otras veces lo amaba; pero siempre quise cambiarlo de color y nunca me animé... era de las que "seguía" las reglas.

Salí del baño y busqué entre la ropa del closet un skinny jean negro junto a una camiseta básica, mis compañeras solían ir vestidas como modelos mientras que yo solo usaba skinny jeans con converse blancas y camisetas básicas... siempre fui el tipo de persona que prefiere usar algo cómodo a estar sobre unos tacones y que luego me duelan los pues, pero había una explicación básica de porqué todas mis compañeras se vestían con faldas cortas entalladas y camisas pegadas al cuerpo, que básicamente haces un movimiento y el botón que da en el pecho sale volando: esa razón tiene nombre y apellido: James "Bucky" Barnes. Un cretino que creer tener a todas las mujeres a sus pies por tener ojos azules y una linda sonrisa. Oh, olvidé mencionarlo: trabajo para S.H.I.E.L.D en la parte de archivos, estoy alejada de los superhéroes y la acción pero eso no quiere decir conozca a algunos de ellos como al tal Bucky o a Sam con el que soy amiga; también conozco a Steve Rogers el cual no me agrada para nada. Aún no tuve el agrado de conocer a Tony Stark o a Stephen Strange.

Observé el reloj una vez más, 8:15 am era temprano y aún podía llegar a tiempo. Tomé mi chaqueta de cuero junto a mi mochila donde llevaba dinero, identificación y celular. Cogí el transporte público hasta el centro de Manhattan, a dos cuadras de Broadway se encontraban las oficinas que teníamos. Era un edificio normal por fuera, de siete u ocho pisos pero en el subsuelo estaba uno de los cuarteles generales y por eso a veces se veían superheroes por el complejo, apoyé mi pulgar en el aparato de la entrada el cual verificó mis datos y me permitió el acceso... el reloj de la entrada daba las 8:50 am, bien había llegado diez minutos antes. Saludé a las señoritas de recepción y caminé hacia el elevador, aunque me mareaba y algunas veces me provocaba claustrofobia prefería el elevador a subir seis pisos por escaleras; estaba por presionar el botón de mi piso cuando Sam Wilson, el famoso Falcon estaba en el edificio

—Buen día, señor Wilson— hablé seriamente

—Buenos días, señorita Reynolds —respondió de la misma manera, pero seguramente se estaba aguantando la risa—. Estúpida deja de llamarme señor Wilson— mencionó el hombre a mi lado ya con una sonrisa en sus labios, a su lado parecía una adolescente por mi altura

—¿Qué haces tan temprano aquí?— pregunté obviando si comentario anterior

—Necesito algunos archivos— comentó encogiéndose de hombros

—¿Quién los pidió?— cuestioné algo confundida ya que solo Nick Fury tenía ese "poder"

—Steve —soltó sin más el moreno, bufé sonoramente—. Sé que te molesta que Steve pida archivos pero ve el lado positivo... he venido yo y no Bucky— habló casi de inmediato y lo observé, las puertas se abrieron y dejaron ver a aquel hombre que Sam mencionó hacía pocos segundos

—Al parecer si dices su nombre aparece de la nada— dije mientras lo rodeaba para caminar hacia mi puesto de trabajo

—¡Qué ruda! —bromeó Bucky—. Sé que me extrañaste— agregó luego, me di vuelta para verlo y le enseñé el dedo de en medio mientras sonreía para luego cambiar mi semblante a uno completamente serio

—Que el resto quiera verte, no quiere decir que yo tenga los mismos deseos— mencioné entrando a mi cubículo

—Acepta que te gusto, muñeca— habló una vez más el hombre de ojos azules

Second chancesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora