Capítulo 9

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Amo la lluvia

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Amo la lluvia. Puedo pasar horas enteras observando el cielo llorar y escuchando la melodía que forman estás lágrimas al caer sobre alguna superficie, pero sin dudas, lo que más amo, es el aroma que desprende la tierra tras ser mojada. Eso me transmite paz inmediata. 

Una sensación que ahora mismo, añoro.

Observando como el cielo, acompañando mi estado de ánimo decaído, descarga su llanto sobre la ciudad, es imposible no preguntarme en qué momento mi vida se ha convertido en una tormenta, o al menos, en un montón de nubes oscuras que amenazan con terminar con la tranquilidad que me costó tanto conseguir.

Los problemas se han amontonado, uno a uno, sobre mi espalda. La tensión mi cuerpo y el insistente dolor de cabeza por no dormir como se debe, comienzan a causar efectos en mí, y no dejo de sentirme incómoda y estresada.

Las cosas con mi madre no han mejorado. Después de la conversación que tuvimos en la cocina de casa se ha mantenido alejada de mí. Me duele. Ella siempre ha sido un pilar importante en mi vida, mi guía y protectora. El hecho de que se niegue a apoyarme en algo tan importante para mí, me lastima.

Por otro lado, anoche llamó Zack. Cuando su nombre iluminó la pantalla de mi celular sentí una descarga de ansiedad atacarme, tanto que al contestar noté mis manos temblorosas. Para mi desgracia llamaba para preguntar por Margaret y avisar que los resultados estarán dentro de poco. No quiero sonar malagradecida, sé perfectamente que llamar solo para eso no es parte de su trabajo, pero mi prioridad ahora mismo es esa maldita prueba y el resultado, que podría cambiarme la vida de una manera radical.

También está Alexandre y aunque ahora mismo él es el menos preocupante de mis problemas, no puedo negar que anoche pasó por mi mente. Millie, a pesar de haberla convencido de no marcharse luce apagada y de algún modo en alerta. Es raro, pero logro percibirlo. Por suerte Jane se puso a trabajar en eso en cuanto salió ayer de mi oficina. Según me comentó, cuando hablamos en la noche, está buscando la forma legal de evitar la barbaridad que quiere cometer el pelinegro. Aún no se lo he dicho la rubita, quiero tener todo seguro para darle noticia.

Busco la hora en mi teléfono y maldigo al ver que casi es medio día. Tengo un montón de trabajo que hacer y no he adelantado ni siquiera una cuarta parte. Mi jefa quiere que contacte con no sé qué empresa de catering para el evento de un importante cliente. Tengo que revisar los últimos detalles de un evento de políticos que tendrá lugar la próxima semana y mi cita con Eloise Dupont está pendiente.

Expulso el aire de mis pulmones con fuerza, frustrada y a punto de explotarme la cabeza. Tengo que dejar de perder tiempo y ponerme manos a la obra.

Lo primero que hago es rebuscar entre el montón de papeles espaciados sobre la mesa, el que contiene el número de la empresa de catering. Podría mandar a Millicent a llamar, pero dado que es un encargo directo de mi jefa decido hacerlo yo misma.

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