Capítulo 21

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Christine me recibe en la puerta de la casa hogar casi media hora después, con el cabello recogido y una bata que cubre su ropa de dormir

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Christine me recibe en la puerta de la casa hogar casi media hora después, con el cabello recogido y una bata que cubre su ropa de dormir. A pesar de que me sonríe en cuanto me ve, puedo ver en sus ojos el cúmulo de cansancio.

—Buenas noches, Chris.

—Hola Hizzie. —Me saluda brevemente y vuelve a entrar en la casa seguida por mí.

Margaret me espera sentada en uno de los sillones, con un pijama tipo mono puesta, rosada y con estampado de patas de gatitos, luciendo realmente adorable. En cuanto me ve, muestra sus pequeños dientes en una alegre sonrisa que me hace reír también.

—Hola, pequeña —voy hasta ella y la alzo en mis brazos, sintiendo el calor que emana su pequeño cuerpo y la pego contra mi pecho.

—Hola mami—dice, muy bajito y solo yo la escucho.

Con las piernas alrededor de mi cintura, sus manitos agarrando mi cuello y su cabecita apoyada en el espacio libre, me muevo alrededor de la estancia mientras Chris me ayuda con el bolso donde supongo guardó algo de ropa para mañana.

—Puedes traerla cuando quieras —anuncia mientras vamos de camino al auto, donde una muy obediente niña se queda en al asiento de atrás.

Tomo la mochila de unicornios y la dejo a su lado para luego ponerle el cinturón de seguridad y dejar un pequeño beso en su cabecita antes de cerrar la puerta y girarme en dirección a Christine.

—¿Podemos hacer una pequeña fiesta con los chicos? —pregunto, recordando parte de la plática que tuvimos el otro día donde prometí pasar el fin de semana con ellos. —Pensé en traer a los gemelos y a mi madre. Para no cargarlas tanto podemos comprar comida y hacemos un pequeño pícnic —añado después.

Mi idea de traer comida se basa en pizza, dulces y helados. Ella lo sabe y no dudo que acepte. A pesar de que se encarga de que la alimentación de cada uno de ellos sea lo más sana posible y evita la comida chatarra, de vez en cuando hace una excepción. Mañana será uno de esos días.

—Yo me encargaré de acomodarlo todo —dice, después de unos segundos en silencio y asiento complacida.

Creo que sería bueno para los chicos un día de juegos, sobre todo para Maggie.

—Bien, nosotras traeremos la comida y un par de juegos para ellos. Creo que después de almuerzo estaría bien, para que nos dé tiempo de preparar las cosas—aclaro, y tras acordar un par de detalles más me despido de ella y me adentro finalmente en el auto.

Maggie se mantiene en silencio, atenta a mis movimientos y le lanzo una sonrisa tranquilizadora cuando me pongo en marcha. De vez en cuando la miro por el espejo retrovisor, comprobando su estado y término sonriendo cuando la veo jugar con la muñeca que supongo ha sacado de la mochila.

No puedo evitar sentirme emocionada, sabiendo que dentro de muy poco, ella será mi compañera de viajes y eso me recuerda que debo ir de compras. Necesito ropa, zapatos, juguetes y todo lo que sea necesario para ella. También debo comprar una silla de seguridad, no es bueno que la niña se siente sola en asiento de atrás, aún es pequeña para poder hacerlo.

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