Katsuki Bakugo quedó en quiebra tras haber perdido a sus padres, buscando y buscando trabajo, lo rechazaban por su actitud explosiva.
En mitad de su andar en las calles, encontró un folleto donde se necesitaba Mayordomos y Maids, así que siguió la...
El chico de cabellos cenizos, se encontraba en la cocina preparando el café a su Amo, con los dientes rechinando de la frustración.
Pues no se acostumbraba al traje de trabajo y se sentía bastante humillado, ya que su atuendo consistía en un vestido de Maid y no un traje elegante como los demás.
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Resopló mientras acomodaba la taza con café en la bandeja junto a unas servilletas y un platillo con una medialuna.
Tomó la bandeja con una mano y salió de la cocina dirigiéndose al aposento de su Amo. Algunas Maids o sirvientas soltaban risilla al ver a un chico con su uniforme. Así ha sido todos los días de la semana.
Katsuki, maldecía en sus adentros por esta terrible humillación que sentía, no pudo evitar sonrojarse un poco de la vergüenza.
Al estar frente a la gran puerta, tocó tres veces y esperó la respuesta.
— Adelante, está abierto — se escuchó una serena voz detrás —
El oji-rubí abrió la puerta en ingresó a la gran habitación de su Amo, su vista se dirigió a donde se encontraba el Joven. Sentado en su cómoda silla cerca de la ventana, leyendo un libro.
Se acercó hasta dejar la bandeja sobre la mediana mesa que tenía en frente, dejó la taza con café junto con el platillo con la medialuna y la servilleta.
— Su desayuno, A-Amo. — dijo lo último entre dientes, pues no se acostumbraba aún —
— Muchas gracias, joven Bakugo — cerró el libro dejándolo en la mesa del frente — El traje le queda a la perfección— dió un suave sorbo a su café, observando al chico detalladamente —
Aquel comentario hizo volver aquel ligero tono carmesí en sus mejillas y apartar la vista con el ceño levemente fruncido. Cada día le comentaba lo mismo.
Una pequeña sonrisa se había dibujado en los labios del pecoso, dejando la taza con café sobre la mesa y tomó el platillo con medialuna.
— ¿Cómo le va con las demás Damiselas y los jóvenes? Joven Bakugo — preguntó mientras dió un mordisco a aquel trozo que traía en las manos esperando a su respuesta —