El viejo Joe estaba preocupado: Lo que había empezado como una pelea con un ladrón de vacas terminó siendo un asunto de seguridad planetaria. En toda la faz de Crisálida la gente que sabía lo que era una vaca estaba presenciando, a través de sus holovisores, cómo el campesino y un ser de aspecto extraño eran escoltados hacia la casa-cúpula-prostíbulo-granja de sustancias ilegales de El Líder.
El Líder era una de esas personas con las cuales nunca podías tratar un tema serio, en parte por su personalidad despreocupada… y en parte por la espesa nube alucinógena que era la atmosfera de la casa-cúpula-prostíbulo-granja de sustancias ilegales. Un hecho que, a pesar de ser alarmante, no lo hacía peor mandatario que sus antecesores, si no que lo hacía el segundo mejor líder que había tenido Crisálida en su historia. El mejor mandatario en la historia del planeta fue un cachorro de pastor alemán electo un día de los inocentes, que duró toda su vida en el cargo.
Al llegar a las grandes puertas de la cúpula, los guardias proporcionaron al campesino una mascara de gas, se pusieron las suyas y dejaron al ser extraño sin ninguna. Nadie se atrevía a decir ni una sola palabra.
Los guardias tocaron el timbre y una canción de rap comenzó a sonar. Luego de tres segundos, la puerta del edificio se abrió de par en par, dejando escapar ráfagas del gas no identificado. El ladrón de vacas quedó atontado, y sin perder tiempo expresó su fanatismo por los churrascos bien jugosos.
Entraron al edificio. A su izquierda se encontraban las granjas. A su derecha no se sabe, pero a juzgar por sonidos que se escuchaban, se podía inferir que detrás del humo denso como participante de reality show se encontraban los prostíbulos. A los guardias no le importaba, solo sabían que siguiendo el rastro de colillas llegarían hasta El Líder.
Joe no entendía nada: el ladrón de vacas estaba entonando una canción de hacía más de mil años, Bohemian Rhapsody. Aunque él no tenía idea de cuando era la canción, pues era un campesino y nada más.
Entre la bruma liberadora de mentes se divisaba una figura que portaba una corona de rastas dura como sueldo de albañil, un báculo con forma de cigarro ( que de hecho era fumable) y una cara de esas de las que quieres correr mientras ríes por lo bajo.
—¿Quieren una pitada? Esto es boldonilla—un hibrido entre el boldo y la manzanilla creado mediante ingeniería genética, que resultó ser un potente neurodepresor— de la buena— Al decir eso El Líder dio una larga y profunda pitada.
Los guardias observaban al hombre: a pesar de que estaban a solo un metro, el humo hacia difícil ver los detalles de su persona.
—Mismísimo y único Líder, traemos ante su eminencia a un visitante al que le gusta robar vacas—Le comunicó el guardia genérico numero uno.
El Líder dio otra pitada, lanzó la colilla del cigarro al suelo, sacó uno nuevo de su bolsillo y lo encendió con un dispositivo láser.
—No hay dilema brother, tenemos vacas de más—Respondió su eminencia, dando otra pitada. Nadie sabía si expiraba el humo, ya que no se podía ver entre la cantidad que había ya en el aire del lugar
—Señor, perdone esta insolencia…pero el visitante es un marciano—Acotó el viejo Joe.
—Marte no sustenta vida, humano demacrado—Dijo el alienígena, que movía su emplumada cabeza de un lado a otro—Vengo de apogeo.
—¿Apogeo? De que hablas brother, no hay un planeta llamado Apogeo… al menos cuando no estás fumado—Respondió El Líder, ignorando la apariencia de la extraña mezcla entre loro, pingüino y persona que tenía en frente.
Era un hecho bien sabido que El Líder ya tenia control total de su mente, pudiendo detener las alucinaciones causadas por la boldonilla cuando él quisiera.
—Apogeo siempre estuvo ahí, al otro lado del Sol, siempre alineado con esta roca. Nunca se puede ver desde aquí.
— ¿Y para que quieres mis vacas?— Preguntó Joe, rascándose la cabeza.
—Es más fácil robarlas de aquí que criarlas en Apogeo. Una cabeza de ganado vale mucho en mi planeta. Es el alimento más caro que hay.
—Robar de otros mundos es malo bro, podrías haberla comprado tranquilamente. Simplemente traías la droga más dura de tu mundo y la cambiabas por los churrascos que quisieras—Lo regañó El Líder—Tenemos reglas y hay que seguirlas.
—Los Bovinotraficantes nos ganamos la vida con esto. Aunque con lo barata que es la mano del creador podría contratar una nave de carga y cambiar una tornelada por algunas vacas.
—¿Eso de lo que hablas es algún tipo de droga? Si es así, me traes un poco y te levanto todos los cargos que esto te cause brother, acá, en la china y si quieres en Alfa Centauri.
—Las vacas son ilegales en Apogeo—Dijo el alienígena, pensativo—Pero si viene conmigo, puedo conseguirle una conferencia con el rey de mi planeta —Agregó.
—Si eso le consigue a Crisálida un nuevo tipo de droga, cuenta conmigo bro—El líder dio su aprobación. Acto seguido, hizo algo que nadie jamás hubiera imaginado — Visitante, te otorgo el permiso para llamarme por mi verdadero nombre: Lucrecio.
En toda la faz de Crisálida se escucharon jadeos de asombro. No podían creer lo que veían en el holograma: El Mismísimo le estaba otorgando a alguien un derecho que solo poseían su familia y los arboles de papaya.
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Las vacas van al cielo... y más allá.
Historia CortaHistoria para el concurso "Coliseo de letras" organizado en el grupo "Wattpaders" Crisálida tiene vacas. Apogeo tiene alucinógenos de potencia inimaginable. Las bovinas son una exquisitez de gran valor en Apogeo. Las cosas raras siempre tendrán un l...