Javiera la observo maravillada, sus ojos tenían un brillo abrumador, sus pómulos perlados y ruborizados le brindaban un espectáculo único, inclino la mirada y vio cómo su pecho subía y bajaba deleitándola, su cabello pelirrojo caía en cascadas sobre la cama, su boca entreabierta, la mirada cómplice, esos ojos verdes encendidos y la lluvia que caía estrepitosa la hacían espectadora de un cuadro maravilloso, con vida propia, una diosa inmortalizada en su memoria para siempre, se sintió nerviosa cuando los ojos de Flavia la escudriñaron como tratando de adivinar su próximo movimiento, se sintió bañada por esa mirada esperanzadora, anhelante.
Javiera se inclinó ligeramente hacia adelante, llevando ambas manos al rostro de Flavia, quien cerró los ojos y suspiro al contacto, repaso su frente, sus pómulos orgullosos, se paseó por sus labios expectantes, sintió como su aliento pesado le acariciaba la yema de los dedos, siguió dibujándola con las manos como si de un lienzo pulcro se tratara, llego hasta la fina línea de su mandíbula cuando Flavia irrumpió entre el sonido de la lluvia y sus respiraciones entrecortadas.
-Javiera... – Su voz era casi un susurroCáceres suspiro, su cuerpo se encendía con tan solo mirarla; Bajó las manos raudas y comenzó a desabrochar uno a uno los botones del abrigo Beige, descubriendo el vestido turquesa que asomaba con gracia, la sintió removerse soltando un quejido placentero, le miro la boca y supo que no podía más, no soportaba la distancia, su cuerpo la pedía a gritos, necesitaba sentirla. Se le disparo el corazón cuando poso ambas manos a los costados de la mirada entornada que la contemplaba recostada en la cama, deslizo su cuerpo y se sentó a horcajadas sobre la pelirroja, quien cerró los ojos emitiendo una mueca placentera, soltando un gemido ahogado mientras se mordía los labios, la mujer se contorneo debajo, levantando ligeramente la pelvis en un acto provocativo, Javiera pudo sentir el calor abrazador de sus caderas, la sentía ardiendo sobre la ropa, se inclinó y deposito un suave beso en su nariz, la escucho reír para sus adentros, su risa traviesa y seductora le atravesaron el cuerpo en oleadas. Con ligereza, la castaña deslizo la mano derecha por el cuello de Flavia, tomándola de la nuca, con la mano que tenía sobre el cobertor, le rodeo la espalda y la atrajo hacia a ella, sentándola sobre la cama, tenía sus labios a escasos milímetros, sentía como su aliento le rosaba la cara, la deseaba con la vida, se acercó un poco más a su boca, jugueteando, regalándole una sonrisa, sentía que iba a explotar, le hormigueaba la entrepiernas en un ardor palpitante, el pantalón ejercía una presión incomoda, hiso una mueca y acomodo las caderas, el placer le subió por el cuerpo mientras la mujer frente a ella se estremecía, la tomo de la barbilla, depositando un suave beso, lento y sonoro, la escucho gemir en su boca, mientras Javiera comenzaba a mover sus caderas con sutileza, ejerciendo una leve presión contra el cuerpo de la Sra. Betancourt, quien se debatía entre sus brazos. La castaña sintió los labios ardientes de Flavia, el aliento cálido le acaricio la lengua cuando la introdujo en su boca húmeda, sus labios carnosos le abrazaban, sus lenguas danzaban freneticas.
-Mmmmhhh mhhnn ahh... – Flavia gemía de una manera exquisita contra sus labiosEl vaivén de sus caderas le provocaba una electricidad única, un escozor húmedo le empapaba la ropa interior, se sentía mareada, su pelvis danzaba lentamente, a un ritmo enloquecedor, Flavia no se detenía bajo ella, su lengua hambrienta tampoco. Se separó de su boca con dificultad diciéndole con voz ronca y excitada
- ¿Te quedaras conmigo esta noche?..
La pelirroja le respondió sin detener la sinergia de sus caderas, haciendo desfallecer a la Inspectora.
-Si.... Si... Javiera – Mientras las manos grandes de Flavia le rodeaban con fuerza por la espalda
-Ah.... Flavia .... –La inspectora abrió la boca ahogando un gemido intentando detenerse –Para, un poco ... – Le suplico, la mujer estaba tan excitada que sentía como el orgasmo le rondaba el cuerpo, no podía con la mujer que tenía al frente, como podía ser tan dulce, a la vez tan intensa y erótica. Suspiro y volvió a hundirse en su boca, esta vez con un ímpetu envolvente, su lengua le acariciaba desesperada, deslizo las manos por sus hombros, los acaricio y lentamente comenzó a bajar el abrigo de la pelirroja para despojarla. Una vez que se deshizo de él, miro sus hombros desnudos y se percató de que Flavia no traía sostenes, solo una suave y delgada tela turquesa se interponía entre ella y el paraíso, la observo admirando cada detalle, bajo la vista, contemplo sus pechos firmes, sus pezones se translucían duros bajo la tela, se mordió los labios moldeándose a su cuerpo, hundiendo el rostro en su cuello, inhalando su aroma único y cautivante, la beso con desesperación, paseo sus labios ascendiendo por el lóbulo de su oreja, descendiendo peligrosamente por su clavícula, depositando apasionados besos por toda la extensión de su cuello, la estrecho con fuerza y pudo percibir como se estremecía soltando un gemido melodioso. La pelirroja la sorprendió cuando llevo sus manos por debajo de la polera y acaricio sus pechos desnudos, los cuales se estimularon al contacto, con delicadeza levanto la polera y se la saco dejándola al lado de la cama, sentía que el cuerpo le estorbaba, el placer la tenía completamente poseída, se sentía afiebrada, deliraba y ardía por ella, Flavia le devolvía una mirada profunda y felina. Cáceres deslizo las manos por su espalda, bajo el cierre del vestido con una lentitud empalagosa, la quería hacer sufrir; Mientras le besaba la comisura de los labios, Flavia la castigaba con su vaivén ensordecedor. La castaña le bajo el vestido a la altura del abdomen, dejándole el torso completamente desnudo, se separó de su boca y pudo apreciar su clavícula perfectamente esculpida, acompañada de pequeñas pequitas esparcidas por el pecho agitado, llevo sus manos al busto de la colorina contemplándola con devoción, rodeo la piel tersa de sus pechos dibujando círculos con la yema de los dedos hasta llegar a su areola, tensa al tacto, la escucho gemir cuando se detuvo y descendió a besar la punta de su pecho, envolviéndolo con los labios, succionando con delicadeza y haciendo pequeños círculos con su lengua, sentía como la zona se volvía más dura y como las caderas de Flavia presionaban desaforadas las suyas. Luego, le rodeo el cuerpo con los brazos, ahogo un gemido cuando advirtió el contacto de sus pechos desnudos contra los suyos, la abrazo con fuerza mientras se hundía en su boca, sus cálidas lenguas se entrelazaban en una danza espiral deseando cada vez más, sus dedos se deslizaron a ciegas por su abdomen y la sintió contener la respiración aferrándose a ella ardiente, descendió por la curva de su pelvis, se detuvo ahí y presiono ligeramente para sentir el movimiento en sus dedos, <Oh ...Flavia...> bajo hambrienta rosando sus muslos hasta llegar a la base de su vestido, lo arremango, deslizo sus dedos por la parte interior de sus muslos, que se abrieron para recibirla, masajeo lentamente, acariciándola, su piel tersa emanaba un calor impresionante, Javiera sintió que se rompía en mil pedazos cuando la colorina hundió el rostro en su cuello, sus labios entreabiertos jadeaban contra su piel desnuda y le erizaban cada centímetro del ser, un escalofrió le recorrió desde la nuca hasta la punta de los pies cuando gimió tensando el cuerpo, sus caderas se detuvieron y pudo sentir su corazón desbocado contra el suyo, en ese preciso momento Javiera deslizo un dedo por su entrepierna y roso su entrada con el dedo índice, estaba empapada, abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta que no estaba usando ropa interior. Flavia se contorneo suplicante emitiendo un gemido profundo, Javiera la atrajo hacia si aprisionándola con fuerza, haciéndola cautiva, el rango de movimiento de la mayor era muy limitado, la inspectora la tenía a su merced. La pelirroja se tensó pidiendo clemencia, quiso fundirse con ella cuando la mujer comenzó a lamer el lóbulo de su oreja, sus dedos la buscaron ansiosos, acaricio la carne húmeda con una lentitud abrumadora, rodeando su centro con la yema de los dedos, su textura suave y sensible la enloquecían, un intenso estremecimiento broto desde sus entrañas , la sentía arquearse y tensarse en oleadas exquisitas
-Javiera...-Musito suplicante acariciándole el oído con sus labios carnosos.La castaña se estaba tomando todo el tiempo del mundo para sentirla en su frágil intimidad, quería empaparse de ella, quería sentirse impregnada en su ser. Presiono su centro con el dedo pulgar mientras deslizo sus dedos índice y corazón por su entrada palpitante, se detuvo con malicia, apenas rosándola, su piel emanaba un calor intenso, envolvente que le embrujaban los sentidos, la pelvis de la mayor se meció rauda, como si tuviese vida propia y la carne le abrazo los dedos tensos, los cuales respondieron hundiéndose de forma exquisita en ella, en su humedad suave y embriagadora. Javiera se mordió la comisura de los labios cuando Flavia irrumpió avasalladora, comenzó a explorar su interior, la textura suave, húmeda y palpitante la invocaban en un ritual frenético y erótico, Flavia mecía las caderas cautivas de forma exquisita, la sintió debatirse buscando su boca deseosa, la beso con desesperación introduciendo su lengua voraz, explorando cada rincón de su boca, tomo aire alejándose a escasos centímetros y pudo advertir un hilillo de saliva que las mantenía unidas, mientras sus dedos exploraban maravillas..
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Sempiterno
FanfictionFlavia se debate entre la razón y el corazón. Su mundo se viene abajo y lucha constantemente para no derrumbarse mientras una mujer fuerte y decidida se presenta en su vida para demostrarle que todo puede cambiar si luchan juntas. Fanfic basado en...